El valor de la oleaginosa se elevó por el efecto de la situación climática en la producción de Brasil y Argentina, con fuertes sequías. La demanda china también impactó
El precio internacional de la soja sigue cotizando en terreno positivo en el Mercado de Chicago. El contrato con vencimiento en marzo subió USD 13,96 la tonelada cotizó ayer a USD 561,57 la tonelada, un 2,55% más que en la rueda anterior y alcanzó un máximo en siete meses. En lo que va del 2022, ya subió más de 67 dólares, es decir un incremento superior al 12%.
El incremento en los precios está relacionado con la situación climática adversa en Sudamérica, donde las estimaciones de producción en Brasil son menores a lo anticipado. En esta jornada, la consultora StoneX recortó sus previsiones a 126,5 millones de toneladas, cuanto en la estimación previa fue de 134 millones de toneladas, y se suma a las previsiones por debajo de los 130 millones de toneladas de las consultoras AgRural y AgResource.
“Esta caída en la producción brasilera decantaría en una mayor demanda de exportación para la oleaginosa estadounidense, lo cual impulsa a los precios”, comentaron los especialistas de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). Dicha entidad semanas atrás realizaron un recorte de 13 millones de toneladas en las estimaciones de cosecha total de soja y maíz en nuestro país, en medio de una profunda sequía y el impacto de las elevadas temperaturas que se registraron durante el mes pasado.
Según comentó a este medio Josefina Jolly, consultora de FyO, el efecto del fenómeno climático La Niña derivó en fuertes recortes productivos en los principales productores de soja de Sudamérica. En Brasil hay consultoras privadas que estiman que el número final de producción va a ser inferior a los 130 millones de toneladas. Mientras que para nuestro país las estimaciones privadas rondan los 40 millones de toneladas. “Y esta menor estimación para Sudamérica podría incrementar la demanda de soja estadounidense”, dijo Jolly.
Otro de los factores para la suba de los precios internaciones de la soja en las últimas semanas, fue China. Entre ayer y hoy se registraron alertas de compras, emitidas por el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, por parte de China de 130.000 toneladas aproximadamente. “Siempre que hablamos de China alertamos sobre la incertidumbre, mientras sigan los avisos diarios de compras son una buena noticia para el mercado”, comentó la especialista.
Jolly también aportó como dato relevante al momento de analizar la suba de los valores externos de la oleaginosa, lo que está sucediendo en el mercado de los aceites, donde las ganancias del petróleo crudo de la semana pasada impulsaron los precios del maíz y de la soja, luego de superar los 90 dólares por barril, alcanzando máximos desde 2014. Mientras las limitaciones a la exportación de aceite de palma en Indonesia, continúan impulsando los precios en Malasia, contagiando subas en el resto de los aceites vegetales.
Si bien el resultado de la cosecha de soja por el momento es una incertidumbre en nuestro país, con productores que en campañas anteriores utilizan a la oleaginosa como resguardo de valor, el dato de Jolly muestra la facturación en lo que va del actual ciclo. La misma se ubica en casi 900 millones de dólares, y está conformada por las ventas que ya realizó el sector primario de la cadena con precio fijado.
Impuestos
En un ciclo afectado por la situación climática, los niveles de rentabilidad de los productores estarán en niveles para seguir de con mucha atención, ya que deben enfrentar a diferentes obligaciones, entre ellas la elevada presión impositiva que ejerce el Estado sobre la renta agrícola, especialmente a través de las retenciones.
Al respecto, a partir que Entre Ríos es una de las regiones productivas más afectadas por la sequía, el distrito provincial de la Sociedad Rural Argentina, realizó un estudio sobre el impacto impositivo en el marco de los fenómenos climáticos que están aconteciendo basado en cultivos de soja y de maíz realizados en establecimientos de hasta 500 hectáreas.
El estudio reflejó que en el caso de la soja, en una situación normal, el Estado se lleva el 87% del margen neto operativo antes de impuestos de lo que genera una hectárea. Ahora, si ese mismo productor sufre una merma del 30% de los rendimientos por la falta de lluvias, como sucedió en Entre Ríos, el Estado se termina llevando el 122% del margen neto antes de impuestos. “La inflexión del sistema tributario nacional y provincial deja al productor en rojo”, agregaron desde la Rural entrerriana. Recordaron que los productores del distrito, en la campaña anterior, aportaron retenciones unos 411 millones de dólares.
Por último, en el maíz el Estado se lleva el 76% del margen neto operativo antes de impuestos, mientras que ante una sequía que afecta al 40% del rendimiento, como también ha ocurrido en esta campaña, el fisco termina absorbiendo en impuestos el 710% del margen neto operativo, llevando al productor a la quiebra total por pagar los impuestos de una producción que no existió.
“Esto es así porque el 60% del total de los impuestos que asume una hectárea de maíz son impuestos distorsivos, mientras que en el caso de la soja es del 80%. El peso y la rigidez del sistema tributario llevan al productor a una situación de quebranto, en favor del Estado que sigue recaudando”, dijeron los dirigentes, quienes reclamaron una reforma impositiva ante la emergencia por la que atraviesan los productores.