Apuntan a reactivar la industria automotriz. También a fomentar proyectos energéticos y petroleros. Financian a siete años, con los primeros tres de gracia, a una tasa fija del 14%
El Ministerio de Economía comenzó a recibir los proyectos para el plan Fondear, en el marco del cual el gobierno destinará $ 10.000 millones en créditos subsidiados, que son administrados por Nación Fideicomisos, que se encarga de evaluar y motorizar los proyectos.
La línea de inversión productiva brinda una tasa del 14% para pymes, a un plazo máximo de siete años, con los primeros tres de gracia. Hay otra línea de capital de trabajo incremental, con tasa del 19% a tres años, con el primero de gracia.
También se pueden tomar las líneas de prefinanciación de exportaciones por un año, con los primeros tres meses de gracia, a una tasa de 4,5%. Por último, se encuentra la postfinanciación de exportaciones a siete años, a una tasa del 1,5%.
“El gobierno puede utilizar este plan antidefault como salvataje para empresas en problemas, como el caso de la imprenta Donnelley, para evitar 400 despidos”, revela una fuente conocedora del tema.
“El tema es que ya hay $ 8.000 millones de proyectos que estaban bookeados para el plan del Bicentenario, cuyo problema era que el riesgo del crédito lo asumía el banco, que no ganaba nada, ya que recibía los fondos del Nación a la misma tasa que debía prestar. Por eso los bancos privados lo retaceaban. Lo daban únicamente como moneda de cambio si una empresa les entregaba toda su plantilla de plan sueldo y les daba las operaciones de Comercio Exterior, por ejemplo”, comentan.
“Ahora lo requerirán automotrices para ampliar la planta y grandes proyectos petroleros y energéticos ligados a Vaca Muerta”, detalla otra fuente involucrada con la operatoria.
Fernando Garabato, socio de Finanzas Corporativas de BDO, reconoce que hoy el gran problema es el capital de trabajo: “Necesitás más plata que antes, aunque vendas lo mismo, porque la cadena de pagos se deterioró y demoran más en pagarte; además, hay un incremento de precios por inflación. El inconveniente, por lo tanto, pasa a ser el de financiar el stock y los serios problemas de cobranzas, que lleva a que muchas empresas no bajen la mercadería si antes no les cancelan la factura anterior. La realidad es que se tiene que insistir mucho a los clientes para que paguen”.