La moneda brasileña se devaluó ayer 0,66% hasta 2,61 unidades por dólar. Desde agosto a noviembre, se deprecia 14%. En el mismo período, el peso corrigió apenas un 4%
La precaución del mercado brasileño ante un escenario con mayor aversión al riesgo en el extranjero y su transición económica local presionaron al real a su nivel más bajo en nueve años, lo que supone una mala noticia para el retraso cambiario que ya acumula el peso argentino en lo que va del año.
La moneda brasileña se devaluó ayer 0,66% hasta 2,61 reales por dólar y anotó su mayor caída desde el 15 de abril de 2005. Su corrección está en línea con la depreciación que llevaron a cabo otros países de la región ante la caída en el precio de los commodities y el registro de un menor ingreso de capitales.
Según datos de la consultora Federico Muñoz y Asociados, desde agosto a noviembre el precio del dólar aumentó 21% en Colombia y 14% en Brasil. Sin embargo, en este mismo período el peso sufrió una corrección de apenas 4%, lo que se traduce en una fuerte pérdida de competitividad, que suma un mayor deterioro por la acción erosiva de la inflación –que marca un acumulado de 9% entre agosto y noviembre–.
En este sentido, la microdevaluaciones que lleva a cabo el Banco Central todavía convalidan el atraso cambiario. Si bien la autoridad monetaria que conduce Alejandro Vanoli hizo más evidente la suba del dólar en la última semana, con una depreciación de 0,38% hasta $8,557 durante los últimos cinco días, el real se devaluó en el mismo período 0,9%.
"La estrategia de Kicillof es clara. Se aferra al dólar quieto aún a costa de agudizar el retraso cambiario para evitar exponerse nuevamente al mal trance que vivió en enero: la virulenta reacción del mercado y de los precios tras la devaluación. Sin embargo, es evidente que esta estrategia no es sostenible a mediano plazo, pues el retraso cambiario ya está afectando seriamente a la única fuente genuina de divisas del país: sus exportaciones", indicó un informe reciente de Federico Muñoz y Asociados.
De acuerdo a Dante Sica, director de la consultora Abeceb.com, las fluctuaciones recientes del real responden a una transición económica que todavía está tomando forma y por lo tanto es muy pronto para determinar si la presión cambiaria sobre el peso seguirá en aumento, al menos desde Brasil.
"Es probable que con el nuevo equipo económico se frene la devaluación del real. El tipo de cambio no va a ser una variable de ajuste. Para el mercado la señal de ajuste será el déficit fiscal, por ejemplo. Si hay una buena señal en este aspecto, en línea con la política monetaria, la depreciación del real se va a dar por el contexto internacional más que por la política económica interna", sostuvo Sica.
Sin embargo, para Alberto Ramos, director de Goldman Sachs para América Latina, la depreciación del real refleja que la economía brasileña tiene débiles fundamentos económicos que demuestran –incluso luego de la corrección reciente que sufrió la moneda– que el real sigue estando sobrevaluado.
"Hay una percepción de que el Gobierno aliviará la fuerte intervención en el mercado cambiario para permitir que la moneda busque un nivel más competitivo, aunque esto suponga un impacto en la inflación. Este es otro problema para el peso argentino", advirtió Ramos en diálogo con este diario. De acuerdo a proyecciones de Goldman Sachs, el real estaría en equilibrio entre 3,1 y 3,2 unidades por dólar, lo que supone que la moneda tiene un camino muy largo para recorrer. Para 2015, el banco proyecta un real alcance los 2,70 – 2,8 unidades.