La famosa práctica de arbitrar las diferencias del tipo de cambio, que se conoció popularmente en el mundo financiero como «puré, ya no existe como en la época del cepo, pero no desapareció. En realidad, sufrió una transformación ya que ahora no aprovechan esa diferencia los pequeños ahorristas sino los bancos. La nueva modalidad surge de sacar ventaja del aumento de la brecha que separa al dólar minorista -es decir, el que se aplica para las transacciones del público- con el mayorista, que es el que rige para las operaciones entre bancos.
El procedimiento es simple: los bancos compran dólar «transferencia», que ayer se operó durante toda la jornada en niveles muy cercanos a $ 14,50 y luego venden esas divisas al público. Si bien la cotización minorista cerró ayer a $ 14,70 para la venta, en muchas entidades la cotización se ubicó en $ 14,80. De esta forma, las entidades consiguen un diferencial del 2% directo, que puede parecer escaso pero que en realidad termina siendo significativo considerando el volumen que mueve el mercado.
A dos meses de la asunción de Macri, el mercado cambiario muestra señales muy diferentes a las que existieron durante la vigencia del cepo. Por lo pronto, aún en medio de la suba del tipo de cambio la ausencia del Central sigue siendo total. La entidad se mantiene sin intervenir en el mercado, o sea no compra ni vende dólares. Pero en el pico de la suba de ayer, cuando superó los 14,50 en el mayorista y los 14,70 en el minorista apareció el Banco Nación en la punta vendedora. También hubo algunas liquidaciones puntuales del Banco Hipotecario, aunque no vinculadas a la necesidad de mantener el tipo de cambio. El BCRA viene manteniendo así la premisa que impuso Federico Sturzenegger en el arranque de su gestión: concentrarse más en las señales para controlar la inflación más que en un tipo de cambio determinado. De todas maneras, un dólar por debajo de $ 15 no parece incomodar a la autoridad monetaria. Incluso, esta falta de intervención le da cierta incertidumbre a la cotización. Así como ahora la tendencia es claramente alcista, en abril -cuando entre los dólares de la cosecha gruesa- la dirección podría cambiar.
«La presión cambiaria está relacionada con la falta de liquidación por parte de los exportadores agropecuarios», insistían ayer entre los cambistas. El tema -especulan- no pasaría tanto por conseguir un tipo de cambio más alto, sino por las dificultades para obtener cobertura a través del mercado de futuros. Sin el Central como jugador relevante, no es tan fácil salir a comprar grandes posiciones a mayo, junio o meses posteriores.
Los importadores comienzan a hacerse nota en el mercado mayorista. «Hubo muchas compras en las semanas previas a la devaluación y habían acumulado stocks por demás. Pero ahora empieza a notarse más demanda», señalan entre los operadores cambiarios. El impacto en el tipo de cambio está vinculado con esta aparición de la demanda y la poca oferta de exportadores. Y por el lado minorista, en los bancos también reconocen que se mantiene firme la compra de divisas. La posibilidad de comprar dólares on line y sin presentar documentación es tentadora para el público. En otras palabras, la tendencia a la dolarización de carteras no desapareció ni mucho menos pese a la escalada del tipo de cambio oficial.
¿Por qué el «blue» se mantiene por debajo del oficial, un fenómeno inusual? Una de las explicaciones más sólidas es que desaparecieron los «bagayeros», es decir importadores que no podían traer mercadería por problemas para acceder al mercado oficial y terminaban haciéndolo a través del informal.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=827136