La entidad terminará el 2021 con activos internacionales debajo de USD 40.000 millones. Y reservas líquidas casi en cero
El Gobierno termina el 2021 con un endurecimiento extremo del “cepo”, con restricciones para los pagos en cuotas de viajes y consumos en el exterior, y las limitaciones a bancos para la disponibilidad de divisas en propia cartera, en un período en el que se advierte una abrupta merma en los volúmenes negociados en el Mercado Único y Libre de Cambios (MULC).
Las reservas llegan al cierre del año con lo justo, aún con un calendario de vencimientos de deuda accesible, amplio superávit comercial y una salida de divisas por turismo modesta por las medidas contra la pandemia del COVID-19.
El 23 de agosto, el arribo de una ampliación de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que el Fondo Monetario Internacional distribuye entre los países miembros, le aportaron una inyección de USD 4.334 millones a las reservas internacionales del Banco Central. Así, las reservas brutas superaron los USD 46.000 millones por primera vez desde octubre de 2019.
Pero la última semana de agosto también significó un punto de inflexión para las reservas, pues una alta demanda por importaciones combinada con una merma estacional en los ingresos por exportaciones del agro, obligó al BCRA a efectuar ventas en la mayor parte de las ruedas en el mercado de cambios para apuntalar la oferta y contener una suba más acelerada del dólar oficial. La entidad se encamina a cerrar el 2021 con activos internacionales debajo de 40.000 millones de dólares.
El BCRA finalizaría el 2021 con importantes compras netas en el mercado mayorista sobre los USD 5.000 millones, aunque en los últimos cuatro meses del año el saldo fue negativo en unos 2.000 millones de dólares.
El “estrés” sobre las reservas se produce porque el refuerzo para los activos provino de un préstamo -los DEG del Fondo-, pero la entidad utilizó dólares líquidos para intervenir en el mercado de contado y otros USD 2.500 millones para actuar en la Bolsa, donde sacrificó divisas para comprar bonos e influir en la baja del tipo de cambio implícito del MEP y el “contado con liquidación”.
También presionaron a las reservas los pagos de deuda pública. Este miércoles 22 de diciembre el Central canceló un vencimiento con el FMI por USD 1.900 millones, que consumió el refuerzo de DEG que se inyectó cuatro meses atrás. Por eso las reservas del BCRA están otra vez cerca de sus mínimos del año y casi en el mismo nivel de diciembre de 2016, mientras que las reservas estrictamente líquidas -las que se utilizan para intervenir el mercado, están acercándose “a cero”.
Un informe del Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social (GERES) en base al último balance del Banco Central señaló que al 15 de diciembre, las reservas netas del BCRA se ubicaron en USD 5.581 millones, de las cuales solo USD 170 millones eran líquidas, mientras que otros USD 2.020 millones correspondieron al remanente de Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI -utilizados este miércoles 22-, y USD 3.390 millones a las tenencias de oro, mientras que las reservas totales o brutas llegaron a 41.105 millones de dólares.
Amílcar Collante, economista del CESUR (Centro de Estudios Económicos del Sur) explicó a Infobae que “se produce la liquidación de la cosecha fina, pero los vencimientos de deuda son bastante importantes para el primer bimestre del año, además de lo que sigue. La posibilidad de un fortalecimiento de las reservas creo que viene por el otro lado, capaz que puede haber una devolución de los DEG, dependiente de lo que se negocie con el Fondo. Vamos a ver resentirse a las reservas brutas del Banco Central , porque no veo un gran ingreso. Algunos hablan de USD 3.000 millones por el trigo, pero es clave para esta liquidación cómo va a ir la dinámica del tipo de cambio y la tasa de interés, que van a empezar a influir”.
“Según el Banco Central, va a empezar a acelerar el crawling peg cerca de lo que es la tasa de inflación. Eso es lógico y le va a dar un precio más alto a quien quiera liquidar exportaciones. Pero si se empiezan a acelerar las microdevaluaciones sin tener un horizonte de dónde se estabiliza o sin otro anclaje -supongamos en un escenario donde no se cierra un acuerdo con el Fondo- , ahí todos los exportadores van a esperar un poco para liquidar a un tipo de cambio más alto. Y lo que compensa ese efecto es la tasa de interés -cuya suba es un gran atractivo a liquidar antes- y no se está moviendo eso. Ahora, si mueven la tasa de interés y se tiene una tasa un poco más alta, pese a que aceleran el crawling peg, puede darse un incentivo a que se liquiden más divisas”, evaluó Collante.
“Con el tema turismo y vencimientos, creo acotado el margen que tiene el Central para recomponer reservas. Ya hablando de marzo o abril, quizás es otro cantar, pues deberíamos tener un anclaje de expectativas y números de estimaciones de lo que será la cosecha gruesa y ahí si vienen bien los números, claramente el Banco Central, ya cerrando un acuerdo con el Fondo, puede tener un ingreso muy importante de divisas y estarán despejados los vencimientos por dicho acuerdo con el FMI, con un perfil más acomodado de pagos. Entonces, cada dólar que se liquide puede ser muy importante para robustecer reservas”, pronosticó el economista de CESUR.
Para los analistas de Portfolio Personal Inversiones, el bajo stock de reservas internacionales “fuerza a las autoridades a ir administrando la tensión entre mayor ajuste del ‘cepo‘ cambiario y ralentización la actividad económica, a la espera de que un eventual acuerdo con el Fondo que aclare el panorama. El reciente rechazo del Presupuesto del oficialismo en la Cámara de Diputados hace pensar que el entendimiento con el organismo pueda demorar su llegada, por lo que no debería sorprender que esta tensión se intensifique durante el verano”.
En este aspecto, resalta la fuerte contracción del volumen operado en el segmento de contado (spot), que pasó de un elevado promedio de USD 800 millones en la primera semana de diciembre a menos de USD 300 millones la última semana, un desplome del 60 por ciento.
Joaquín Marque, director UG Valores, precisó que “la negociación con el Fondo entra en etapa de definiciones y el Gobierno debe definir cuánto cede frente a los condicionamientos que el organismo le está solicitando. Existe la posibilidad que al tener posturas tan lejanas entre el Gobierno y el Fondo, y como ninguna de las partes quiera ser el culpable de llevar a la Argentina al default, se avance con un acuerdo light, que permita no tener grandes cambios en el manejo de la política económica”.
Para Marque, “el mayor desafío que enfrenta el Gobierno es volver rápidamente al sendero de acumulación sostenida de reservas para robustecer el BCRA. Hay consenso entre los agentes económicos, de que el Presupuesto enviado al Congreso, no tendrá ninguna relación con la realidad que enfrentara la Argentina en 2022″.
“Los dólares alternativos vienen bajando y la brecha cambiaria se viene reduciendo levemente por aumento de la demanda de dinero -por aguinaldos, vacaciones y pago de impuestos- que viene acompañada por una intervención reducida del BCRA. Para acompañar dichos movimientos y poder sostenerlo en enero, cuando se reduce la demanda de dinero, el BCRA deberá aumentar las tasas de interés, para intentar llegar a la cosecha con menor volatilidad cambiaria”, anticipó el experto de UG Valores.