Para evitar un doble aumento en el mismo mes por el alza del dólar, Kicillof quiere que las petroleras mantengan estable sus precios. Oil tampoco subirá sus productos
Preocupado por el efecto que traerá aparejado en los precios la reciente devaluación, el Gobierno ordenó a YPF dejar estables los valores de sus productos en naftas y gasoil.
También lo hizo con Oil –la compañía del empresario kirchnerista Cristóbal López–, que se comprometió a mantener a raya los precios en surtidores en el corto plazo. Según pudo saber El Cronista en el entorno del ministro de Economía, Axel Kicillof –quien hoy decide casi unilateralmente sobre el rumbo de la economía–, la intención oficial es extender “el pedido” al resto de la competencia (Shell, Petrobras y Axion –ex Esso–), que en las últimas horas analizaba un aumento en los combustibles para cubrirse del fuerte salto que pegó el dólar en estos días.
Consultados por este diario, en YPF confirmaron que “no se está estudiando ningún ajuste”, mientras que fuentes del Palacio de Hacienda revelaron que la empresa estatal “no realizará ningún ajuste en las naftas porque el Estado es el que tiene las mayoría de las acciones y así lo decidió”. Éstas no son buenas noticias para el presidente de la compañía, Miguel Galuccio, quien el año pasado consiguió luz verde del Gobierno para ajustar los precios de sus productos, que en algunos casos incluso superaron a la inflación medida por privados que registró una suba del 28% anual. El ajuste, le permitió al ingeniero jactarse ante el público de los resultados positivos que exhibió la empresa en su balance a raíz de los aumentos.
Ahora, el escenario cambió y el equipo económico de Cristina Kirchner no avalará nuevas subas, sobre todo teniendo en cuenta que la última actualización de precios que realizaron las petroleras fue a principios de enero, cuando elevaron sus productos entre un 6,5% y 10%. En la actualidad, el litro de la nafta premium alcanza en algunas localidades del interior del país los $ 13. No obstante, en el sector advierten que hoy esos precios quedaron desactualizados con la reciente devaluación que el kirchnerismo llevó adelante en los últimos días. Cuando al inicio de 2014, los automovilistas se sorprendieron con los aumentos en los surtidores, el tipo de cambio que convalidaba el Banco Central (BCRA) se ubicaba en $ 6,5. Hoy el valor del dólar es un 23% superior y cotiza a $ 8. El problema es que el negocio petrolero se comercializa en dólares, incluso en el mercado interno, por lo que una escalada en el tipo de cambio influye directamente en la rentabilidad de las empresas si no pueden trasladarlo a precios porque eleva sus costos.
Incertidumbre
La devaluación que el Gobierno decidió cristalizar en los últimos días trajo incertidumbre en todo el sector petrolero. En las estaciones de servicio advierten que con un dólar a $ 8 resulta “inminente y coherente” actualizar los precios en las bocas de expendio. Un congelamiento de precios podría ser un arma de doble filo para el Gobierno, debido a que traería aparejado además problemas en el corazón del negocio: la producción.
En esta línea, el ex secretario de Energía, Daniel Montamat, señaló que “después de los últimos movimientos del tipo de cambio hay que ver qué sucede con la oferta de gas y combustibles. Las petroleras venían recuperando la devaluación de diciembre con las subas de enero. Pero si el Gobierno impide un reajuste en los precios porque espera más inflación, incidirá directamente en la producción porque resentirá las ganancias y habrá menos inversiones”. El ex funcionario advirtió que si “YPF empieza a estar sujeta a una mayor intervención política tenemos una mala señal que se extendería a todo el sector”. “La caída productiva en petróleo y en gas que este año se proyectaba más atenuada en el mercado por la recuperación de YPF, podría agravarse”.