La subasta de deuda en pesos estuvo dentro de lo esperado y dejó una enorme proporción de la deuda indexada por el costo de vida que, si se mantuviera en los niveles actuales, equivaldría a pagar una tasa de más de 45% anual
La primera de las dos noticias que aguardaba el mercado se conoció antes del cierre y redujo presiones. Saber que la inflación de mayo fue de 3,3% por debajo de lo que esperaban los analistas -más cerca a 4%- revirtió la tendencia a la baja de la Bolsa y dejó al “blue”, que había cerrado en $163, en $161 para las operaciones del día siguiente.
La otra noticia, que llegó después del cierre del mercado, fue el resultado de la licitación, estuvo dentro de lo esperado y no es lo mejor para el futuro porque dejó una enorme proporción de la deuda indexada por el costo de vida que, si se mantuviera en los niveles actuales, equivaldría a pagar una tasa de más de 45% anual.
Pero como para el Gobierno el mañana es hoy, porque es un año electoral, no importó el detalle. Apuestan a que la inflación bajará. El tema es que en la compra de los que eligieron los títulos indexados participaron bancos que los canjearon por Leliq del Banco Central. Esos bonos que les dio la autoridad monetaria, ahora pasaron a ser Boncer del Tesoro y aunque la posibilidad es lejana, siempre en el destino de cualquier título soberano, existe la posibilidad de reperfilarlos, como se llama a un default maquillado. En la gestión de Mauricio Macri, a fines de agosto de 2019, tras la derrota en las PASO, se pospusieron los vencimientos de los títulos más cortos por un monto de $ 100 mil millones.
Yendo más atrás, en la gestión de Néstor Kirchner, ante el aumento de la inflación y la suba de los bonos indexados de largo plazo que nacieron con el canje de la deuda, el 27 de enero de 2007 se intervino el Indec y la inflación bajó automáticamente a la mitad (10% anual) por la manipulación de los índices y el Discount bajó de $ 152 a $ 48 en corto tiempo.
En esta licitación, donde se quería recaudar dinero para los vencimientos de este mes y para atenuar los vencimientos de julio, se canjeó una parte del Boncer TC21 que obligaba a desembolsar $ 300 mil millones. Las ofertas por este bono provinieron en su mayoría de la Anses que desde hace tiempo está retirando sus capitales de los fondos de inversión. Es decir, ya no es inversor sino acreedor del Estado. El organismo que maneja el Fondo de Garantía de los jubilados, canjeó $ 150 mil millones por otros bonos indexados que vencen en 2022 y 2023. El resto de las ofertas, $ 38.348 millones, fueron de inversores institucionales, entre ellos bancos y compañías de seguro. Después de este resultado, la deuda de julio se redujo a $ 105 mil millones.
Para los vencimientos de junio, se consiguieron $ 65.593 millones con lo que tienen cubierto el mes porque de la deuda de $ 250 mil millones, $ 200 mil millones son del sector privado y el resto de la Anses. Al conseguirse esta cantidad y al tener un fondeo de la primera licitación de $160.000 millones se puede afirmar que la deuda de junio está resuelta cuando faltan 14 días para que termine el mes.
Pero en este tramo de la licitación, el mercado volvió a mostrar que lo único que le interesa son las Lecer, letras indexadas por el CER, que captaron 82% de esos fondos, es decir $ 50 mil millones. De hecho, inician su camino con una ganancia de 3,2% que es la inflación de mayo. Acá, los bancos fueron los mayores demandantes de Letras que vencen en marzo y mayo de 2022.
El Gobierno está jugando una ficha de riesgo porque esta jugada sirve si logra bajar la inflación en los meses siguientes. Si sigue esta tendencia, la deuda que se acumulará puede generar más inflación. El mercado, por lo pronto, al comprar estos bonos a largo plazo apuesta a que la inflación será creciente. El riesgo es que, si no pueden bajarla con los mecanismos de mercado, acudan a otras medidas similares a las del pasado que dejaron heridos y contusos. El triunfo presente, es que se redujo la presión para emitir pesos en estos meses.
Según Federico Furiase, economista de Anker Latinoamérica y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, “se ganó aire para los vencimientos de junio, julio y agosto. Ese aire es consecuencia de la participación de los bancos que están desarmando pases pasivos (Leliq) para entrar a los Bonos del Tesoro de la curva CER y utilizarlos como encajes remunerados y por el canje del TC21, que vence en julio, que estaba en poder del sector público. Pero atención que ese aire es momentáneo, porque setiembre es clave: allí los vencimientos suman $ 450.000 millones”. En otras palabras, setiembre equivale a dos meses de los vencimientos actuales. El tiempo para bajar la inflación es corto.
Los bonos indexados que cotizan en el mercado secundario tuvieron una caída de hasta 0,50% por la menor inflación de mayo. En tanto, la buena noticia del costo de vida, hizo que las acciones terminaran en terreno positivo. En la Bolsa se negociaron $ $ 1.191 millones lo que significa que no todos estuvieron dispuestos a tomar ganancias. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, que estuvo en gran parte de la rueda en baja, logró revertir la tendencia a una hora del final y cerró con un aumento de 0,85%. Los papeles más favorecidos fueron Transportadora Gas del Norte (+3,89%), Banco Macro (+2,52%) y Grupo Galicia (+2,30%).
Los ADR’s -certificados de tenencias de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- operaron $ 1.824 millones. Los certificados argentinos tuvieron una rueda mixta en Wall Street y el Nasdaq. Mercado Libre lideró las subas con 1,60%, seguido de Grupo Financiero Galicia con 1,49%. Entre las caídas se destacaron las de Ternium (-4,26%) e IRSA Propiedades Comerciales (-2,84%).
En tanto, en el mercado de dólares financieros, el Banco Central reapareció después de largo tiempo. Si bien el lunes había intervenido con pocos recursos sobre el final de la rueda, esta vez lo hizo desde el principio. De hecho, los negocios en el bono AL30C que utiliza para controlar el precio, aumentaron el monto de negocios de USD 1 millón nominales diarios a USD 11,5 millones, que equivalen a USD 4,2 millones en efectivo.
Pese al movimiento, el dólar MEP aumentó 47 centavos a $ 159,19, pero lograron que el dólar contado con liquidación cierre con un retroceso de 17 centavos en $ 164,08. Según un operador “los muchachos de la mesa del Central recibieron la orden de que el dólar no arruine el festejo de una inflación menor a la que esperaban”. En las operaciones entre mesas de dinero, que es el valor que le importa al mercado, no les fue tan bien como en la plaza del cepo. Allí el MEP aumentó $ 1,10 a $ 159,9 y el contado con liquidación, 50 centavos a $ 165,73.
En la plaza mayorista, donde se operaron USD 295 millones, el dólar subió apenas 2 centavos a $ 95,32. El BCRA compró USD 90 millones, pero las reservas subieron solo USD 25 millones a 42.691 millones por la caída del oro y de las monedas que integran las reservas ante el avance del dólar en el mundo.
Justamente, las malas noticias que llegaron desde Estados Unidos sobre la inflación y el comunicado de la Reserva Federal, hicieron que la incipiente alza de los bonos de la deuda con ley extranjera, se detuviera. De esta manera, el riesgo país bajó 12 unidades a 1.476 puntos básicos. Para hoy se espera que vuelva la calma a los mercados, en particular en la plaza de los dólares financieros. El Central no dudará en intervenir ante cualquier intento de suba. El movimiento de las acciones y los bonos de la deuda, serán los jueces de los sucesos de ayer.