El visto bueno debe pasar por el directorio de la institución y recién allí se divulgará oficialmente los números exactos para todo el 2023. El organismo aceptó contemplar el efecto de la sequía en el objetivo de acumulación de dólares
Aunque todavía no se confirmó oficialmente, el staff del Fondo Monetario aceptó el pedido de la Argentina de reducir sustancialmente la acumulación de reservas comprometida para el 2023. Por lo pronto, el dato relevante es que la meta de marzo se redujo en USD 3.500 millones respecto a lo originalmente pautado.
Esta disminución significa que en vez de cumplir con un nivel de reservas netas de casi USD 7.800 millones, el Banco Central solo debería mostrar contar con unos USD 4.300 millones, es decir aproximadamente el nivel actual.
La revisión fue solicitada por el ministerio de Economía al Fondo ante los efectos que ya está provocando la histórica sequía que afecta al campo argentino. Además de los problemas para acumular reservas, también le pega a la recaudación (por la merma de retenciones) y al nivel de actividad, que este año podría llegar a caer un 3%, el peor nivel desde 2009. Sergio Massa, al frente de la cartera económica, fue quien viajó a la India y allí mantuvo un encuentro con la titular del FMI, Cristalina Georgieva, en el que se terminaron de acordar las nuevas condiciones en materia cambiaria.
Los números exactos recién se conocerán cuando llegue la aprobación del directorio del FMI de la cuarta revisión del acuerdo, para lo cual todavía no hay fecha. Cuando llegue el visto bueno, allí se conocerá con precisión cuales son las nuevas metas trimestrales de acumulación de reservas negociado por el equipo económico argentino con el staff del Fondo.
Para fin de 2023 el Fondo habría aceptado una reducción de USD 2.000 millones en la meta original. De esta forma, el BCRA debería dejar para el próximo gobierno un nivel de reservas netas del orden de los USD 10.000 millones. La meta original estipulaba USD 12.000 millones.
La nueva exigencia para marzo luce más que cumplible, ya que prácticamente implicaría mantener los niveles actuales de reservas. Sin embargo, la situación es mucho más compleja de cara a fin de año, ya que implicaría una acumulación significativa en los nueve meses que restan del 2023.
Según la exigencia del organismo, hasta fin de año el BCRA debería sumar más de USD 5.500 millones en concepto de reservas netas, algo que los analistas consideran como de “casi imposible cumplimiento”. El principal motivo es el fuerte derrumbe de exportaciones por culpa de la sequía, que ya está afectando el balance cambiario. En los próximos meses, este menor ingreso de divisas del exterior se hará sentir con mayor intensidad.
Justamente el FMI aceptó un cambio en el nivel de reservas que le exige a la Argentina ante los efectos negativos que la sequía está provocando en el frente cambiario. Pero aún cuando se acomodó todo para cumplir con la nueva exigencia de marzo (mucho más flexible), no resultaría fácil hacer lo propio con los objetivos trimestrales hasta fin de año.
El FMI busca así exigirle al Gobierno que termine su mandato con un nivel razonable de divisas en el Central. Si se cumple con la meta, la nueva administración al menos asumirá con USD 10.000 millones en el BCRA, lo que le daría al menos un mínimo aire para arrancar la gestión. Pero no está claro que en un contexto de alta incertidumbre y fuerte caída de reservas esto resulte sencillo de lograr ni mucho menos.
La aprobación de la cuarta revisión, por otra parte, implicará un desembolso cercano a los USD 5.200 millones antes de fin de mes, aunque buena parte de ese dinero será utilizado para la devolución del mismo préstamo, tal como exige el acuerdo con el organismo. Este año el Gobierno deberá efectuarle pagos netos al Fondo por cerca de USD 2.300 millones.
El staff del FMI se mostró preocupado por el impacto de la reforma provisional sancionada hace pocos días en el Congreso y pidió tomar medidas “decididas” para hacer frente a este gasto adicional y evitar que se agrande el déficit fiscal.