El Gobierno comenzó a diseñar, con la colaboración directa de diversas cámaras industriales, un nuevo régimen del comercio exterior, que incluirá renovadas barreras técnicas, sanitarias y fitosanitarias y que debería estar operativo antes de fin de año. La idea es cumplir con la OMC, que objetó las Declaraciones Juradas Anticipadas de Importación (DJAI) -como confirmó esta semana el secretario de Comercio, Augusto Costa-, pero mantener a la vez una administración del comercio exterior férrea.
Las medidas que se están considerando cumplen con los requisitos de la OMC y son utilizadas por los países industrializados como barreras paraarancelarias.
Por ejemplo, se planteó la posibilidad de obligar a importaciones de bienes de consumo a que obtengan certificados de organismos públicos, como el Iram o INTI, que comprueben el cumplimiento de todas las reglamentaciones vigentes en el país. Esos trámites podrían acelerarse o demorarse en función de las decisiones comerciales, en plazos equivalentes a los que hoy se toman para liberar las DJAI.
En el caso de productos vinculados a la alimentación, también deberían pasar por organismos como ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica) o el Inta, en busca de certificados que habiliten el ingreso al país.
La obtención de los certificados tendría un plazo máximo acorde con las reglas de la Organización Mundial del Comercio.
La OMC consideró que las DJAI son “incompatibles con el párrafo 1 del artículo XI del GATT de 1994”, la normativa general que rige el comercio internacional y falló a favor de los países que la cuestionaron.
Las medidas que se están definiendo surgieron de un encuentro que el secretario de Comercio tuvo en febrero pasado con las cámaras industriales. En las oficinas de Diagonal Sur, estuvieron presentes empresarios de la Asociación de Industriales Metalúrgicos (Adimra); de la Cámara Argentina de la Industria Plástica, presidida por el titular de la UIA, Héctor Méndez; y centralmente, de los sectores “sensibles” a la importación. Es decir, las manufacturas del cuero, la poderosa cadena textil, la industria del calzado y los juguetes, entre otros segmentos.
En esa oportunidad, Costa solicitó el estudio de potenciales medidas de defensa comercial, como aplican Estados Unidos y la Unión Europea, principalmente.
Fuentes sectoriales explicaron ayer que llevaron esos trabajos a Comercio y “se está en una etapa de estudio de medidas y avances, porque cada industria tiene sus problemáticas y debilidades”.
Precisamente esta semana, Costa confirmó que se elabora una propuesta sobre los plazos y modificaciones que se van a realizar al sistema de administración de comercio.
El fallo disparador
A mediados de enero, el órgano de apelación de la OMC determinó que las declaraciones juradas para importar y otras medidas relacionadas con el comercio exterior aplicadas por Argentina, son incompatibles con la normativa internacional. Fue sobre la base de las controversias planteadas por separado por Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
La UE critica las barreras de Brasil y Argentina
Como si la situación no se registrase en su amplio mercado y en forma más agravada, la Unión Europea acometió ayer nuevamente contra las barreras comerciales en Argentina y Brasil.
Según un informe de la Comisión Europea, Brasil mantiene cuatro grandes barreras al comercio con la UE y Argentina le sigue el paso con tres. Dicho documento pide a los socios del bloque en el Mercosur que actúen “para derribar esos obstáculos”, en un intento desesperado por ingresar mayores volúmenes de bienes e insumos.
El principal problema con el país, dice el paper, “son las especiales condiciones cambiarias. Argentina continúa aplicando severas restricciones a la transferencia de divisas y beneficios en moneda extranjera”, lo que perjudica a los inversores.
Asimismo, hace mención a un impuesto especial para los artículos de lujo, que puede llegar al 50% del precio del producto.
En tanto, Brasil, que ha visto cómo empeoraban drásticamente sus previsiones económicas en el último año, volvió a imponer en el mercado interno normas como el programa Reintegra, de subsidios a la exportación de sus empresas.
Además, Brasilia “concede ventajas fiscales discriminatorias” para firmas nacionales en sectores como el automotor o la electrónica, que motivaron en 2013 una queja de la UE ante la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Rusia, que mantiene una dura pugna diplomática con la UE, es el principal acusado en el informe, con siete ejemplos de barreras al comercio. Detrás está China, con seis casos, e India, con cuatro.