Con el agro y Brasil como motores, Argentina lograría el año próximo una balanza comercial en positivo por primera vez en años. No obstante, advierten que el intercambio seguirá sin despegar
Tras años de balanza comercial en rojo, con el récord de u$s 8300 millones negativos alcanzados en 2017, y luego de que este año apunta a terminar prácticamente con intercambio equilibrado, Argentina puede alcanzar en 2019 un superávit en torno a u$s 4500 millones.
La mejora será de la mano de la mejor cosecha agrícola, tras un año signado por las pérdidas productivas consecuencia de la sequía, y un mayor crecimiento de Brasil, principal socio regional.
Así lo pronosticó la consultora Ecolatina, que sin embargo alertó que esa mejora en términos de resultado comercial no se verá reflejada en un incremento del intercambio total, es decir en la suma de exportaciones e importaciones.
Es más la consultora planteó que el flujo de comercio de Argentina con el mundo pasaría de u$s 126.500 millones de este año a u$s 125.000 millones en 2019, una retracción de 1% interanual.
Ese flujo representaría una merma de 20% contra el máximo de intercambio comercial total, producido en 2011 (u$s 157.000 millones), planteó Ecolatina.
«Lo importante no es solo el superávit sino también aumentar el intercambio comercial», sostuvo el reporte.
Al respecto, indicó que las exportaciones de bienes muestran un deterioro sostenido en los últimos años: entre 2011 y 2019 caerán más de 20% en dólares corrientes», sostuvo Ecolatina.
Por eso, recomendó como «fundamental, profundizar los acuerdos comerciales», a fin de lograr atenuar la contracción del valor de las ventas al mundo.
Además, expuso que para incrementar las exportaciones es necesario también aumentar las compras al mundo, dado que «el ingreso de insumos clave para la producción desde el exterior permite reducir costos y ser más competitivos».
Ecolatina planteó que al comparar el flujo de comercio (exportaciones más importaciones) en relación al PBI, la Argentina ha quedado relegada, lo que muestra las diferencias existentes en el grado de apertura comercial entre el país y otros de similar desarrollo.
Ejemplificó la situación en que mientras Chile tiene tratados con el 90% del PBI global; Perú el 80% y Colombia, con el 50%, el país apenas tiene ingreso privilegiado al 10% del producto global.
«Mientras que el flujo de comercio no se profundice, los avances locales serán de una menor intensidad al de los países más integrados al comercio internacional», completó.