Debido a la fuerte pérdida de valor de la moneda y la negativa del BCRA a devaluar, la competitividad bilateral se encuentra en su menor nivel desde el 2000
Las medidas de austeridad necesarias para que Dilma Rousseff pueda cumplir con una reforma fiscal en Brasil siguen en pleno cuestionamiento político y con el escándalo de Petrobrás como telón de fondo, la presión cambiaria no cesa. El real cayó ayer por sexta jornada consecutiva tras perder 2,35% hasta 3,127 unidades por dólar, su nivel más bajo desde el 28 de junio de 2004.
La caída del real, que fue la mayor entre las 31 principales monedas del mundo según la agencia Bloomberg, pierde más de un 15% en el año y muestra que tiene más camino para recorrer, al menos en el corto plazo: los contratos a futuro para abril avanzaron ayer 2,04% hasta los 3,148 reales.
Esta noticia continúa acelerando la pérdida de competitividad bilateral contra el peso argentino, ya que el tipo de cambio real bilateral (TCRB) “que refleja la variación del valor de las dos monedas, considerando el avance de los precios en ambos países” se ubica en sus menores niveles desde 1999-2000, según cálculos del estudio Broda. «Con un estancamiento en el valor del peso argentino y un real más depreciado, se hace aún más complicado exportar a Brasil y aumenta la presión de este país por cobrar las deudas comerciales por importaciones argentinas», apuntó un informe de la consultora.
De acuerdo a datos de la consultora Ledesma, el tipo de cambio real bilateral promedió en febrero un valor de 0,95 “fijando el promedio de 1998 como unidad” y cayó un 6,2% respecto al mes anterior, mientras que perdió 23,2% en relación al mismo mes de 2014.
«Que Brasil devalúe no es inocuo, más desde el punto de vista de la rentabilidad de las compañías. Pero en un contexto de cepo cambiario los efectos reales van a depender de los dólares financieros que consiga el Banco Central. Los dólares son los que maximizan la eficacia del atraso cambiario a corto plazo», dijo Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein.
«La presión que se le pone a la Argentina es fuerte y es un dato [la devaluación del real] inesperado para la política del anclaje cambiario. El tema central es que el único ingreso genuino de divisas es el saldo de la balanza comercial y esto tiende a deteriorarlo. Se agrega el hecho de que además de la devaluación en Brasil el dólar se esta revaluando a nivel internacional», sostuvo el economista Jorge Todesca, director de la consultora Finsoport.
Mientras tanto, el gobierno de Rousseff parece convalidar la devaluación mientras el Banco Central de Brasil (BCB) evita tomar medidas adicionales para contrarrestar la depreciación de la divisa, lo que refuerza la expectativa de que la entidad presidida por Alexandre Tombini se prepara para dar por terminado el programa de intervención cambiaria para contener al real a través de la venta de contratos de futuro.
«Tal vez el Banco Central intervendrá, pero el balance es que incluso a 3,12 el real no está subvaluado. Estimamos que un valor razonable para la moneda está en torno a los 3,20. Es decir, a pesar de la depreciación del 15% en el real, no estamos viendo un over-shooting en la moneda», dijo Alberto Ramos, director de Goldman Sachs para América Latina. De acuerdo al economista, el real simplemente se está moviendo a donde debería haber estado hace mucho tiempo. «Frente a una inflación doméstica que probablemente se acelere al 8% en Brasil, el tipo de cambio nominal necesita debilitarse para compensar el efecto de inflación», agregó Ramos.