El índice dio 2,5% en febrero y se prevé que siga en 2% hasta abril. Pero aseguran que hay margen para controlarlo.
En febrero, la inflación fue del 2,5% y los economistas privados prevén que en marzo rondará el 2%, lo que ubica al índice de precios al consumidor por encima del nivel que venían mostrando en los últimos meses. Para algunos analistas, este repunte es consecuencia del impacto de la suba de las tarifas eléctricas, mientras que otros advierten que el aumento revela que el tema inflacionario aún no está controlado y que se requiere mucha cintura por parte del Gobierno para lograr que la inflación no se desboque.
«La inflación vino por encima de lo esperado», indica la consultora ACM, respecto al dato de febrero. Y señala como preocupante «la aceleración de la inflación núcleo, que ubica a la variación de precios lejos de los objetivos trazados por el Banco Central». La referencia corresponde al nivel que tiene el índice una vez que se descuenta el efecto de los precios regulados -entre ellos, las tarifas-. Este dato, conocido como inflación núcleo o core, en febrero se aceleró a 1,8%, tras el 1,3% en enero. Para la consultora, «esto evidencia un rebote inflacionario». En ese sentido, «preocupa el dato de la inflación core que se acelera en un contexto donde los indicadores de actividad aún no se muestran robustos al alza y el dólar sigue con presión a la baja, lo que supone que hay dificultades para bajar la inflación inercial».
Otros analistas le dan menos relevancia al número de febrero. Para Economía y Regiones (EyR), la inflación es ante todo un fenómeno estrictamente monetario, por lo que la consultora celebra que «la política monetaria continúe siendo prudente y desinflacionaria». Pero destacan que las medidas contractivas tomadas por el Banco Central a lo largo del primer semestre del año pasado todavía no impactan en forma plena, ya que actúan sobre los precios con un retardo de entre un año y año medio. «De continuar la actual política monetaria, hay chances, aunque no certezas, de cumplir la meta inflación». El Central fijó como objetivo de inflación para este año un rango de entre 12 y 17%, aunque los economistas estiman que estará unos puntos por encima de ese techo. De hecho, el relevamiento de expectativas del banco la fija en 20,8%.
En el dilema entre priorizar la baja de la inflación o hacer foco en el repunte de la actividad, según EyR el riesgo es que «el Gobierno termine decidiendo que un poquito más de inflación es bueno y ayuda a lubricar el nivel de actividad, facilitando un más fácil y mejor contexto social en los meses precios a las elecciones».
Hasta ahora, el plan que se fijó el Central para cumplir con la meta de inflación viene un tanto retrasado. El cálculo de EyR es que la inflación en los dos primeros meses de este año es entre un 46% y un 58% mayor a la que debería haber habido para estar en línea con la meta de inflación.
El economista Camilo Tiscornia calcula que la inflación de marzo estará entre 1,9 y 2%. «Está dentro de lo esperado. El dato de febrero fue muy puntual. La suba de la inflación núcleo de ese mes no fue rara, lo raro fue que en enero haya sido de tan solo el 1,3%. En marzo esperamos el impacto de los colegios y en parte de la suba de electricidad. Algo similar pasará en abril, donde podría haber subas de gas, agua y transporte».
La semana pasada, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, salió a defender la política de la entidad y al mismo tiempo buscó explicar que la contracción monetaria es la causa de la baja de la inflación. El funcionario detalló que en el segundo semestre la inflación se redujo a un promedio mensual de 1,4%, mientras que «la actividad económica salió de la recesión», mostrando un crecimiento en el último trimestre de 0,9%. Sturzenegger resaltó que «una baja de la inflación redistribuye ingreso de las empresas hacia los asalariados, aumentando el salario real». Según este análisis, «quienes hoy critican nuestra meta, en realidad están pidiendo que se redistribuya en sentido inverso, de los trabajadores a los empresarios». Y remarcó que esta es la razón por la cual el Central mantiene la tasa de referencia en 24,75% desde noviembre del año pasado. «Garantizar el cumplimiento de las metas no deja margen en este momento para pensar en un relajamiento de la política monetaria».
Según Tiscornia, «el último comunicado del Central dejó abierta la puerta a la suba de tasas. Pero van a tener que ser muy prudentes, si son muy agresivos con las tasas esto sería malo para la actividad».
Pese al repunte de febrero y a que esperan que el índice esté en torno al 2% tanto en marzo como en abril, Tiscornia mantiene su proyección de inflación en 19,5% para todo el año.
«La transición hacia un país con una inflación de un dígito lleva su tiempo. No hay milagros en el camino», señala Ramiro Castiñeira, de la consultora Econométrica. «El Gobierno está todavía pagando en cuotas el desarme de la fiesta populista. Recién ahora logró una estabilidad cambiaria significativa, no obstante los salarios miran más para atrás que para adelante y quieren recomponer la pérdida. El Central se puso una meta muy exigente para el año». La proyección de Econométrica es una inflación del 22% anual, lo que incluye el impacto de los ajustes de tarifas y de la negociación de salarios.
«El Gobierno dejó de monetizar el déficit y al mismo tiempo liberó el mercado cambiario. Esto implica que dejó de fogonerar la esencia de la inflación y ahora cualquier exceso de pesos se va al dólar y no a precios, esto te asegura que la inflación va a bajar y va a llegar a un dígito. Forzarlo para cumplir metas puede tener un impacto en la conflictividad social y en la tasa de crecimiento», dice Castiñeira.
También EyR coincide en que el aumento de la demanda de pesos contribuye a mantener la inflación a raya. «Con suba de la demanda de dinero, no surge desequilibrio monetario y no se acelera la inflación».
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/ieco/economia/rebrote-inflacionario-enciende-alarmas_0_r1QSmLxhx.html