La divisa estadounidense cerró la semana por debajo de los $ 16 y así se mantiene en los mismos valores que hace un año atrás. Qué frena una suba para ayudar a mejorar la competitividad que reclaman los exportadores.
Durante la última semana el dólar se movió por debajo de los $ 16 y así siguen en valores similares a los de hace un año atrás. Por ejemplo, el 29 de febrero de 2016 la divisa se negociaba en $ 15,90 para la venta, precio algo más alto al que se negoció en las ruedas de la semana que pasó con valores cercanos a $ 15,70. Estos precios en el mercado, para los inversores son “baratos”, pero para algunos sectores de la economía son preocupantes. Es así como en la city se refuerza la idea de que el dólar está atrasado.
“El dólar está atrasado y es necesario mejorar la competitividad. En tiempos de turbulencia financiera y en un mundo en donde no se sabe a dónde va Trump con sus políticas”, sostuvo Miguel Ponce, director del Centro de Estudios para el Comercio Exterior del Siglo XXI.
En este contexto, el también exgerente de la Cámara de Importadores remarcó que “es urgente poner en marcha un acuerdo de competitividad y en este contexto el atraso cambiario es uno de los puntos a modificar. Otro de los temas es la accesibilidad al crédito de las empresas, y mejorar las asimetrías en el tratamiento impositivo”.
Los exportadores muestran preocupación al respecto debido a que los costos internos, con una inflación que aún no se logró controlar, siguen aumentando en porcentajes muy superiores a los que lo hace el dólar.
“El dólar está muy atrasado. Esto es visible cuando en el trascurso de un año tenes una inflación del 40% y un tipo de cambio que casi no se movió y se encuentra en niveles similares a los del año pasado. El dólar no está evolucionando de la misma manera que la inflación”, afirmó Pablo Mingrone, analista de PR Cambios. En este sentido recordó que: “Las consultoras pronosticaban un dólar cercano a los $ 18 el año pasado para esta fecha y ahora recién ven ese precio para el 2018”.
Este panorama, con los precios actuales, es preocupante para los exportadores y distintos sectores industriales y nada hace pensar que se modifique en el corto plazo. Durante el primer semestre el dólar no mostrará saltos bruscos, salvo en casos circunstanciales. Pese a que algunos exportadores guarden la cosecha en silobolsas hasta encontrar precios más atractivos, una parte esa producción se liquida y es suficiente para que presione el precio del dólar durante los próximos seis meses.
Otro factor que presiona sobre la competitividad es la escalada del dólar en comparación con otras monedas de la región. Esto, por ejemplo, impacta sobre el Real de Brasil y afecta directamente en el intercambio comercial con nuestro principal socio.
“Hay que encarar una agenda de competitividad debido a las amenazas directas que hay con Trump en la presidencia, pero también por lo indirecto. Esto último tiene que ver con los sobre stock de productos de países como China o México que pueden volcarse en Sudamérica”, agregó Ponce en diálogo con Cronista.com.
“El primer semestre se presenta claramente con prevalencia de la parte vendedora del mostrador pero a eso se le suma que el Gobierno no ve al Banco Central como un operador del mercado para regular los precios”, subrayó Mingrone.
Elecciones
El factor político también mete la cola en el mercado de divisas y dificulta o enlentece una posible suba. Las elecciones del segundo semestre son un factor que influye para que el dólar no pegue un fuerte salto. A esto se suma que desde el Banco Central hay una decisión política en no intervenir activamente en las ruedas diarias y comprar divisas para quitar la sobreoferta que presiona a la baja el precio. Los meses que pasaron desde que asumió el macrismo así lo demuestran.
“En este año electoral es difícil que veamos modificaciones bruscas en el precio del dólar pero si, está atrasado. Un precio razonable sería que el valor en la argentina este a la par del tipo de cambio multilateral”, opinó Ponce.
En tanto, Mingrone cree que “el precio actual, más allá de la presión estacional a la baja por el fuerte ingreso de divisas, es una decisión política. Evidentemente cierra un dólar a los mismos valores que los del año pasado. Pero a los importadores no, debido a que la pauta salarial les aumentó un 40%, por ejemplo, pero siguen importando a los mismos valores del 2016”.
La semana pasada el presidente del Banco Provincia, Juan Curutchet, aseguró que al presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, “no le interesa el dólar como media antiinflacionaria” y remarcó que “comparte el tema que un dólar barato no ayuda”. Sin embargo aclaró que “no es tan fácil para el Gobierno consistentemente levantar el valor del dólar”.
Por su parte, para el vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, cuestionó los análisis que se hacen respecto al atraso del tipo de cambio real. “Qué poco se mira al mundo cuando en la Argentina se habla de tipo de cambio real”, criticó el economista a través de su siempre activa cuenta de Twitter.
Llach publicó un cuadro en el que compara el tipo de cambio real de varias monedas según el Banco de Pagos Internacionales (Bank for International Settlements –BIS-) de Basilea y en el que el peso está entre los devaluados y no entre los más apreciados.