La apreciación real del peso contra el dólar fue de 19,6% durante el último año, aunque su valorización con respecto al euro y al real brasileño fue más del doble
La estrategia del Banco Central (BCRA) de sostener el atraso cambiario como ancla para moderar la inflación durante el último año le valió un récord: en este período el peso es la única moneda en el mundo que se aprecia en términos reales contra el dólar, además de valorizarse fuertemente contra el euro y el real.
Mientras que la inflación se mueve en la zona del 20 al 30% anual según cálculos privados, el tipo de cambio se deprecia sólo al 15% anual. Junto a esta dinámica gatillada por factores externos, tales como la devaluación del real brasileño y el fortalecimiento del dólar, el peso sufrió una apreciación real multilateral de 40% desde febrero de 2014 – luego de que se diera la brusca devaluación de enero -hasta marzo de este año, según consignó un informe del Estudio Broda.
De esta manera, el tipo de cambio real multilateral (TCRM), que mide el precio relativo de los bienes de una economía con respecto al de los bienes de los países con los cuales realiza transacciones comerciales habitualmente, marcó un ritmo de apreciación mensual de 2,6%.
Si bien la apreciación real del peso contra el dólar fue de 19,6% durante el último año, su valorización con respecto al euro y al real brasileño fue más del doble. En relación al primero, el peso se apreció un 49,6% mientras que medido contra real, se encareció un 45,9%.
Así, de acuerdo a los cálculos de Broda, el tipo de cambio nominal a marzo de este año debería ser de $16,8 para volver al nivel que marcó el tipo de cambio real multilateral en los mejores años del kirchnerismo, entre diciembre de 2003 y diciembre de 2007.
De acuerdo al análisis del Estudio Bein, para volver a noviembre de 2010, cuando «todavía la foto de la competitividad estaba razonablemente bien y el problema era la película» el tipo de cambio real multilateral debería subir un 36% mientras que el tipo de cambio real bilateral contra el dólar tendría que hacerlo al menos en un 12%.
En tanto, el bilateral corregido por términos del intercambio tendría que incrementarse 28%. Sin embargo, a fin de noviembre y sin considerar una eventual fortaleza mayor del dólar respecto al euro y el real, el tipo de cambio acumularía 8 puntos porcentuales de atraso adicional.
«La eficacia del ancla cambiaria es alta, sobra tasa, el tipo de cambio se mueve poco y estabilizó los precios en la zona de 1,5% por mes, excluyendo los aumentos discretos de educación y salud», apuntó Marina Dal Poggetto, directora del estudio Bein, para quien es posible que la estrategia del atraso cambiario se sostenga sin mayores sobresaltos hasta las elecciones.
Sin embargo, mientras que el peso se deprecia muy poco nominalmente contra el dólar y el diferencial con la inflación se mantiene alto, una de las consecuencias que más se sienten sobre la economía es la caída de los ingresos externos. «En 2011 exportábamos u$s 84.000 millones mientras que este año vamos a exportar tal vez unos u$s 60.000 millones. Además se restringen las importaciones para mantener el superávit comercial», dijo Juan Manuel Pazos, economista del estudio Broda.
Marcelo Elizondo, director de la consultora DNI concordó: «la contracara de la apreciación es que el Gobierno trató de corregir efectos a través de restricciones comerciales y cambiarias, es decir, no ajusta por precio en el valor de la moneda, si no por cantidad».