Las acciones de los bancos argentinos que cotizan en Wall Street subieron 12% el viernes, cuando los mercados locales estuvieron cerrados por el feriado del 20 de junio. La cotización de YPF trepó más del 5%, a cerca de sus máximos del año y aumentando en pocas horas el valor de la compañía estatal en unos 600 millones de dólares.
Todo ocurrió inmediatamente después del discurso de la presidente Cristina Kirchner confirmando la negociación con los fondos buitre en el juzgado de Thomas Griesa. Fue el fin de una semana no apta para cardíacos, en la que las acciones, los bonos y la cotización del dólar paralelo se sacudieron al ritmo de las idas y venidas de declaraciones de funcionarios, abogados, banqueros y analistas.
Ahora quedó claro que las autoridades se proponen negociar el pago de los 1.300 millones de dólares que se reclaman en Nueva York, pero en el marco de ciertas condiciones que permitan acotar los compromisos. En el diagnóstico oficial, parece haberse impuesto la idea de que los beneficios de un acuerdo superan a los costos económicos, financieros y aun políticos.
Si se llegara a cerrar el capítulo con los fondos buitre (después de los arreglos con Repsol y el Club de París), la Argentina podría obtener fuertes ahorros en intereses de nuevas deudas o incluso refinanciar viejas a tasas inferiores.
“Creemos que el Gobierno entiende y quiere evitar los altísimos costos económicos y políticos de un default”, dijo el viernes un informe de la consultora Elypsis. La firma que lidera el economista Eduardo Levy Yeyati recomendó “no achicar posiciones de cartera argentina, o iniciarlas en caso de no tenerlas”.
De no mediar accidentes, la política económica tiene abierta la posibilidad a partir de esta semana de tomar un sendero que contribuya a revertir la recesión que se instaló en la economía en la primera mitad del año. Para eso deberá hacer consistentes la política fiscal con la monetaria y cambiaria e indicar un camino de combate a la inflación.
La crisis con los holdouts, que todavía puede insumir varias semanas, debería dejar varias lecciones para el mediano plazo. En la lista se incluye potenciar el raquítico mercado de capitales argentino, cuyo tamaño es una fracción del que exhiben la mayor parte de los países de la región.
Otra es ampliar las fuentes de financiamiento externo, más allá de las instituciones tradicionales privadas o públicas con sede en Wall Street o Washington. Un ejemplo de los nuevos protagonistas que están surgiendo es la CAF (Corporación Andina de Fomento). Según el último informe anual de la entidad, la cartera de préstamos a la Argentina se duplicó entre 2009 y 2013, a 2.500 millones de dólares. La CAF, cuyo presidente visitará la Argentina el mes que viene, está buscando diversificar sus desembolsos, que en 2013 se concentraron en casi 60% en solo tres países: Brasil, Colombia y Perú.
Los bancos chinos, que ya hace tiempo que superan en tamaño a los gigantes occidentales, son otro candidato. A mediados de julio, cuando el presidente chino visite la Argentina, se anunciarán créditos para financiar obras de infraestructura. Pero el potencial de anudar nuevas líneas para financiar el desarrollo sigue siendo inmenso. Y menos peligroso que los bonos.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/busca-nuevas-fuentes-credito_0_1161484222.html