El objetivo es dejar de vender reservas hasta las elecciones, pero pagando un alto costo. Podrían acentuarse los problemas de oferta y se aceleraría la inflación
Las importaciones venían siendo el blanco del Banco Central desde el mes pasado, en un esfuerzo por suavizar la fuerte demanda de divisas por parte del mercado. Ahora esas medidas fueron todavía más a fondo, lo que podría traducirse en más faltantes de productos, algo que ya venía siendo bastante notorio en artículos deportivos –como pelotitas de tenis–, calzado, repuesto de autos –espejos retrovisores y otros–, muebles, neumáticos para autos de alta gama y computadoras, por mencionar algunos rubros.
Las medidas del BCRA se complementaron con otras de las Comisión Nacional de Valores, que restringieron todavía más la operatoria en el mercado de bonos, con el objetivo de evitar que se siga disparando el “contado con liquidación”. Pero sobre todo lo que se busca es reducir la pérdida de reservas, ya que la caída acumulada desde fines de agosto viene mostrando una dinámica insostenible. En definitiva, el cepo cambiario se vuelve cada vez más restrictivo, algo que viene siendo una constante desde que Alberto Fernández asumió la presidencia en diciembre de 2019.
La preocupación del titular del Central, Miguel Pesce, es cómo llegará la entidad a las elecciones legislativas y cuál es el nivel de reservas líquidas disponibles para salir a defender una determinada paridad cambiaria. Una situación de demasiada debilidad puede hacer complicada la salida gradual del actual esquema de suba casi imperceptible del dólar oficial (sólo 1% por mes).
La modificación establecida por el BCRA está relacionada con el mecanismo de “pagos anticipados” de algunas importaciones, que este mes se deberán realizar a partir del “despacho a plaza”. Al mismo tiempo se aclaró que la medida afecta a las importaciones que tengan un valor mayor del que se ha ingresado. La disposición afecta un volumen significativo, cercano al 13% del total, y estará vigente hasta el 31 de octubre. “Se buscan equilibrar los pagos con los bienes ingresados al país”, dijeron.
“El Central detectó que se vienen registrando pagos por un valor superior al despacho de mercadería en plaza”. El volumen fue creciendo mes a mes hasta ampliarse notablemente en agosto: salieron pagos por USD 6.200 millones pero el ingresos de bienes fue de USD 5.400 millones, una diferencia de casi USD 800 millones. En septiembre esa diferencia fue de otros USD 400 millones.
Básicamente, lo que venían haciendo los importadores era apurarse a pagar. ¿Con qué objetivo? Asegurarse el tipo de cambio oficial al precio planchado que mantiene el BCRA. Las empresas tienen claro que esto perdurará no más allá de las elecciones legislativas, por lo que procuran apurar todo lo que pueden el acceso a dólares para así acceder a un tipo de cambio inferior a los 100 pesos.
Este tipo de maniobra especulativa está relacionada además con el aumento de la brecha cambiaria, que aumenta las expectativas de devaluación. Con un tipo de cambio financiero a $ 190, quienes importan quienes acceder a todos los dólares oficiales posibles, mientras que los exportadores se resisten a liquidar divisas a un tipo de cambio que no refleja en absoluto el verdadero valor de la divisa.
Queda el signo de pregunta respecto a qué sucederá luego de fin de mes. Todo dependerá de cómo sigue el balance cambiario y si efectivamente el Central consiguió frenar el drenaje de reservas para ese momento. De lo contrario, las importaciones seguirán pisadas.
El economista Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria Consultores, indicó que “las reservas vienen cayendo a un ritmo de USD 80 millones por día. De sostenerse esta dinámica llegaríamos con un stock de apenas USD 3.600 millones. En diciembre ha pago al FMI, por lo que podría caer a menos de USD 2.000 millones, mínimo de la gestión actual”. Se refiere al nivel de reservas netas.
Al restringir en buena medida el acceso a importaciones, se supone que el Central conseguirá estabilizar de emergencia el mercado cambiario pero asumiendo un alto costo. Los problemas de oferta de productos se podrían agudizar y eso aceleraría la inflación.