Los factores que lograron un crecimiento superior al 10% en el 2021 ya no estarán en el 2022. El escenario externo da un giro de 180 grados a la política pensada por Martín Guzmán y pone al Banco Central ante un desafío mayor.
Un nuevo informe de Ecolatina pone luz sobre la compleja situación económica que enfrentará la Argentina en este 2022. El impacto externo de la guerra entre Rusia y Ucrania echa por tierra los planes y la inflación parece no tener techo. ¿Qué factores hay que mirar de cerca?
Desde la segunda mitad de 2021 la actividad económica vino enseñando una velocidad de recuperación mayor a la prevista. En febrero la economía se situó en el nivel más alto desde marzo 2018 y sólo 2.2 p.p. por debajo del máximo histórico de la serie ocurrido en noviembre de 2017. Al mismo tiempo, el desempleo bajó a mínimos desde al menos 2016 y la tasa de empleo llegó a un máximo histórico. Además, los volúmenes de ventas en supermercados hilvanaron hasta febrero 9 meses en expansión y tuvieron el mejor primer bimestre desde 2018; la producción de indumentaria experimentó el mejor cierre de año desde al menos 2016; las ventas de motos son 40% superiores a las de 2019 y la adquisición de electrodomésticos concluyó el año 12% por encima de 2019. Cabe señalar que, en otros sectores, como el automotriz, la recuperación no fue mayor por la restricción a un mayor ingreso de bienes e insumos provenientes del exterior.
Pero esta dinámica auspiciosa de la economía real convivió con un preocupante deterioro en los desequilibrios macroeconómicos y en la vulnerabilidad social. La mencionada recuperación del consumo no sólo no se plasmó en términos de mejoras estructurales en los indicadores sociales, sino que se evidenció en paralelo a la aceleración inflacionaria, el virtual congelamiento de tarifas, un escaso nivel de reservas internacionales y la incertidumbre sobre la estabilidad del esquema vigente en virtud de la demora en relación con el acuerdo con el FMI.
Para Ecolatina, se plantea entonces una dualidad: inestabilidad nominal y recuperación económica.
Qué factores ayudaron a la recuperación en 2021
Desmantelamiento de las restricciones sanitarias
Recuperación de consumos dependientes de la presencialidad
Mejora de ingresos reales en la segunda parte del año.
Mayor incentivo al consumo y medidas de estímulo (PreViaje).
Mejora del empleo
Recomposición del salario real y del ingreso de hogares
Políticas de ingreso «en clave electoral».
«Sobre esta dinámica, lejos de constituir un obstáculo la profundización de los desequilibrios macro-financieros contribuyó a traccionar la mayor demanda de bienes y servicios. Sobre la base de un ingreso disponible que se recuperaba fuertemente (por las paritarias y el congelamiento de tarifas) el mayor incentivo relativo al consumo operó como complemento: los planes de financiamiento a tasa negativa, el marcado atraso cambiario, una brecha cambiaria elevada, la falta de alternativas de ahorro y la incertidumbre en relación al rumbo previo al acuerdo con el FMI abrieron ventanas de oportunidad (“fuga al consumo”) para la adquisición de bienes durables y la reposición de bienes de capital. De hecho, entre julio de 2021 y febrero de este año la percepción de los consumidores respecto de si es un buen momento para adquirir bienes durables aumentó 56%, cuando en igual lapso la expectativa respecto de la situación macroeconómica se deterioró un 9%», de acuerdo al informe.
El salto importador refleja esta dinámica. En los últimos tres trimestres los pagos de importaciones promediaron USD 5.500 millones mensuales (superando los USD 6.000 M en algunos meses), en torno de los máximos niveles de la serie. Lógicamente, esto se materializó en un contexto de abundantes liquidaciones por parte del sector agroexportador (favorecida por el salto en el precio de los commodities), el ingreso de los DEGs del FMI en agosto (que permitieron que el aporte del agro no deba destinarse a cancelar vencimientos con el mismo organismo) y limitaciones para la adquisición presencial de bienes en el exterior. Finalmente, más recientemente el acuerdo con el organismo multilateral fue el que permitió sortear en el corto plazo un escenario de disrupción económica.
Los riesgos para el 2022
La aceleración inflacionaria que frenará la recuperación de ingresos.
La implementación del acuerdo con el FMI «obturará los drivers» que impulsaron el crecimiento en 2021
En el segundo punto, Ecolatina puntualiza en los factores que darán un freno al consumo: 1) ajuste de las tarifas energéticas, para reducir la cuenta de subsidios junto a la aceleración de la devaluación buscando evitar un mayor deterioro de la competitividad que le pone piso elevado a la inflación. 2) la meta del déficit fiscal acota el sesgo expansivo de la política fiscal para impulsar la demanda. 3) la suba de tasas de interés encarece el crédito al consumo y la inversión. 4) la meta de acumulación de reservas pone tope a las importaciones que se pueden pagar con el actual nivel de divisas.
«Asimismo, y más allá de la disponibilidad de divisas, aún resta saber si el abastecimiento de energía será suficiente para evitar cortes de gas en el invierno, pudiendo afectar al entramado industrial. En buena medida la capacidad de seguir creciendo al actual ritmo dependerá fundamentalmente del nivel de reservas del BCRA», advirtió la consultora.
«Son varios los factores que llevan a pensar que la convivencia entre una fuerte profundización de los desequilibrios y la continuidad de la recuperación económica (y del consumo) no podrá extenderse mucho más. En este contexto, la crisis al interior de la coalición gobernante seguirá generando tires y aflojes en torno a las disyuntivas a las que se enfrenta la política económica e interrogantes en torno a la voluntad de cumplimiento del acuerdo con el Fondo. Lo que queda claro es que buena parte de los elementos que en conjunto traccionaron el crecimiento del consumo en los últimos tres trimestres hacia adelante estarán, al menos, más debilitados», concluyeron.