Con récord de asistencia arrancó IDEA. Los ejecutivos se muestran optimistas y festejan la coincidencia de agenda con el Gobierno. Reclaman celeridad en reformas
El clima de optimismo colmó los salones. Los empresarios se mostraron relajados, alegres, abiertos a la charla. Entienden que llegó el momento y no lo disimulan. «Es ahora», remarcó Cristiano Rattazzi, presidente de Fiat-Chrysler Argentina, frente a la consulta de si lo que se viene tras las elecciones es la reforma impositiva y laboral.
«Es el momento de la reforma impositiva que hay que discutir en el Congreso y esa reforma va a impactar en la reforma laboral», agregó el ejecutivo.
Los empresarios ayer colmaron los salones del Sheraton de Mar del Plata para la apertura de la 53a. edición del Coloquio de IDEA. Más de 600 empresarios, que pagaron entre $ 40.000 y $ 65.000 por persona, ocuparon las 55 mesas con una idea común. Entienden que «por primera vez en muchos años» la agenda del sector privado concuerda con la del Gobierno, y no esconden su alegría.
«Hace más de 20 años que no vengo al coloquio», dijo Carlos Blaquier hijo. «Hoy puedo decir lo que pienso, puedo decirle a Cabrera el ministro de Producción que las economías regionales están mal y no hay represalia», explicó el dueño de Ledesma.
Pero, además de esa libertad que dicen hoy tener, los hombres de negocios no se alejan de los números y ya piensan en el día después de las legislativas del domingo 22 y sacan cuentas.
«El Gobierno está haciendo las cosas bien, encauzó al país, ahora entiendo que si saca una buena diferencia, podría ser seis puntos, en las elecciones de medio término se acelerarán las reformas impositivas y laborales», explicó el empresario que apuntó a Ingresos Brutos como un impuesto «tremendo».
La definición de Blaquier, quien asegura que la diferencia entre lo que pide el empresariado y lo que el Gobierno desarrolla no es de concepción «sino de ritmo», es la que prevaleció en la voz del sector privado.
Miguel Acevedo, presidente de la Unión Industrial (UIA), se mostró «sorprendido de ver empresarios con mayor optimismo desde agosto (desde las elecciones PASO) a esta parte». El empresario, que viene de Aceitera General Deheza (AGD), señaló que las reformas «se van a tener que hacer» pero que un buen acto eleccionario para el oficialismo «significa un fuerte respaldo».
Por su parte, Facundo Velasco, gerente de relaciones instituciones de Acindar, señaló que la reforma fiscal es esencial. «Necesitamos menos presión tributaria, si uno tiene en cuenta que cuando querés exportar en tus costos aparecen impuestos que otros no tienen, tenés un problema».
Para Velasco «es el momento de pensar en los próximos 30 o 40, a los países que le fue bien establecieron políticas estables a largo plazo».
Aunque no todos los empresarios se sienten tan seguros como Blaquier para opinar abiertamente, la línea discursiva fue la misma. Por lo menos así lo dijo un encumbrado empresario de la industria pesada que prefirió mantener el anonimato, pero que no dudó en afiurmar que «si Cambiemos saca cuatro puntos de diferencia a favor en la provincia de Buenos Aires se acelera el ritmo de la reformas».
Luego de asegurar que Ingresos Brutos «es un desastre» y que las inversiones llegarían con mayor fluidez si se logra una menor presión tributaria porque «los desembolsos hasta ahora fueron para actualizar, ya que aún hay mucha capacidad ociosa», el empresario dio por sentado que la otra reforma a encarar, la laboral, el Gobierno la hará «sector por sector».
«Es un modelo que sirvió, y el mejor ejemplo de esto es Vaca Muerta, por lo que entiendo que irán por ese camino», consideró.
La ventaja que tiene el sector por sector frente a una reforma general es que tiene que pasar por el Congreso y la administración nacional lo podría resolver sentando a las tres partes en una misma mesa: Estado, empresario y sindicatos de cada actividad.
Sobre este punto, el titular de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), Antonio Caló, fue contundente. «De qué reforma hablan, que me expliquen de qué se trata». Y para que quede clara la posición en la que se parará uno de los sindicatos más fuerte y con mayor injerencia en la industria pesada argentina, el hombre que supo ocupar uno de los tres sillones del triunvirato de la CGT (los otros los ocuparon Hugo Moyano y Luis Barrionuevo) aseveró que «si la intención es bajar sueldos y pagar menos, que se olviden».
La voz disonante la aportó el ex empresario y ahora diputado nacional por el frente 1País de Sergio Massa, José Ignacio «el vasco» De Mendiguren.
La única figura opositora que se pudo ver en los salones del hotel marplatense dijo que «no le aconsejaría al Gobierno abandonar el gradualismo. Este camino que tomó es bueno. Todos sabíamos que es difícil lo que recibió. Lo que había quedado debajo de la alfombra era muy complicado. Por eso tomamos esa actitud de acompañamiento en los primeros meses», planteó
Luego de asegurar que la ex presidente Cristina Kirchner «no existe más», el ex presidente de la UIA y ex ministro de la Producción, señaló que de cara a las elecciones, «el Gobierno lidera las encuestas debido a la estrategia inteligente de asustar con Cristina Kirchner y esquivar el debate a todos los problemas que a la gente le preocupan».