A medida que se acercan las PASO crece la presión del público y empresas para dolarizarse. El Gobierno busca ganar tiempo hasta pasar las primarias, evitando un mayor aumento de la brecha
A solo siete días hábiles de distancia para las PASO, el objetivo que se impuso Sergio Massa es evitar cualquier sorpresa por el lado del mercado cambiario, sobre todo luego que el lunes el dólar libre sorprendiera con una suba de 10 pesos, hasta los $ 560. Un aumento de la brecha en estos momentos implicaría más incertidumbre y un posible impacto negativo para su candidatura en las primarias.
La “artillería” de las últimas horas apuntó a todos los frentes de manera simultánea. Ayer se conocieron varios allanamientos a “cuevas” para frenar la operatoria de dólar libre. Y a la tarde se sumó una resolución de la Comisión Nacional de Valores que también impuso nuevas restricciones a la compra y venta de bonos dolarizados, que es la manera que tienen las empresas con pesos que buscan cobertura cambiaria antes de las elecciones.
El organismo dispuso que no se pueden adquirir estos títulos en contado inmediato o 24 horas si cualquiera de esos bonos fue vendidos en plazos de 48 horas. Se trata de una trata de un cepo más en la negociación bursátil para complicar esas operaciones para hacer arbitrajes.
El Banco Central también estuvo interviniendo con montos significativos para mantener a raya el dólar MEP y el “contado con liquidación”. Informes de sociedades de Bolsa dieron cuenta en las últimas horas del significativo volumen dedicado a evitar que las cotizaciones mantengan su tendencia alcista. La intervención coincide con los intentos por aplacar la suba del dólar libre, que pasó de niveles de $520 a mediados del mes pasado a $550, para saltar a $560 en el arranque de agosto.
Al mismo tiempo, el cepo a las importaciones también se endureció significativamente, con el propósito de vender la menor cantidad de divisas posibles a través del mercado oficial de cambios.
Desde la Unión Industrial Argentina (UIA) salieron a alertar ayer sobre estas nuevas trabas para acceder a insumos intermedios, lo cual estaría ya perjudicando la producción. Al mismo tiempo, reclamaron que se implemente la eliminación del impuesto PAIS para productos relacionados con la canasta básica, que fue uno de los anunciados realizados por el Gobierno al momento de la implementación del nuevo gravamen.
Las reservas brutas siguen sintiendo el impacto de estas intervenciones y ayer quedaron a punto de perforar los USD 24.000 millones. Las netas, tras el pago con yuanes y un préstamo de la Corporación Andina de Fomento, ya son más de USD 9.500 millones negativas. El esperado desembolso del FMI para la segunda quincena de agosto mejorará solo temporalmente esta situación, ya que luego habrá que seguir aplicando buena parte de las divisas a cancelar más vencimientos con el FMI en septiembre.
Es esperable, por otra parte, que la incertidumbre electoral siga impactando sobre los distintos tipos de cambio. La historia de la Argentina es clara: cada vez que se acercan elecciones presidenciales, aumenta la tendencia a la dolarización y esta vez no es la excepción. La incógnita, en todo caso, es si luego de las PASO se tranquilizará el mercado, siempre y cuando el resultado genere una ola de mayor optimismo para después del 10 de diciembre.
El objetivo de corto plazo de Massa es evitar que la brecha cambiaria se mantenga en niveles cercanos al 90% y evitar por todos los medios que supere el 100%. Sin embargo, la suba del tipo de cambio de julio ya tuvo un impacto en la inflación del último mes, que se ubicaría en niveles cercanos al 7%.
Para agosto el panorama de la inflación es todavía más complejo, ya que el índice tendría un piso de 8%, aun cuando el Gobierno consiga cierto éxito en los controles de las cotizaciones cambiarias.