Alta emisión y baja demanda de pesos, las razones estacionales que impulsarán al dólar libre en los próximos meses
El año financiero que se termina deja varios interrogantes para 2022, y uno de ellos es la expectativa de una fuerte corrección en el precio del dólar libre, que este 2021 perdió por unos 30 puntos con la inflación.
Sucede que la evolución de la divisa marginal en el recorrido del año acumula un incremento de precios de 22,6%, menos de la mitad de la tasa de inflación, en el 51 por ciento.
En cierto modo, el dólar “blue” se apegó al ritmo de incremento del tipo de cambio oficial, que a $102,60 este lunes, anotó una suba de 21,9% en 2021.
Sin embargo, en un análisis teórico, el dólar libre exhibe cierto retraso, dado que este tipo de cambio alternativo -aunque marginal desde una perspectiva macroeconómica- pues quedó rezagado detrás del movimiento general de precios, pero también si se toma en cuenta el crecimiento de las variables monetarias.
Desde que se impuso un rígido “cepo” cambiario, con tope de USD 200 mensual a la demanda privada el 28 de octubre de 2019, el dólar “blue” aumentó 128 pesos o un 169,5%, desde los $75,50 a los $203,50 para la venta de este lunes.
En el mismo lapso, la circulación monetaria (principal indicador de la Base Monetaria), compuesta por billetes y monedas en poder del público más pesos en cuentas a la vista creció 177,7%, desde los $923,5 millones a los $2,565 billones el 21 de diciembre.
Como en los dos últimos años se respetó esa correlación entre crecimiento de los “pesos en la calle” y el valor del dólar libre, este tipo de cambio paralelo debería costar ahora unos 210 pesos. Aunque la divergencia no es muy grande, una fuerte tensión inflacionaria en el verano le agregaría más presión y allanaría el camino a una suba del del dólar paralelo.
Inflación “caliente”
Según el INDEC, la inflación en noviembre tuvo una llamativa desaceleración, sustentada por la variación de productos estacionales. Pero la inflación “núcleo” siguió irreductible, en un 3,3% mensual y un 55,5% interanual.
“Cuando los precios se normalicen, la inflación retornará por encima del 3% mensual, a lo que se sumará la fuerte emisión monetaria que todavía no estamos viendo en precios, sino que se reflejará recién en los primeros meses de 2022. Dentro de este contexto, para diciembre, apuntamos a un guarismo del 3,4% a 3,5%, para cerrar el año con un piso del 50%”, dijo Emiliano Anselmi, analista de Portfolio Personal Inversiones.
“Ante el temprano desvío respecto de la meta oficial (29%) y los peligros de un mayor deterioro del poder de compra ante la aceleración inflacionaria en un contexto de año electoral, el Banco Central respondió modificando su estrategia cambiaria y transformó al tipo de cambio oficial en la principal ancla nominal de la economía para intentar contener la escalada de los precios”, sostuvo la consultora Ecolatina.
“La convergencia inflacionaria será uno de los eventos más importantes en 2022, ya que los bancos centrales, principalmente los de países desarrollados, cambiaron su postura frente a la temporalidad de la inflación”, prevé la correduría Balanz Capital.
Ausencia de reservas líquidas
La disminución de las reservas -con un Gobierno y un Banco Central que apuntan todos sus cañones a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional en el primer tramo de 2022-, también aportan un fundamento alcista a la suba del dólar que se transa por fuera del control de cambios.
Las reservas internacionales brutas del BCRA, próximas a los USD 39.000 millones, sondean su nivel mínimo de 2021. Pero al contabilizar las reservas netas, es decir aquellas que no tienen un pasivo como respaldo, se reducen a unos USD 3.500 millones, básicamente por la tenencia de oro y un mínimo remanente de los Derechos Especiales de Giro (DEG) aún activos tras el pago de unos USD 1.892 millones al organismo la semana pasada.
Es decir que los dólares contantes y sonantes (reservas líquidas) para intervenir en el mercado son prácticamente cero, para trazar otra señal de debilidad financiera que no ayuda a apaciguar las expectativas de devaluación.
La semana pasada, Goldman Sachs alertó en un informe que “el stock de reservas internacionales netas utilizables se está agotando peligrosamente, pero hay pocos indicios de que la política monetaria, cambiaria y de tipos de interés se desplazará hacia una senda más convencional”.
El 2022 arranca sin Presupuesto
También brillan por su ausencia las señales macroeconómicas, que son la principal “anclar” de las expectativas de los agentes de mercado. Todo indica que el 2022 transitará sin un Presupuesto aprobado, que obligará al presidente Alberto Fernández a administrar la distribución de los recursos por decreto.
El analista y asesor de negocios Salvador Di Stéfano señaló que “no tenemos posibilidad de un acuerdo con el FMI hasta febrero o marzo, la actividad se está cayendo, no hay ingreso de dólares grandes por exportaciones, pero lo más importante es que en enero y febrero cae la demanda de pesos y eso genera una corrida contra el dólar blue”.
“En sí mismo, el Presupuesto tiene cada vez menos relevancia macro porque desde hace años se tiende a subestimar los ingresos y gastos para poder asignar los ‘inesperados’ ingresos de manera discrecional”, explicó a Reuters Roberto Geretto, de Fundcorp.
No obstante, ”el rechazo del Presupuesto de Diputados puede implicar un giro contraproducente de cara al acuerdo del FMI. Sobre las tasas, las razones macroeconómicas para el aumento abarcan mayores incentivos para adelantar exportaciones para el complejo agroexportador y mayores tasas de interés reales para los depósitos en el sistema financiero”, indicó la consultora Delphos Investment en un reciente reporte de mercados.
“En 2022-23, se espera que la economía enfrente vientos en contra debido a la acumulación de desequilibrios macroeconómicos y financieros -inflación muy alta y arraigada y presiones cambiarias crecientes impulsadas en parte por la monetización recurrente de grandes déficits fiscales- y micro distorsiones crecientes y asignación ineficiente de recursos”, añadió Goldman Sachs.