China, Brasil, la soja y la suba de tasas en EE.UU. generan un escenario menos favorable para la economía local.
De cara a 2014, la Argentina estará cada vez más condicionada por el frente externo. La desaceleración de China, el débil crecimiento de Brasil, la suba de la tasa de interés en Estados Unidos y la tendencia a la baja en el precio de la soja dan forma a un horizonte acotado para la Argentina, que sumado a las complicaciones propias de la economía local, generaría que, el año próximo, la expansión del PBI sea mínima.
“Lo más probable es que la soja y Brasil comiencen a jugar menos a favor que en el pasado. El escenario internacional no tendría capacidad de contrarrestar los problemas económicos domésticos”, postula Diego Giacomini, economista jefe de Economía y Regiones (E&R).
Por el lado del principal cultivo argentino, las expectativas de buena cosecha en los principales países productores hicieron bajar las expectativas de los precios futuros. Hace un mes, la tonelada de soja perforó el piso de US$500 en el mercado de Chicago y desde entonces continuó en baja. E&R resalta que el precio depende “de la política monetaria de EE.UU., de la fortaleza del dólar y de los vaivenes de la oferta y la demanda”. Para los productores locales, el número clave es el de mayo de 2014, fecha en la que arranca la comercialización de la próxima cosecha. La cotización que muestra Chicago para ese mes es de US$470. “Si se mira la serie histórica, los precios siguen siendo muy buenos. El problema es que a nivel doméstico esos valore no cierran, porque los números de los productores están muy ajustados. Por efecto de las retenciones, los US$470 de Chicago terminan siendo US$289”, explica Ramiro Costa, economista jefe de la Bolsa de Cereales.
El Departamento de Agricultura de EE.UU. estima que la cosecha argentina de 2013/2014 llegará a los 53,5 millones de toneladas, 10% más que la actual. Así habrá más porotos, aunque con menores precios.
Para E&R, en 2014 el precio promedio de la tonelada será de US$435, 14% menos que el promedio de este año. “En este contexto, la contribución de la soja al proceso de crecimiento económico se reduciría en el próximo año”.
La consultora Management & Fit traduce el problema en números: una baja del 10% en el precio de la oleaginosa y sus derivados implica pérdidas directas de exportación superiores a US$3.000 millones anuales y US$1.000 en concepto de retenciones. Menos dólares en un año en el que habrá más importaciones (ver página 7) y el Gobierno deberá enfrentar el pago del cupón del PBI por unos US$2.800.
La política monetaria de EE.UU. también mete la cuchara en este guiso. “Se avizora el comienzo del fin de la época de dinero barato en el mundo,” describe el IERAL, el instituto de la Fundación Mediterránea. La referencia se relaciona con el final de la expansión monetaria que la Reserva Federal (Fed) venía impulsando desde la crisis de 2008.
El titular de la Fed, Ben Bernanke, anunció que si la economía norteamericana siguiera en el actual sendero de crecimiento, lo más probable sería que se redujera el ritmo de compras de bonos en diciembre 2013 y se dejaran de comprar títulos públicos a mediados de 2014. “Esto implica que la política monetaria expansiva de la Reserva Federal podría desacelerarse en diciembre 2013 y terminaría a mediados de 2014”, señala Giacomini. “Los mercados financieros comenzaron a descontar este hecho elevando la tasa de interés de largo plazo de EE.UU., que casi se duplicó entre mayo y agosto de este año”, apunta.
La consecuencia de esto fue que los fondos de inversión comenzaron a salir de los mercados más riesgosos, lo que provocó la caída de la mayoría de las monedas frente al dólar y bajas en los precios de las principales commodities. En este punto, el IERAL hace una analogía entre este cambio de escenario mundial y la carrera del ex número 1 del tenis, Roger Federer, que está atravesando una racha negativa. “Como en el caso de Federer, es imposible conocer con exactitud si estos cambios terminarán siendo transitorios o permanentes, pero dada la importancia de los mismos, sería bueno tomar nota de las implicancias”.
Del otro lado del mundo, China tampoco aporta noticias positivas. “Después de tres décadas de crecimiento a un promedio de 9,9%, la expansión de China está perdiendo impulso,” dice la consultora Ecolatina. En los primeros dos trimestres de este año, el PBI aumentó 7,6% interanual. La consultora detalla que el país asiático está adoptando un nuevo enfoque en su estrategia de crecimiento: los incentivos a las exportaciones y a la inversión están siendo trasladados a apuntalar el consumo. Para Ecolatina, el impacto de la desaceleración de China se vería reflejado en los precios internacionales de los alimentos, “que podrían caer, producto de un estancamiento de la demanda. Ello repercutiría directamente sobre el sector externo de Argentina, ya que las principales exportaciones del país consisten en productos primarios y manufacturas de origen agropecuario (56% del total en 2012)”. Pero a la vez, la desaceleración china podría tener un efecto positivo para la Argentina: al demandar menos energía, podrían caer los precios, lo que sería positivo para el país en el corto plazo, en vista de que éste se ha transformado en un importador neto de combustibles. “De todas formas, el efecto neto que la desaceleración del gigante asiático tendría sobre el comercio externo de Argentina sería negativo”.
De este lado del mundo, las perspectivas no son mucho mejores. “Para el 2014, el escenario brasileño se está complicando bastante”, dice Belén Olaiz, de abeceb.com. “El nivel de actividad de Brasil depende del ingreso de capitales a su economía, que es función positiva de la liquidez internacional y las expectativas de política monetaria expansiva de EE.UU.,” apunta Giacomini.
El real se devaluó 19% en lo que va del año, hasta llegar a 2,45. “Hay una corrida contra los mercados emergentes y todos van a comprar bonos del Tesoro. Y Brasil es muy dependiente del contexto internacional,” indica Olaiz. Esto, unido a la situación interna, hizo que se revisaran a la baja los pronósticos de crecimiento del PBI, que auguraban un alza del 4% y ahora el consenso del mercado sitúa en 2,2%. Para el año que viene, el pronóstico bajó de 3% a 2,5%. “Ya se avizora que ese despegue se va a demorar mucho más todavía,”dice Olaiz.
A la vez, la Selic, la tasa de referencia de Brasil, fue subiendo para contrarrestar la inflación que a comienzos de año amenazaba con superar la meta prefijada por el Banco Central: hoy la tasa está en 8,5%, lo que a su vez frena la actividad. “La expectativa para el año que viene es que el dólar cotice arriba de 2 reales, las tasas de interés sean más altas y haya menos crecimiento. Ninguno de esos aspectos nos favorece,” dice Olaiz.
Con este horizonte, los analistas prevén un menor crecimiento para Argentina en 2014. Según E&R, la economía local pasará de mostrar un alza del 2,5% de este año a una suba de 1,8% el próximo y a un repunte de 1,5% en 2015. Para abeceb. com, el PBI de 2014 se expandirá entre 1,5% y 2%. Y para Finsoport, el crecimiento será del 0,5% del producto, tras haber aumentado 1,3% durante este año.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/mundo-pone-techo-crecimiento-Argentina_0_980902245.html