La empresa ya produce chips para tarjetas de transporte y de crédito. Podrá participar en las licitaciones del Gobierno para la fabricación de DNI, pasaportes o licencias de conducir
Con una inversión de más de u$s 300 millones, y luego de 10 meses de trabajo, el empresario Eduardo Eurnekian inauguró ayer la primera planta de producción de microchips y semiconductores del país y la región. Así, a través de la compañía Unitec Blue, el titular de Corporación América incursiona en el mundo de la nanotecnología, un mercado que a nivel regional representa unos u$s 1700 millones.
Una moderna torre plateada, que asoma en medio del llano paisaje de la localidad de Chascomús, marca el ingreso a la planta con tecnología de última generación, donde no quedan rastros de la antigua planta textil de la familia Eurnekian, que funcionó en ese mismo predio. “Es la primera planta de nanotecnología de Sudamérica. Hasta ahora, el 100% de la tecnología que se consumía en la región era importada”, explicó Matías Gainza Eurnekian, presidente de Unitec Blue y sobrino de Eduardo Eurnekian. El directivo aclaró que toda la inversión fue financiada con capitales propios del grupo. “Pero más allá de la inversión, esto no es posible sin los convenios con las grandes empresas de tecnología”, dijo Eduardo Eurnekian.
La compañía, que está en funcionamiento desde febrero de 2013, logró las certificaciones requeridas por el Ministerio del Interior para la fabricación de documentos con medidas de seguridad electrónica (chips) como pasaportes, DNI o licencias de conducir. “Superamos las certificaciones requeridas por el Gobierno y cuando haya una licitación nos presentaremos”, aseguró Gainza Eurnekian. La flamante planta tiene una capacidad de producción de 1.150 millones de chips por año.
En una segunda etapa, donde la inversión total ascenderá a u$s 1200 millones, la firma tecnológica incursionará en otras líneas de productos como energía fotovoltaica (paneles solares) y luminarias LED. Además, aspiran a integrar el proceso productivo incluyendo la extracción y tratamiento del silicio, el mineral que se usa como materia prima para la fabricación de los microchips.
En la flamante planta hoy se producen los chips usados en teléfonos celulares (tarjeta SIM, cuya primera producción es para Personal), tarjetas de transporte, tarjetas de crédito y trazabilidad de ganadería, medicamentos y otros productos. A pesar de estar operativa desde hace apenas tres meses, ya realizan tarjetas de transporte (similares a la SUBE) para países de América Central y también tarjetas SIM para compañías de celulares locales. Se estima que cada año se utilizan 35 millones de estas tarjetas en el país y, hasta ahora, el 100% se importaba. El valor promedio de cada una de ellas para las operadoras es de entre u$s 1 y u$s 2. Uno de los principales mercados a los que apuntan es Brasil, donde ya están cerrando acuerdos para la producción de tarjetas de transporte. “Brasil invierte siete veces más que la Argentina en tecnología. Por cada dólar que importa la Argentina, Brasil importa siete”, detalló Gainza Eurnekian.
La empresa también logró la certificaciones correspondientes de Visa y Mastercard para la fabricación de tarjetas de crédito, que están iniciando un proceso de migración de la tecnología de banda magnética a la tecnología de los chips. Las medidas de seguridad exigidas por las compañías emisoras de tarjetas son estrictas, ya que los plásticos ya salen de la planta con el chip instalado y el nombre del usuario impreso. Por ejemplo, cuentan con una bóveda similar a la de un banco, con paredes de hormigón de 30 centímetros, y la entrega de tarjetas y PIN a cada sucursal bancaria debe realizarse en transportes separados.