La restricción a la compra y salida de dólares había sido pensada para defender las divisas del BCRA. Para privados, la actividad se contrajo hasta 3% en ese lapso
El 28 de octubre de 2011, la AFIP implementó la resolución 3210, que obligó a los contribuyentes a conseguir la autorización del fisco para adquirir dólares. Fue el inicio del cepo cambiario, que continuó con la prohibición total para comprar divisas para ahorro, gravó a cuenta de impuestos el pago con tarjeta en el exterior, encareció los autos de media y alta gama y restringió al máximo el envió de utilidades al exterior por parte de las empresas.
El cepo fue pensado como un torniquete para detener la salida de divisas, que en 2011 rondó los u$s 25.000. Había que defender los dólares. Fue, en palabras del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, "una respuesta concreta desde el punto de vista de la sustentabilidad macroeconómica del país, de la disponibilidad de divisas y de la administración de la transición".
Tres años después, el Banco Central tiene u$s 20.210 millones menos de reservas (42,5% menos); un dólar oficial cuesta el doble de pesos que en ese entonces (la divisa pasó de $ 4,24 a $ 8,5); y un dólar blue vale un 227% más caro (de $ 4,49 a $ 14,62). La economía sintió el golpe: según el Índice General de Actividad (IGA) de la consultora Orlando Ferreres, se contrajo 2,9% entre septiembre de 2011 y el mismo mes de 2014.
La restricción a la salida de utilidades afectó a la inversión. Según la Cepal, la Inversión Extranjera Directa (IED) cayó 27% interanual en el primer semestre del año, aunque en periodos anteriores había subido porque las empresas reinvirtieron los pesos que no podían cambiar por dólares para girar a sus casas matrices. Según datos de Ferreres, la inversión como porcentaje del PBI se estancó y deambula entre 19 y 21% en estos tres años.
"El cepo generó mayores distorsiones, mayor desconfianza y mayor caída de la inversión", aseveró Marco Lavagna, economista de Ecolatina y asesor del precandidato a presidente del Frente Renovador Sergio Massa. Ese espacio político promete erradicarlo en 100 días.
¿Cómo? "Hay que dar señales claras de hacia dónde va la economía, que se van a tratar los problemas de fondo y que va a haber un nivel de inflación razonable. Mientras tanto, hay que generar un shock de inversiones que generen divisas. Por ejemplo, eliminar la ley de abastecimiento e implementar políticas sectoriales específicas, por ejemplo impositivas", dijo Lavagna.
Marina Dal Poggettto, directora del Estudio Bein, que trabaja con el precandidato Daniel Scioli, afirmó que para desarmar el cepo hay que "abrir la cuenta de capital y corregir la distorsión de precios relativos de la economía". "Si bien cortó de cuajo la fuga de capitales y la salida de remesas, el cepo generó otros grifos. Se cortó el endeudamiento de provincias y empresas, se canceló deuda en términos netos y las reservas siguieron cayendo", explicó. "El costo principal fue que el nivel de actividad empeoró", concluyó.
Freno inmobiliario
"Durante el período del cepo todos los indicadores empeoraron", afirmó Luciano Cohan, economista jefe de la Elypsis. Recordó que el sector inmobiliario fue "el que más lo sufrió y vive su peor crisis en treinta años". Según datos del Colegio de Escribanos porteño, la cantidad de escrituras cayó casi 50% en tres años. Si en agosto de 2011 se escrituraron casi 6.000 inmuebles, en agosto de 2014 apenas se firmaron 2.762 transferencias.
"La implementación del cepo dio lugar a una política monetaria mucho más expansiva, que, en parte, explica la inflación de hoy", dijo Cohan. "Sin el cepo, la emisión en exceso, que llegó al 50% en 2013, se hubiera ido a forma de compra de reservas", afirmó. "El cepo no se puede desarmar de un día para otro, porque hay una cantidad enorme de pesos; primero hay que recuperar la confianza en el peso y ordenar las cuentas fiscales para que la política monetaria no dependa tanto del Tesoro", concluyó.
Mariano Lamothe, gerente de Análisis Económico de Abeceb.com, consideró que el cepo "ha llevado a una mayor escasez de dólares y hoy impacta en la actividad productiva, en tener que hacer suspensiones porque (las empresas) no tienen insumos para producir, lo que profundiza la recesión". Para erradicarlo, siguió, se debe dejar de financiar déficit fiscal con emisión monetaria, acceder al mercado internacional de deuda y no utilizar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria. "Hay que dejar de usar al Banco Central emitiendo pesos a lo loco y que se dedique a revalorizar a la moneda argentina", dijo.