Varias firmas buscan aprovechar el interés por activos argentinos y evitar los ruidos de un nuevo gobierno anticipando sus vencimientos. Chocan con normas del BCRA
Bancos de inversión están ofreciendo a las empresas argentinas que tienen vencimientos de bonos en 2016 y 2017 en el exterior canjes de deuda para aprovechar el fuerte interés por activos argentinos y como forma de esquivar los posibles riesgos cambiarios o soberanos el año que viene, en el inicio de un nuevo gobierno. Pero los emisores chocan con normas del Banco Central (BCRA) que obligan a emitir una deuda más barata que la existente o a una liquidación de divisas que implica correr un costo cambiario.
Las empresas a las que les vencen títulos el año que viene -Banco Hipotecario (en abril), Multicanal (en julio) y Transener (en diciembre)- son las primeras candidatas a realizar la operación. En tanto, Arcor, Autopistas del Sol, Banco Macro, Central Térmica Guemes, Electricidad Argentina, Hidroeléctrica Piedra del Aguila, IRSA, Petrobras, Raghsa, Tarjeta Naranja y Transportadora de Gas del Sur, con vencimientos en 2017, pueden esperar el segundo semestre del año que viene para avanzar. También la ciudad de Buenos Aires (CABA).
Según coincidieron fuentes ligadas a las operaciones, los bancos, como JP Morgan y Santander Río, están ofreciendo a esas empresas realizar colocaciones anticipadas este año para rescatar esos títulos e incluso ampliar con deuda nueva.
Lo que demostraron las últimas colocaciones de Bonar 24, de YPF y de la CABA es que hay una oportunidad de emisión en el mercado internacional, como lo intentará hoy la provincia de Buenos Aires, por el entusiasmo por los activos de Argentina y que faltan instrumentos, lo que hizo bajar el riesgo país.
A los inversores del exterior les gustaría comprar títulos a largo plazo, a cinco o siete años, para asegurarse las tasas altas que ofrecen las empresas del país, un 8% (el piso es lo que paga YPF en el mercado secundario), por un tiempo prolongado. Los argentinos preferirían emitir a plazos más cortos, unos tres años, para volver a cancelar y emitir a tasas más bajas si la economía local mejora y el riesgo soberano disminuye.
Quienes prefieren adelantar las cancelaciones este año buscan evitar en los primeros trimestres de 2016 la alta volatilidad por todos los cambios que deberá hacer el próximo presidente en el momento de vencimiento de sus deudas. Pero quienes confían en que las trabas cambiarias e impuestas por los holdouts se pueden solucionar podrían emitir a un 6 o 7% el año que viene si el soberano se redujera a un 5%.
Pero las intenciones de aprovechar la liquidez internacional chocan contra las comunicaciones 5604 del BCRA y la 5265.
La primera indica que los deudores tendrán acceso al mercado de cambios en forma anticipada al vencimiento de sus deudas si la vida promedio de la nueva deuda es mayor que la que se precancela. Y si la operación no implica un aumento en el valor actual del endeudamiento en el exterior utilizando como tasa de descuento la TIR del gobierno nacional. Como esa tasa es menor que la que pagan las empresas, no se cumple la regla (los inversores no aceptan quitas de capital de empresas sanas) e impide dar un incentivo a los compradores para canjear el título por anticipado.
La segunda impide canjear los papeles en el exterior, sino que obliga a liquidar los dólares obtenidos por la venta del bono nuevo para volver a comprar las divisas y transferirlas al exterior para pagar el bono viejo.
Esta operación implica un costo cambiario por el tiempo y la brecha entre el precio de compra y venta de las divisas. Y los dólares de una ampliación sólo pueden conservarse en moneda dura por 180 días para cancelar obligaciones durante ese plazo.
Los bancos están hablando con el BCRA para obtener un waver sobre esta normativa.