La caída del mercado a “standalone” por parte del MSCI fue un fuerte golpe, pero también hay otros motivos que sostienen el fuerte nivel de desconfianza por parte de los inversores
La firmeza que venían mostrando los activos argentinos desde marzo se terminó diluyendo en el cierre del semestre. Contribuyó la noticia sobre la reclasificación del mercado local como “standalone”, una suerte de paria en el mundo de las inversiones. Pero en realidad, la decisión del MSCI no hizo más que blanquear lo que ya estaba sucediendo entre los inversores. El “veranito financiero” fue por el momento nada más que eso, algo pasajero que no logró sostenerse a pesar del buen contexto financiero en los mercados internacionales.
La recuperación de los bonos argentinos había logrado que el riesgo país cayera de los 1.500 puntos básicos a mediados de junio y que algunos tocaran paridades cercanas al 40% de su valor. Algunos títulos subieron en el recorrido alcista entre 5 y 7 dólares. En redes sociales muchos analistas y operadores ponían en duda los motivos reales de esta mejora: “No hay nada que la justifique”, repetían.
Otros consideraban que sí había algunos datos concretos, aunque débiles. La mejora de las reservas del Banco Central, que acumuló USD 3.300 millones en el primer semestre luego de una liquidación récord del agro, aparece como lo más firme. También cierta estabilidad cambiaria, con un “contado con liquidación” en torno a $ 140, pero que no duró demasiado. A partir de abril empezó a recuperar paulatinamente hasta rozar los $ 165 la semana pasada, mientras el informal rozaba los $ 175.
El riesgo país volvió a levantar vuelo y ayer cerró a 1.587, es decir nuevamente roza los 1.600 puntos. Este repunte refleja en realidad la debilidad de los bonos en dólares, que vuelven a caer ante la falta de señales concretas por parte del Gobierno. Ni siquiera la decisión de pagarle USD 430 millones y evitar un default con el Club de París a fin de julio fue suficiente para reanimar las cotizaciones. Al contrario, los precios siguieron cayendo.
A las acciones les pasó algo parecido. Acumularon en promedio una mejora de 30% en dólares desde los valores mínimos que habían tocado a fines del año pasado, luego de la crisis cambiaria. Pero ya en las últimas semanas perdieron fuerza y la decisión del MSCI de rebajar dos categorías al mercado local fue un golpe que las afecta en forma directa.
Pampa Energía, que había tocado los USD 17, volvió a niveles de USD 15,20, aunque todavía sigue arriba de los USD 13 a los que cotizó durante mucho tiempo el año pasado. YPF también sufrió, tras haber tocado los USD 6 ahora nuevamente cotiza cómodamente debajo de los USD 5. Y a los bancos les pasó algo parecido, ninguno pudo mantener los máximos en dólares que habían tocado hace un par de semanas y ayer las cotizaciones siguieron en descenso en su gran mayoría.
Detrás de este regreso a la mediocridad de los papeles locales (tanto acciones como bonos) se pueden mencionar varios factores, entre ellos los siguientes:
– La recalificación del MSCI: Bajar de “emergente” a “standalone”, es decir dos escalones de una sola vez, fue un golpe que no estaba descontado por los inversores. La decisión reflejó el nulo interés que existe hoy en los mercados internacionales por los activos argentinos. Era esperable que se produjera un impacto negativo adicional luego de esta novedad.
– Las intervenciones del Banco Central para bajar el “contado con liquidación”: el Gobierno decidió volver a intervenir para evitar que se disparen las brechas cambiarias. Para eso tiene que salir a vender bonos en dólares, con el objetivo de evitar un aumento del tipo de cambio financiero. La consecuencia es una pérdida de reservas y la caída en la paridad de los bonos, aunque luego los termina recomprando. Por lo tanto, ya sea por su impacto en las reservas como por una reducción en las cotizaciones, la intervención oficial para suavizar la turbulencia cambiaria tiene un impacto negativo.
– Se aproximan las elecciones: si bien aún falta mucho para las PASO (que se corrieron al 11 de septiembre) y mucho más para las legislativas (el 14 de noviembre), la gran incertidumbre sobre el resultado ya se empieza a reflejar en las cotizaciones. Lo mismo sucede con el dólar, que ya empieza a mostrar la volatilidad típica de los procesos preelectorales. Lo preocupante es que esta volatilidad está ocurriendo antes lo esperado.
– No es convincente el argumento que los activos “están baratos”: los que defienden la posibilidad de un repunte mayor en los precios sostienen justamente que se trata de una oportunidad porque sobre todo las acciones están “regaladas”. Ayer Ariel Sbdar, fundador y CEO de Cocos Capital, mencionaba lo siguiente en redes sociales: “Los bonos argentinos están al 35% de paridad. Todos los bancos valen USD 4.400 millones y todas las empresas de energía valen USD 5.000 millones. Nos tenemos que preguntar si todo lo peor ya está en los precios y cualquier buena noticia te hace volar”. Sin embargo, por ahora la desconfianza parece estar por encima de una posible oportunidad a la hora de comprar acciones o bonos argentinos a precios de ganga.
– No hay claridad sobre un acuerdo con el FMI: tanto el Gobierno como el organismo multilateral dejaron para después de las elecciones la discusión de un nuevo programa. Si bien se estima que finalmente habrá entendimiento, no queda claro qué estaría dispuesto a ofrecer la Argentina para obtener la refinanciación de los USD 44.000 millones que adeuda. La falta de definiciones en un tema clave y que se viene postergando hace mucho tiempo también conspira contra una recuperación de precios.