Temen una sequía como la que en 2018 puso en jaque al Gobierno de Mauricio Macri. Cuáles son las zonas más afectadas
En el Gobierno se encendieron las alertas por la situación climática adversa que está complicando a la actual campaña agrícola, la cual según las estimaciones privadas podría superar los 140 millones de toneladas de producción total y se estiman USD 38.400 millones de exportación, pero también afecta a otras producciones como la ganadería, lechería y economías regionales. Ayer hubo una reunión entre funcionarios para analizar la situación.
El ministro de Agrlcultura, Julián Domínguez, se trasladó al despacho en Casa Rosada del Jefe de Gabinete de ministros, Juan Manzur, con el propósito de solicitar una ampliación del fondo de emergencia para asistir a los productores y a los gobiernos provinciales que estén atravesando problemas por la sequía.
Las reservas, la oferta de divisas y toda la estabilidad del esquema cambiario pueden ponerse en juego si los sojadólares no son suficientes.
“Estamos en un monitoreo permanente, en contacto con los ministros de las provincias, haciendo una evaluación y un diagnóstico de la situación y del impacto del cambio climático sobre los distintos cultivos”, dijo Julián Domínguez en un comunicado tras la reunión. El Gobierno está “observando con preocupación la evolución de la zona núcleo”, admitió.
El funcionario, además, comentó que en el último semestre en algunas zonas hubo una disminución de hasta 200 milímetros de precipitaciones. Hay preocupación en los funcionarios nacionales sobre la marcha de la campaña agrícola, fundamentalmente en relación al maíz de primera, la soja, y la falta de disponibilidad de forraje o pasto para la ganadería en algunos lugares.
Lo cierto es que la sequía y las elevadas temperaturas que se están registrando por estos días, en lo que respecta a la campaña agrícola 2021/2022, tiene un fuerte impacto en el este de Córdoba, centro y sur de Santa Fe, norte de Buenos Aires y una buena parte de Entre Ríos. Así lo comentó a este medio, Esteban Copati, Jefe del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
A esto hay que agregar que en las últimas horas, productores de Misiones y Santiago del Estero también advirtieron sobre la difícil situación por la que atraviesan, donde no solamente está afectada la agricultura, sino también la ganadería y las economías regionales.
Hay que recordar que la falta de precipitaciones no es solamente una problemática en nuestro país, sino también a regional como en Brasil, Paraguay y Uruguay. Los analistas del mercado sostienen que actualmente, las principales dudas se están focalizando en el núcleo productivo de Argentina e importantes estados del Sur de Brasil, dado el predominio de altas temperaturas y pronósticos poco alentadores en materia de precipitaciones. Como para tener de referencia, dos Estados muy castigados como Río Grande do Sul y Paraná, en Brasil, aportan cerca del 30% de la producción total del país vecino.
Impacto en lo económico
Para el Analista de negocios Salvador Di Stefano, “la seca en términos económicos va a tener un impacto muy similar a la sequía de 2018″, y recordó que en aquella oportunidad se hicieron 38 millones de toneladas de soja y 26 millones de toneladas de maíz. “La actual sequía será más profunda en soja, por debajo de los 38 millones de toneladas, pero va a estar mucho más alta en materia de maíz. El mix nos va a dar un valor igual al 2018, y va a generar un faltante de dólares muy importante”, agregó.
El especialista, apuntó que en relación a los pesos, el Gobierno ya recaudó todas las retenciones de trigo, y la mitad de lo que pensaba recaudar en maíz. “Ambas recaudaciones se las gastó, con lo cual ahí vamos a tener un problema fiscal que tenemos que sumarlo al problema de faltante de dólares en la economía”, explicó Salvador Di Stefano, en diálogo con este medio.
También mencionó que “dos secas en el campo son sinónimo de un problema muy grave y que su recuperación será muy lenta, que derivará en concursos preventivos, porque mucha gente no va a poder pagar sus deudas, y afectará el mercado de alquileres de campos. Se van a necesitar dos o tres campañas agrícolas para poder volver a recuperar el capital necesario para tener una buena performance”.
Campaña local
Volviendo a la realidad agrícola de la Argentina, según Esteban Copati el principal cultivo afectado es el maíz, con un importante deterioro que se viene registrando en las condiciones hídricas, y con la expectativa de que la problemática comience a transitar un camino de mejora a partir que se concreten los pronósticos de precipitaciones para el lunes que viene y que podrían durar varios días, y luego derivar en una disminución de las temperaturas. “Si bien el panorama es muy complejo, estamos en una misma situación que la campaña pasada a esta misma época del año, donde luego con las lluvias de otoño se consiguió una buena cosecha de maíz y con importantes rendimientos”, dijo el especialista de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
“Las lluvias de la semana que viene podrían ponerle un freno a la caída y provocar mejoras en las siembras tardías y compensar las pérdidas que se han generado”, agregó. Además, explicó que la entidad a la que representa, volverá a plantear el escenario de estimaciones de producción una vez que finalicen las tareas de siembra, que en el caso de la soja y el maíz sería a fines de enero y principio del mes próximo. Sin embargo, desde la Bolsa de Comercio de Rosario advirtieron que en maíz se podría registrar una caída de producción, que estaba proyectada en 57,10 millones de toneladas. La entidad, días atrás, pronosticó para la actual campaña una cosecha total de 144,5 millones de toneladas y un ingreso de divisas de la exportación por 38.400 millones de dólares.
En el caso de la soja, Copati sostuvo que la oleaginosa no está atravesando etapas críticas, y cuenta con más tiempo para administrar la caída, como consecuencia de la condición climática que azota a la campaña. Y habrá que estar atentos a si se puede cumplir o no la proyección de siembra de 16,5 millones de hectáreas, ya que mucha soja de segunda tiene su ventana de siembra pasada.