Estamos en guerra… por suerte no es del tipo de guerras que se cobra vidas de personas pero sí está dejando mal heridas a las divisas. Y son los mismos bancos centrales los que están autogenerando estas heridas.
El término guerra de monedas, se refiere a la situación donde los países compiten entre ellos para alcanzar un tipo de cambio relativamente bajo para su propia moneda. Cuando el precio de la divisa de un país cae, también decrece el precio real de las exportaciones del país en cuestión; a su vez, las importaciones se vuelven más caras, por lo que la industria doméstica y, por tanto, el empleo recibe un impulso en demanda tanto doméstica como externa.
Si bien a lo largo de la historia el término fue usado en algunas ocasiones, volvió a la escena después de la crisis financiera internacional del 2008. Y volvió de una manera nunca antes vista, con los principales bancos centrales de las economías desarrolladas tirándose billetes por la cabeza para devaluar sus monedas.
Vamos a explicar un poco mejor de que estamos hablando. Las políticas económicas se pueden agrupar en dos grandes grupos: política fiscal y política monetaria. Esta última suele estar a cargo de los bancos centrales de cada país. Hoy en día los tres principales bancos del mundo son: la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), el Banco Central Europeo (ECB) y el Banco de Japón (BoJ). La llegada de la crisis del 2008 obligó a las autoridades monetarias a tomar medidas “extravagantes”. Veamos qué hizo cada uno de ellos en los últimos años.
Reserva Federal. Con la crisis financiera de 2008, la economía estadounidense se vio gravemente amenazada. Para reactivar la economía y con el objetivo principal de recuperar el empleo, la FED actuó rápido y bajó sus tasas de interés de referencia al mínimo histórico del 0,25% y a lo largo de 3 programas de quantitative easing, compró deuda de distintos tipos y emitió dólares para poder adquirirla. Como resultado triplicó la base monetaria (sí, leíste bien, del 2008 a hoy por cada dólar que existía hoy hay tres dólares) y logró que la tasas de bonos a 10 años toquen un mínimo de 1,5%. Hacia fines de 2014, la FED terminó su programa de emisión monetaria y ya se especula con una suba de la tasas de referencia para algún momento de este año.
Banco de Japón. La entidad japonesa fue la segunda en actuar, aunque con algunas diferencias. Al llegar la crisis del 2008, Japón tenía una economía estancada. Para ese entonces, el BoJ ya había bajado la tasa de referencia casi a cero, por lo que no tuvo margen para bajar más la tasa. De manera similar a su par estadounidense a principios del 2013 anuncia su propio programa de emisión monetaria pero con un objetivo diferente, combatir la deflación. Hoy en día, el BoJ mantiene su plan de emisión en funcionamiento.
Banco Central Europeo. Los europeos fueron los últimos en tomar medidas, para algunos incluso llegando tarde. Apenas explota la crisis, el ECB baja parcialmente sus tasas de referencia para llevarlas finalmente a cero recién en 2014, imponiendo incluso leves alzas a lo largo del proceso. En este mismo año anuncia su programa de emisión monetaria que empieza a funcionar a principios de 2015, con el objetivo de recuperar la alicaída economía europea y disipar los fantasmas de deflación.
En resumen, los tres bancos centrales tomaron los mismos tipos de medidas pero en distintos momentos y con objetivos un tanto diferentes. Veamos cuales fueron las consecuencias en las divisas de estos países:
Como ya dijimos la Reserva Federal fue la primera en actuar, inundando de dólares al mundo. Con tanto dólar dando vuelta, hizo que la divisa se devalúe contra casi cualquier activo del mundo, lo que incluye por supuesto, otras monedas. En los gráficos anteriores puede verse con claridad como el dólar perdió valor frente al yen y al euro después del anuncio del su programa de emisión.
Hacia fines del 2012 tocó el turno del yen que, una vez anunciadas las medidas del BoJ, pasó a cotizar de 90 a 120 yenes por dólar. Por último, la moneda del viejo continente tuvo un fantástico retroceso, cayendo de 1,4 dólares por euro a mantener una paridad de casi 1 a 1 en tan sólo 6 meses cuando ya se escuchaban rumores de las nuevas medidas que estaba por tomar el Banco Central Europeo.
¿Que nos espera a partir de ahora? Da la impresión de que el mercado ya hizo sus movimientos más bruscos. Es difícil imaginar una caída tan pronunciada del euro como la de los últimos seis meses. Estamos en un mundo con los tres principales bancos centrales tomando medidas extremadamente “laxas”, pero unos de ellos, la FED, está en franca retirada. Esto lo convierte en el actor mas “disciplinado” de los tres. Bajo estas condiciones, lo más lógico es pensar en un dólar que va a seguir apreciándose o al menos no va a perder valor a mediano y largo plazo.
¿Qué papel juega Argentina durante esta guerra? Lo dejamos para la próxima.