La intención es atravesar el año electoral sin perder reservas. La principal alternativa es una nueva emisión del Bonar 2024, pero también miran a China
El Gobierno planea una nueva emisión de deuda para cubrir el principal compromiso financiero del año: el pago del Boden 2015, por unos u$s 6000 millones, afirmó a El Cronista una fuente oficial al tanto de la operación.
Si bien no sería exactamente un canje como el fallido intento de diciembre último, la opción que más resuena en el Ejecutivo para saldar esos u$s 6000 millones entre capital e intereses que vencen en octubre es conseguir dinero en el mercado con la ampliación del Bonar 2024, el bono con el que se pagó la indemnización a Repsol tras la estatización del 51% de YPF.
La nueva emisión de títulos Bonar 2024 serviría para pagar los Boden, que vencen en octubre, sin afectar el nivel de reservas, que ayer cerraron en u$s 31.389 millones.
El Ministerio de Economía y el Banco Central –en sincronía desde que Alejandro Vanoli sustituyó a Juan Carlos Fábrega– apuestan a terminar 2015 con una cantidad de reservas similar a la actual.
En el Ejecutivo razonan que casi todos los títulos Boden están en poder de inversores institucionales. Y hasta el cambio de Gobierno y el eventual ingreso de una administración más amiga de los mercados jugaría a favor, con inversores dispuestos a reposicionarse de cara al próximo mandato. El Bonar 24 ronda hoy los u$s 97 por cada lámina de 100 y rinde 10%.
Como ya es habitual, el kirchnerismo no convalidará un interés de dos dígitos. Pero un rendimiento de 9% a nueve años sigue siendo algo raro de ver en el mundo actual.
La conducción económica sigue de cerca la volatilidad global y entiende que es el único factor que podría obstaculizar la colocación del bono. Atribuyeron a ese contexto el fracaso del canje de Boden 2015 de diciembre último (presentado como exitoso), cuando sólo el 2% de los tenedores aceptó cambiar esos papeles por Bonar 2024. Y celebra, como señal de fortaleza, el buen nivel de precios de la deuda local a pesar del default de los bonos Discout, Par y Global y de los problemas económicos, domésticos y externos.
En caso de que el contexto no ayude, el ministro de Economía, Axel Kicillof, acudirá al financiamiento chino. Hasta el momento, el Banco Central usó u$s 3.114 millones del swap con su par de China, por u$s 11.000 millones. Las autoridades descartan, por el momento, ampliar el swap, pero consideran que podrían hacerlo más adelante de ser necesario. «En función del intercambio comercial, ampliarlo sería lógico», afirmó una fuente oficial consultada.
Con el intercambio de divisas ya operativo, entienden que la ampliación consistiría apenas en «cambiar una cláusula del contrato», aunque desconfían de las condiciones que pudiera poner China para negociarlo. Se trata de financiamiento a un año de plazo, por lo que la solución de fondo quedaría aquí para la próxima administración.
Al despejar el Boden 2015 del panorama financiero, Economía podrá cerrar el año sin negociar con los fondos buitre. Kicillof hizo pública la oferta post RUFO: repetir el pago de los canjes 2005 y 2010. Los holdouts están dispuestos a aceptar bonos, pero no a resignar el 100% de la sentencia más los intereses. En el Gobierno entienden que depende de Paul Singer y compañía que se inicien tratativas, pero sospechan que los litigantes ya apuestan a cerrar el entuerto con el gobierno que suceda al kirchnerismo.