Hace poco tuve la suerte de que me recomendaran un libro llamado “El mundo en el 2050”, de Laurence C. Smith, profesor del departamento de Geografía de la Universidad de California. Y digo tuve suerte ya que es uno de esos libros que le permiten a uno ver de otra manera ciertas cosas, en este caso el comercio de granos.
Se suele decir que en el futuro las guerras tendrán como uno de sus disparadores la posibilidad de apropiarse del agua que tienen países menos desarrollados y que serán invadidos por países con poderío militar con el fin de disponer de los recursos acuíferos que estados, como Argentina, poseen en mayor cantidad. Pero si uno mira hacia atrás y analiza cuales han sido los causantes de guerras, nunca fueron por escasez de agua. De hecho, hay un sinnúmero de acuerdos mediante los cuales, estados limítrofes comparten los recursos hídricos. Países como Egipto, Pakistán, India o Bangladesh han llegado a acuerdos para compartir ríos y lagos sin el uso de la fuerza.
En cambio, lo que Laurence Smith propone es que aquellas regiones con escasez de agua la importan mediante el comercio de granos y otros productos agrícolas. Es una teoría tan sorprendente como simple. La agricultura es el principal consumidor de agua a nivel global (70% del consumo total). Por lo tanto cuando comerciamos productos agrícolas, estamos comerciando agua. Sino, analicemos quienes son los principales importadores de granos en el mundo. Con la excepción de China (cuyo principal motor es la creciente clase media que requiere mas y mas proteínas), los principales importadores de productos agrícolas son países con escasez hídrica (Medio Oriente, África del Norte, México, etc.). Suena a obviedad pero se requiere menor cantidad de agua para producir trigo en Argentina que en Egipto. Y sino veámoslo en números: de acuerdo al documento, México importa trigo, maíz, sorgo y demás productos de Estados Unidos. Estados Unidos utiliza 7 mil millones de metros cúbicos de agua para producir lo que exporta a México. Para producir la misma cantidad, México necesitaría 16 mil millones de metros cúbicos.
La disponibilidad de reservas de agua dulce es suficiente a nivel global pero se encuentra distribuida de una manera muy desigual. En el siguiente cuadro se puede observar que de los países con disponibilidad adicional de tierra arable, solo Latinoamérica y Asia del Este, y en menor medida África sub-Sahariana disponen de reservas hídricas renovables.
Los netos importadores de granos solo poseen agricultura por riego, cuyo límite es el stock de agua en las napas subterráneas, el cual decrece con el uso y el paso del tiempo: por esto, la tendencia es a que la teoría de Smith se fortalezca e incluso se intensifique en el futuro. En esta línea, de acuerdo a un nuevo estudio llevado a cabo por la Asociación de Productores de Trigo de Estados Unidos (USW) y presentado en Junio 2010 en Londres, el comercio de soja y maíz crecerá en 50% en los próximos 20 años, en tanto que el comercio de trigo se duplicara hacia 2050. El estudio se baso en proyecciones de importaciones, consumo y stocks en África y Medio Oriente.
Hoy, de acuerdo al estudio de Lawrence Smith, el 40% del consumo humano de agua se comercia mediante el flujo global de granos.
Sudamérica en general y Argentina en particular, tienen un papel estelar en este flujo como exportadores de productos agrícolas. Para esto Argentina debe seguir aumentando su producción y debemos seguir apostando por la tecnología, la siembra directa, la rotación y el manejo por ambientes. El uso de la tecnología y el manejo sustentable permitirá tener suelos de largo plazo y seguir haciendo un uso eficiente de las reservas de agua renovables.
(*) El autor se desempeña actualmente en el extranjero como ejecutivo de una compañía internacional y posee un MBA de la Universidad de Chicago. Cualquier opinión vertida en este artículo pertenece solo al autor.