El Estado aumentó fuerte el volumen de combustible que se puede comprar del exterior sin tributar. Además de gas, ahora hay un gran déficit en nafta
Son muchos los indicadores que ya vuelven indisimulable el creciente déficit energético que está sacudiendo las arcas públicas que maneja el kirchnerismo. En sus estimaciones, el propio Gobierno lo está reconociendo de manera más categórica. En el Presupuesto proyectado para 2014, y que ya obtuvo media sanción en Diputados, el oficialismo prevé importar 5 veces más en naftas de lo que había estimado para este año, sin el correspondiente Impuesto sobre Combustibles (ITC) y el Fondo Hídrico de Infraestructura (IFHI).
En el artículo 38 del proyecto se autoriza a comprar del exterior para naftas desgravadas un volumen máximo de 1 millón de metros cúbicos el año que viene, que puede ser ampliado en hasta un 20%. El cupo es poderosamente más elevado que el que habilitó el Congreso el año pasado para 2013, cuando estableció un tope de 200.000 metros cúbicos. El aumento (aún con un presupuesto cuestionado) implica un blanqueo oficial de un firme déficit en la producción de combustibles pero además significa un fenómeno nuevo y un cambio importante en el esquema de comercio exterior argentino. Con estos números, la Argentina se está convirtiendo en un fuerte exportador de petróleo.
Hasta el momento –y a partir de 2010 cuando la pérdida de autoabastecimiento energético ya era un hecho–, el país compraba en el extranjero mucho más cupos de gas natural y el volumen de naftas exento era mucho menor o casi nulo. Mientras que en el Presupuesto 2013, para este combustible se anotó una totalidad de 200.000 metros cúbicos, en los números que fueron proyectados para el 2012 la importación sin impuestos sólo fue prevista para Gas Oil y Diesel Oil. En los tres últimas Leyes fueron planeados unos 7 millones de metros cúbicos para estos dos productos en conjunto (también ampliables en un 20%). Pero la falta de oferta para cubrir la gradual demanda obliga al Gobierno y al mercado a necesitar de vendedores internacionales. Las cifras oficiales del primer semestre del año también lo demuestran: de enero a julio se importaron en naftas desgravadas 343 millones de litros, 290 más que en todo el año anterior y 200 por encima de 2011. El mayor volumen corresponde a la premium (de mayor octanaje), que lleva totalizada 247 millones de litros, mientras que el resto es de súper.
Importar combustibles sin tributar conlleva un gasto adicional, que es el dinero que dejará de percibir el Estado estableciendo la exención de estos impuestos. Según cálculos publicados en Carta Energética, una publicación especializada que elabora el equipo del ex secretario de Energía, Daniel Montamat, “el costo fiscal por importar gasoil en todo 2012 fue de $ 1.130 millones de impuestos, mientras que en el primer semestre de 2013 ese costo fue de $ 830 millones, previendo un total de $ 1.600 millones para todo el año”. Por otra parte, en lo que respecta a las naftas, calcularon que “entre enero y julio de 2013 el costo fiscal fue de $ 355 millones, con una estimación de al menos $ 700 millones para diciembre de 2013”. El Presupuesto, no obstante, no discrimina estos gastos por importaciones. Sí, en cambio, detalla un gasto tributario para 2014 por otros impuestos sobre los combustibles de $ 4.161 millones.
El agujero en la producción (3,4% en petróleo y 7% en gas en el primer semestre del año) elevó las previsiones del mercado sobre el costo que tendrá que pagar en 2014 por importar energía.