Tener una balanza de intercambio comercial positiva fue uno de los cinco pilares que propuso Alberto Fernández para salir de la crisis. Según el Presidente, el acuerdo con los bonistas permitirá destinar mayores recursos al financiamiento de los sectores productivos.
“La verdad que lo que hace falta no es planificar tanto, uno tiene que tener claro cuáles son los objetivos. Los míos son la generación de inversión y de trabajo. Mi segundo objetivo es que lo que se produzca se exporte lo más que se pueda”. El martes, horas después de anunciar el acuerdo con los bonistas, Alberto Fernández comenzó esbozar los próximos objetivos económicos de su gestión. Los definió como cinco pilares fundamentales para salir de la crisis: desendeudamiento, acumulación de reservas, dólar competitivo, equilibrio fiscal y superávit comercial. El último ítem, al menos por este año, podrá cumplirse.
Según estimaciones privadas, en 2020 la balanza arrojará un resultado positivo récord en torno a los u$s18.000 millones, casi u$s2.000 millones por sobre el registrado en 2009. Aunque, aclararon, será producto del desplome de las importaciones.
Las proyecciones de consultoras privadas coinciden. Según Abeceb, el superávit comercial del año cerraría en torno a los u$s17.800 millones, equivalente al 4,9% del PBI. Prevé para este año “una retracción promedio del 12,2% en las exportaciones a u$s57.189 millones y un descenso del 19,8% en las importaciones a u$s39.421 millones”. En la misma sintonía, Ecolatina sostuvo que la “balanza comercial alcanzaría un superávit de u$s18.000 millones en 2020, producto de un desplome en las importaciones (mayor al 20% interanual), en un contexto de caída de las exportaciones que superaría el dígito”. “En consecuencia, aunque el frente comercial no resultará un foco de tensión permanente en el mercado cambiario, tal como lo hubiera hecho en una situación de déficit, y eso es algo positivo, tampoco nos beneficiaremos de los derrames de un crecimiento exportador”, sostuvo la firma.
Desde LCG, señalaron que se espera una caída de las exportaciones del 8% anual y una baja de las importaciones rondando el 22% anual. “Con este resultado, el superávit comercial rondaría los u$s21.400 millones”, señaló.
“Proyectamos que el superávit se va a mantener el próximo año, con un leve repunte de exportaciones. Esperamos que las importaciones también crezcan, pero por debajo. Sobre todo, por el rebote de la actividad y el crecimiento que esperamos para 2021”, agregaron a Ámbito desde una consultora, aunque aclararon que distintas variables macroeconómicas (brecha o profundización del cepo para importar) pueden alterar el pronóstico. “El desafío es un poco más de largo plazo: si Argentina logra crecer sostenidamente por algunos años, hay que ver cómo lograr que las importaciones no vuelvan a superar a las exportaciones”.
En ese sentido, el economista jefe del Ieral Juan Garzón dijo a la agencia Télam: “En la pospandemia tenemos que ver qué perfil exportador le queremos dar al país. Hoy por hoy, Brasil nos compra menos manufacturas industriales, las está reemplazando por las que vienen de China, a pesar del Arancel Externo Común que rige dentro del Mercosur”. En ese contexto, la semana pasada el canciller Felipe Solá lanzó el Consejo Público Privado para la Promoción de Exportaciones, con el objetivo de impulsar las ventas del país a niveles similares a los que existían en 2011, cuando se ubicaron en torno a los u$s85.000 millones. A la par, se encuentra el proyecto del denominado Consejo Agroindustrial Argentino (CAA), que tiene como finalidad llevar las exportaciones anuales hasta los u$s100.000 millones.
Futuro
El Presidente destacó que, a raíz del acuerdo con los bonistas, el país tendrá un alivio de más de u$s37.000 millones en los próximos diez años, lo cual permitirá “destinar mayores recursos para atender las necesidades de los sectores más vulnerables y el financiamiento de los sectores productivos”.
Algunos de los pilares señalados el martes por Alberto Fernández se presentaron en el avance del Presupuesto 2021 que el Ejecutivo envió al Congreso en junio. Allí se destacó que el próximo año “confluirán los desafíos de avanzar en una recuperación virtuosa y acelerada del aparato productivo tras la irrupción de la pandemia y consolidar la construcción de un nuevo perfil productivo que le permita a la Argentina sostener un proceso de crecimiento de largo plazo a través de la generación de empleo de calidad, el desarrollo tecnológico local y la promoción de las exportaciones”. En cuanto a la política productiva, remarcó el escrito oficial, “se dará especial impulso a las MiPyMEs a través de iniciativas como el Programa de Financiamiento de la Producción cuyo objetivo se centra en apoyar el crecimiento del aparato productivo local y fomentar su integración federal. Para ello, se reactivarán las acciones asociadas al Fondo Nacional de Desarrollo Productivo (FONDEP) y al Fondo de Garantías Argentino (FoGar) para facilitar el acceso al financiamiento productivo en sectores estratégicos para el desarrollo económico nacional”.
Tanto para el FoGar como para el FONDEP, el Gobierno lleva destinados casi $70.000 millones este año: en el Presupuesto, ocupan el lugar de “Financiamiento a la Producción” que representa más del 85% destinado al sector “Industria”. Justamente, en relación a ello, el martes la Cámara de Diputados aprobó y giró al Senado para su tratamiento el proyecto de ley que amplía las partidas presupuestarias por un monto estimado en casi $1,9 billón, para solventar el pago de planes sociales, productivos y laborales destinados a paliar la crisis económica.