El viernes, saltó 13 centavos con respecto al cierre previo y finalizó junio en $ 16,63, su mayor valor desde la salida de la convertibilidad. El contexto político electoral se sumó a los factores que propulsaron a la divisa al alza
El dólar batió varias veces su récord en junio y anotó su pico más alto histórico. El viernes, el mayorista saltó 13 centavos y cerró en $ 16,63. El minorista, por su parte, llegó a $ 16,88, según el promedio relevado por el Banco Central (BCRA). «A diferencia de los dos fines de mes pasados que el dólar mayorista bajó su cotización en el mercado de cambios (MULC), este mes subió sin parar desde el día 22 de junio pasado», señaló Fernando Izzo, de ABC Corredores de Cambios.
En efecto, la divisa había comenzado el mes con caídas y se vendía a $ 16,06 en el segmento mayorista, mientras cotizaba a $ 16,38 para los compradores minoristas. Sin embargo, en los últimos días de junio, con menor liquidación de divisas del agro y ruido político por el cierre de listas para las elecciones legislativas, el dólar recuperó terreno y rompió récord tras récord. En ese marco, el BCRA se mantuvo al margen del mercado cambiario y dejó de lado la política de acumulación de reservas que había comenzado en mayo.
En total, la depreciación del peso en el sexto mes del año llegó al 3,43%. Con ello, se licuaron las ganancias de quienes habían apostado a ganar un 25,5% anual con el carry trade de Lebac, ya que el retorno mensual de esa inversión ronda el 2%. «El rendimiento del dólar es un dato que inversores y ahorristas tomarán en cuenta para adoptar decisiones sobre la composición de su cartera de inversión», consideró Gustavo Quintana, de PR Corredores de Cambio.
Quantum Finanzas, de Daniel Marx, explicó que hubo factores económicos, financieros y políticos que se combinaron para lograr una oferta neta de divisas menor. No obstante, la consultora añadió una visión del contexto: «La discusión política reaviva el debate de la paridad cambiaria más allá de una presión de corto plazo con oferta neta de divisas positiva. Todo ello redunda en una mayor volatilidad. Esta conjunción de factores, a su vez, restringe en algo la oferta neta de divisas de origen financiero manifestada, entre otros, en los incentivos alrededor del llamado carry trade. Disminuye la fuerza que habíamos notado en la suscripción con divisas de títulos en pesos, a la vez que se buscan coberturas, reflejadas, entre otros, en la demanda por atesoramiento y turismo».
Sobre el cierre del último viernes, Gustavo Quintana manifestó: «La semana terminó con una suba del tipo de cambio de cuarenta y cinco centavos y medio respecto de los valores anotados en el final del viernes anterior, un ajuste semanal sólo superado por el experimentado en la tercera semana de mayo. Tal como se anticipaba, el tipo de cambio termina el primer semestre del año en el máximo histórico y sugiere el fin de un proceso de relativa estabilidad cambiaria que parece comienza a sentir los efectos que siempre se producen en períodos preelectorales».
En junio, el peso quedó segundo en el ranking de monedas de la región que más valor perdieron, ya que solamente el peso colombiano anotó una devaluación de 5,03%. El real, por su parte, perdió un 1,71% frente a la moneda estadounidense. En cambio, el peso mexicano, su par chileno y el sol peruano cerraron el sexto mes del año con apreciaciones de 2,79%, 1,26% y 0,89%.