Por 229 votos a favor, 64 en contra y seis abstenciones, el congreso heleno le dio vía libre al acuerdo entre el primer ministro y líder del izquierdista Sryza con las instituciones europeas.
El Parlamento griego aprobó por 229 votos a favor, 64 en contra y seis abstenciones, el pacto de ajuste firmado por el primer ministro y líder de Syrisa, Alexis Tsipras y la troika.
El duro acuerdo con las instituciones europeas prevé nuevas privatizaciones, una suba del IVA, la reforma de las pensiones y la apertura a la competencia de sectores como el del transporte marítimo o de la energía, así como una «revisión y modernización» del mercado laboral, eufemismo con el que se presentan las medidas de “flexibilización”, según denuncian los críticos. También incluye medidas muy concretas sobre la apertura de los negocios el domingo o la regulación de las farmacias. Entre las cuestiones más difíciles de tragar para un gobierno que ganó las elecciones con una campaña anti austeridad y con duras críticas al FMI, se encuentra, precisamente, la participación de ese organismo de crédito en el rescate y la creación de un fondo de 50.000 millones controlado por la UE que servirá para amortizar la deuda.
Sobre la deuda, se abre la vía a una reestructuración y alargar los plazos, pero el pacto recuerda que no es posible una quita.
De los 149 diputados del partido de gobierno, 32 se pronunciaron en contra y hubo seis abstenciones además de dos ausentes. Según medios europeos, la “rebelión” en las filas oficialistas fue significativa pero “menor a la esperada”. Tal lo había anunciado, el ex ministro de Economía, Yanis Varoufakis, votó en contra.
Difícil contexto político
Los diputados de los diversos partidos griegos hicieron sus exposiciones. Cuando fue el turno del primer ministro griego, Alexis Tsirpas, hizo un llamado a que el Parlamento apoye el acuerdo: «Habremos cometido errores, pero hemos luchado por nuestra gente. No voy a escapar mi responsabilidad. Hemos dado una lección de democracia y dignidad a todo el mundo. Los griegos saben reconocer a quienes hemos luchado hasta el final y quienes no lo hicieron.”. Y luego, afirmó: «Los grandes enemigos de este país quieren acabar con mi gobierno. No les daremos ese placer», lo que despertó el aplauso de varios de sus aliados en el recinto.
«Teníamos tres opciones: un acuerdo q no me gusta, la quiebra o la salida del euro. Pido elegir la opción de la responsabilidad», afirmó a modo de explicar los motivos por los cuales acrodó el ajuste con la Troika. Las reformas incluyen cambios y subidas del IVA, nuevas medidas tributarias, el fortalecimiento del tratamiento penal de la evasión fiscal y reformas en las pensiones y la Seguridad Social.
Más temprano, Zoe Konstantopoulo diputada de Syriza, partido de Tsipras, afirmó que no apoyaría el acuerdo, dejando claras las fracturas que hay dentro del Gobierno: «Hoy es un día negro para la Democracia, Europa y también para este Parlamento. Jamás pensé q mi partido aceptara un acuerdo q añade más deuda a la q ya es ilegítima y odiosa. No tenemos derecho a cambiar un voto del NO q nos dió el pueblo por un voto del SÍ.” Contundente, remató: «Ayudaré a Tsipras votando NO. Le comieron la cabeza».