La semana estuvo cargada de altas temperaturas y muchísimos usuarios en el Área Metropolitana de Buenos Aires sin servicio eléctrico, o con servicio parcial. El ENRE lanzó una serie de cortes programados en toda el área metropolitana, llegando a afectar a 350.000 damnificados. Los cortes se interrumpieron el viernes debido a las fuertes lluvias y el descenso parcial de la temperatura, pero continuarían durante la semana próxima.
En cuanto al plano monetario, se vio una interrupción en la marcha de la cotización del dólar. El jueves el Banco Central evitó que la divisa continuara en ascenso, e intervino en el mercado vendiendo 40 millones de dólares. Esto marcó que el BCRA busca evitar una tendencia demasiado predecible que fomente la dolarización de activos. En la licitación semanal de Lebac el Central interrumpió también la caída de las tasas de interés, y elevó la tasa de la letra más corta desde 30,25 a 30,5 puntos, volviendo sobre sus pasos de la semana previa. La medida fue una respuesta a la tasa de inflación de la Ciudad de Buenos Aires, ahora referencia nacional, que marcó un 4,1% en enero. Los principales rubros que aceleraron los precios desde diciembre fueron restaurantes y hoteles —con aumentos de precios de 22%, y una incidencia especialmente elevada en CABA—, transporte aéreo, y equipos telefónicos.
En línea con su política anti-inflacionaria, el Central continuó manteniendo un crecimiento descendente de la base monetaria. Al 16 de febrero, la variación interanual se ubica en 24,8%. Para liberarle el camino, el Tesoro busca evitar financiarse a través del BCRA. Esta semana se oficializó la emisión del Bonar 18 y Bonar 20, con los que busca captar 20.000 millones de pesos por cada uno al terminar el año. La tasa a pagar será la Badlar más 275 y 325 puntos básicos respectivamente. La decisión de aumentar el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias significará para el fisco un costo de 49.000 millones de pesos, y suma a las amplias necesidades de financiamiento que necesitará a lo largo del año.
En el plano institucional, resaltó el desplazamiento de Graciela Bevacqua del INDEC. La ahora exdirectora técnica manifestó diferencias con Jorge Todesca en cuanto a los plazos necesarios para presentar un nuevo índice de precios. Según declaraciones de la primera, reconstruir el aparato del INDEC llevaría más de 1 año, mientras Todesca busca presentar un número confiable, aunque quizá aún provisorio, durante el segundo trimestre del año.
Expectativas con una política fiscal mixta
El anuncio más relevante de la semana fue el incremento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias, presentado el jueves por el Presidente Mauricio Macri. Con la nueva medida, las familias tipo deberán pagar el impuesto sólo en el caso en que ganen más de 30.000 pesos brutos mensuales —desde los 15.000 pesos mensuales anteriores—. La medida es retroactiva a enero de 2016, por lo que se deberá realizar una devolución de lo retenido, que se ha dicho se hará en una sola vez. A partir de ahora entonces, 180.000 trabajadores dejarán de pagar el impuesto, y los demás contribuyentes alcanzados por el gravamen —que suman unos 1,3 millones de personas— verán incrementos salariales que van desde el 6 hasta el 22 por ciento. Para aquellos trabajadores con un ingreso bruto mensual de 32.000 pesos el ingreso equivale a un 22% de aumento en el salario de bolsillo; para un ingreso de 45.000, se reduce a un 19%; para uno de 60.000, a 14%; para uno de 100.000, a 8%.
Esta decisión, ya largamente reclamada y esperada por el sector sindical, se suma a una ampliación en las asignaciones familiares. De acuerdo a lo declarado por el director de la ANSES, Emilio Basavilbaso, las asignaciones treparan 32%. A partir de ahora, las familias con un ingreso mensual de 15.000 pesos brutos pasaran de recibir $199 a recibir el mismo monto de la AUH, $966. Basavilbaso señaló que con ello buscan incorporar un incentivo al trabajo formal. Anteriormente, una familia con empleo informal y un ingreso menor al salario mínimo tenía un desincentivo a buscar formalizar su situación laboral, en tanto eso hubiera significado perder el ingreso por AUH. Ahora el trabajador podría buscar formalizarse sin renunciar a un ingreso por hijo de $966. Los otros tres rangos de asignación familiar, de 640, 390, y 199 pesos respectivamente, corresponderán ahora a ingresos familiares de hasta 22.000, 25.400, y 60.000 pesos respectivamente. Son más de 400.000 chicos los que comenzarán a recibir así una asignación por este concepto, totalizando unos 1.166.304.
El gobierno ha buscado con este anuncio encauzar las negociaciones paritarias para hacerlas consistentes con las metas de inflación del Banco Central, que se ubican entre 20% y 25% para este año. La devaluación del peso en diciembre, la aceleración de precios hasta enero, y la reducción de los subsidios a la tarifa eléctrica — especialmente en el Área Metropolitana de Buenos Aires— han ya afectado negativamente el salario real, y consecuentemente el consumo —las ventas minoristas en enero disminuyeron 2,3% en cantidades—. Todo esto hace que los trabajadores vean más pertinente enfocarse en la inflación pasada para crear sus expectativas salariales, cuando lo que el BCRA necesita es enfocarlas hacia la inflación futura. Este juego de expectativas es sumamente importante para la política monetaria. Si los precios se aceleraran en respuesta a las paritarias, el Central se vería en un dilema: convalidar aumentos nominales y renunciar a sus metas —y credibilidad—; o ajustar aún más las tasas de interés para frenar precios, con el riesgo de inducir una recesión en 2016.
Por ahora, la inflación se aceleró en enero a 4,1%, efecto del ajuste de algunos precios a la devaluación de diciembre. El efecto del aumento de la tarifa eléctrica se reflejará en febrero/marzo con una aceleración que se estima en 1%. A partir de ese momento, el BCRA deberá reducir rápidamente la inflación intermensual a menos del 1% si busca terminar dentro de sus objetivos, con un 25% de máxima en el promedio anual.
La política fiscal mixta que implementa el gobierno, por un lado planeando reducir el déficit en 4 años, por otro lado reduciendo la carga tributaria sobre el consumo, muestra un notable compromiso. Lo que se busca es realizar los ajustes monetarios necesarios sin afectar la capacidad de consumo interno. Lejos de aquellos ajustes clásicos del FMI —devaluación y contracción agresiva tanto monetaria como fiscal—, se está buscando minimizar el costo social asociado, y reducir la volatilidad.
Fuente: http://www.invecq.com/apps/docman/descargar.php?uid=7994a76c19&id=122&show=inline