Mientras que algunos inversores no están convencidos de que la operación les brindará algún beneficio, otros acreedores prefieren esperar, al menos hasta el año que viene, por el costo legal que implicaría hacerlo. Bajo esta estrategia, los acreedores obtendrían el valor del capital de su deuda más el interés corrido. En este sentido, los bonos Par -que mantienen su precio en torno a los u$s 50 desde que la Argentina entró en default – se perfilan como los más atractivos para acelerar
El incentivo de los acreedores para acelerar los pagos de sus bonos canjeados en 2005 y 2010 parece haber perdido fuerza, al menos por ahora.
A pesar de que los fondos de inversión extranjeros se estuvieron preparando para llevar a cabo esta operación una vez que la Argentina entrara en cesación de pagos, algunos decidieron postponer su concreción hasta el 2015 para evitar los costos legales de embarcarse en este plan, mientras que otros llegaron a la conclusión de que este plan no les generaría beneficio alguno.
“Creo que lo que cambió fue que los inversores se dieron cuenta que la debacle podría ser peor de lo que piensan si aceleran. La gran pregunta es si hay tenedores que solo tienen bonos Par, principalmente los de menores series, que estén dispuestos a jugársela. Al parecer hay algunos fondos, muy pocos pero con buena cantidad, que en 2015 lo harían, pero por ahora prefieren esperar por el costo legal que implicaría hacerlo”, dijeron en un fondo de inversión. En el mercado habría una clara separación entre los fondos extranjeros, que mantienen posiciones grandes de la deuda soberana, y un grupo de inversores en Argentina.
Los primeros consideran que la operación es arriesgada porque el proceso legal es complejo, no está claro cuándo podrán cobrar y además estiman que si la aceleración se extiende a muchos bonos, podría crearse una situación perjudicial para el país que impactaría inevitablemente en el precio de sus bonos.
Sin embargo, la idea de acelerar persiste como opción en un grupo de inversores nuevos en Argentina, que en caso de que el Gobierno no decida arreglar con los holdouts en 2015, podrían utilizar la aceleración como mecanismo de presión e incluso de demanda para un arreglo más favorable con el próximo Gobierno.
Bajo la estrategia de la aceleración, los acreedores obtienen el valor del capital de su deuda más el interés corrido. En este sentido, los bonos Par – que mantienen su precio en los u$s 50 desde que la Argentina entró en default – se mantienen en carrera como los activos para ser acelerados, ya que su precio en dólares los hace más atractivos para llevar a cabo esta operación. Los bonos Discount, en cambio, cotizan a un precio más alto, en torno a los u$s 84. La cláusula de cross default del contrato determina que ante un incumplimiento de deuda externa por más de u$s 30 millones, también se genera un evento de incumplimiento bajo ley extranjera.
Cuando se produce un evento de impago, un grupo de tenedores que logre reunir el 10% de los bonistas de cada serie puede pedir una asamblea al Bank of New York Mellon (BoNY) para alcanzar por mayoría el 25% de cada serie necesario para acelerar. En caso de reunir este porcentaje, los bonistas deberán comunicárselo al BoNY, que a su vez notificará a la Argentina y la deuda quedará acelerada en ese momento.
“El Bank of New York no ha sido removido del contrato, es por esto que la única forma contemplada para llevar a cabo la aceleración es que los bonistas se lo notifiquen a esta entidad. El Banco Nación no es elegible bajo los términos del identure, no tiene nada que ver con el contrato”, apuntó un abogado extranjero que sigue de cerca el caso, al ser consultado por el rol que cumpliría en este caso Nación Fideicomisos – el nuevo agente fiduciario que se ocupará de cumplir con los pagos a los bonistas en la Argentina.
Por otro lado, conviene tener en cuenta que la aceleración puede desactivarse en 60 días. La operación puede ser revertida por un 50% de los tenedores del capital total de la serie que deberán renunciar o anular la aceleración.