La divisa se devaluó 1,84% hasta R$ 4,053 y aceleró el deterioro del tipo de cambio real bilateral contra el peso en niveles que sólo son superados por los mínimos históricos de la segunda mitad de 2001. Mientras el real se devalúa un 34,5% en el año, el peso lo hace casi un 10%, en un contexto que más que duplica la inflación brasileña
El nerviosismo del mercado con la situación económica y política de Brasil llevó al real a tocar un récord histórico, tras superar la barrera psicológica de los R$ 4,00, lo cual profundizó la caída del tipo de cambio real bilateral (TCR) contra el peso en niveles que sólo son superados por los mínimos históricos registrados en la segunda mitad de 2001.
Ante la ausencia de lineamientos claros respecto a la situación fiscal y las preocupaciones que generó la caída de la nota soberana del gigante sudamericano a grado especulativo, el real se devaluó ayer 1,84% hasta R$ 4,053, con una máxima intradiaria que tocó los R$ 4,066.
El real superó de esta manera el máximo que alcanzó el 10 de octubre de 2002, en las vísperas de la elección presidencial de Luiz Inácio Lula da Silva, tras la salida de Fernando Henrique Cardoso. En aquella ocasión, la moneda brasileña alcanzó los R$ 3,990, frente a la falta de confianza de los mercados financieros.
En este caso, la pérdida de confianza de los inversores se centra en las dificultades que encara el gobierno de Dilma Rousseff, que detenta niveles de popularidad extremadamente bajos, para encauzar la situación fiscal y evitar el segundo recorte de la nota crediticia de Brasil, lo que llevaría al país a perder definitivamente el grado de inversión.
Tras sufrir el recorte de la nota por parte de Standard and Poor?s el 10 de septiembre, el real se devaluó 5% y en el año pierde cerca del 34,5%. Si bien el Banco Central de Brasil (BCB) intervino en el mercado de spot en al menos dos oportunidades tras volcar líneas de dólares con compromiso de recompra, estas medidas contribuyeron a contener el valor del real, aunque su efecto duró tan solo unos días.
En esta oportunidad, el BCB se abstuvo de actuar para sostener la divisa y especialistas no creen que la entidad actúe para intervenir ofertando dólares físicos, para aminorar el riesgo de generar mayores presiones en el mercado cambiario.
Menor competitividad
La aceleración de la devaluación del real también deja en descubierto el deterioro del TCR bilateral con respecto al peso argentino, que alcanzó niveles solo superados por los mínimos históricos registrados en el segundo semestre de 2001, según datos de la consultora Ledesma.
En concreto, el TCR bilateral de un país respecto de otro es el precio relativo de los bienes del país extranjero expresado en términos de bienes locales. Así, las variaciones del tipo de cambio real pueden deberse a variaciones en el tipo de cambio nominal pero también a variaciones en los precios de los bienes extranjeros, es decir, la inflación de un determinado socio comercial.
Mientras el real se devalúa un 34,5% en el año con una inflación por encima del 9% anual, el peso acumula una devaluación cercana al 10%, en un contexto en el que los precios se incrementan a 23,3% interanual – de acuerdo al dato de inflación que elabora la consultora Elypsis.
Así, el valor actual de 0,65 en este tipo de cambio refleja al menos una pérdida de competitividad de 50% de Argentina con respecto Brasil, teniendo en cuenta que el promedio histórico del TCR bilateral de la última década es de 1,434, según datos de la consultora Ledesma.
«Sólo superado por el segundo semestre de 2001, nunca estuvimos en niveles tan bajos. El deterioro bilateral se profundiza y estamos cada vez más caros que Brasil. Los niveles de encarecimiento no son sustentables porque el deterioro que esto produce en la cuenta corriente, que hoy es la única fuente generadora de divisas, es significativo», apuntó Gabriel Caamaño Gómez, de la Consultora Ledesma.
De acuerdo al economista, para recuperar una TCR bilateral cercano al de 1998, de 0,75, el peso argentino debería devaluarse al menos un 40% en términos nominales, mientras que la tasa de inflación local debería converger a la brasileña.
Este número no sólo será imposible de alcanzar en la ausencia de un plan integral, aclaró el economista, además deberá tener en cuenta el valor al que se estabilice el real, que por el momento permanece incierto. Si el real continúa depreciándose contra el dólar, el peso deberá debilitarse aún más.