El resultado electoral en los EEUU y las novedades sobre una vacuna contra el coronavirus reforzaron la tendencia de rebote para las cotizaciones. En noviembre las acciones promedian alzas de 11% en dólares, y los bonos, un 9%
Por impulso de la mejora en los índices financieros en el exterior, pero también con la ayuda de mejores expectativas en el plano doméstico, las acciones argentinas promedian una importante recuperación del 11% en dólares en el transcurso de noviembre, mientras que para los títulos públicos, con la referencia de los seis bonos globales en dólares -emitidos con el canje de deuda y que se negocian en el exterior- rebotan un 9% en el mismo lapso.
Aunque es casi imposible para cualquier trader “comprar en mínimos y vender en máximos”, el piso de los precios de los activos parece cerca -llegaron a un reciente mínimo en marzo y también en septiembre-, mientras que luce muy grande el upside o margen de ganancia potencial en los próximos meses e incluso a un mediano plazo, con vistas a las elecciones de 2023, básicamente por el castigo que vinieron acumulando los papeles cotizantes, más que por fundamentos virtuosos.
¿Qué juega en esta visión de mercado donde el optimismo le empieza a ganar al pesimismo?
1 )Precios mínimos. Las acciones y los bonos argentinos ofrecían una ventana de oportunidad concreta este año como para posicionares en activos financieros con pesos excedentes y apostar a ganarle al dólar y a la inflación. Pero medidas económicas y cambiarias erradas impulsaron las posturas en dólares -por fuera del cepo-, ampliaron la brecha y distorsionaron las cotizaciones bursátiles, inclusive con un exitoso canje de deuda soberana anunciado en agosto pasado.
Los ADR de compañías argentinas que se negocian en dólares acumulan fuertes pérdidas este año, de hasta 60 por ciento. El panel S&P Merval de la Bolsa de Buenos Aires se mantiene un 38% abajo del arranque del año, cuando se lo mide en dólares. Y está 81% debajo del récord de febrero de 2018.
2) Vacuna contra el Covid-19. Una vacuna efectiva contra la pandemia que garantiza una pronta salida del estancamiento económico que se extendió al mundo entero es un aliciente para potenciar las valuaciones e imaginar una recuperación de la economía global en 2021. Argentina, en fuerte crisis por tercer año seguido, con un déficit fiscal de 8% del PBI, inflación reprimida y desempleo de 28% -al despejar el efecto de los planes de asistencia social- parte desde muy atrás, pero hay consenso en que el 2021 será mucho mejor que el 2020 para la economía.
3) Acuerdo con el FMI. Este martes arribará a Buenos Aires una nueva comitiva del Fondo Monetario Internacional (FMI) liderada por el jefe de la misión para Argentina, Luis Cubeddu, y la directora Adjunta del Hemisferio Occidental, Julie Kozack. Luego de la misión informal de octubre, la entidad explicó que las conversaciones se centrarán en “la agenda fiscal, monetaria y estructural” del Gobierno. Un rápido acuerdo con el organismo que hoy es el principal acreedor del Estado Argentino (tras desembolsos por unos USD 44.000 millones en 2018 y 2019) despejará del todo el horizonte de vencimientos de deuda pública hasta el fin del mandato de Alberto Fernández.
4) Soja en alza. Los precios de los principales productos que la Argentina exporta están en máximos de los últimos cuatro años. Habida cuenta de la necesidad de ingresar divisas por el canal comercial para financiar una recuperación de la actividad en 2021, esta noticia procedente del sector real es más que oportuna.
La tonelada de soja tocó este lunes los USD 407, un valor muy conveniente para la Argentina. Aunque no llega a los máximos de USD 650 de septiembre de 2012, son muy favorables en la comparación histórica. Por supuesto, este aumento se da en todas las variantes, como la harina y el aceite de soja, productos de los cuales el país es el principal productor y exportador global. El agro -por ventas de granos sin procesar- y derivados industriales aportan cerca del 40% de las exportaciones nacionales.
5) Calma cambiaria. La estabilidad del dólar oficial está garantizada por el estricto control de cambios. Pero la inquietud generada por el salto de las paridades alternativas, como el dólar libre y los tipos de cambio implícitos en la operatoria bursátil, fue destructivo para las expectativas de devaluación e inflación hacia fin de año.
Ahora el dólar libre y los bursátiles, alineados en un rango de 142 a 151 pesos, confluyen en valores que se corresponden con el volumen de pesos emitidos en el último año para cubrir el déficit fiscal. Es decir, la corrección bajista de estas variables ya se produjo, pero de retomar las alzas, los dólares alternativos podrían recorrer un sendero de alza moderada en el corto plazo, en sintonía con la devaluación oficial y la inflación hasta fin de año, con una brecha aún muy alta, pero debajo del 100 por ciento.