• Es por el impacto de las cotizaciones sobre contratos a futuro y bonos “dollar linked”
La proliferación de contratos de futuros de dólar y la fuerte apuesta en bonos «dollar linked» que se produjo en los últimos meses mantienen en vilo a inversores. Sucede que la apuesta es a un incremento del tipo de cambio oficial a partir del nuevo Gobierno. De la evolución de esa cotización dependen las ganancias de sendas apuestas financieras.
En el caso de los contratos de dólar futuro, el monto negociado se acerca a los u$s 10.000 millones sólo en el Rofex, donde el Banco Central es el principal vendedor. Se trata de un instrumento que utiliza la entidad que preside Alejandro Vanoli para aliviar las presiones cambiarias y vender la menor cantidad posible de dólares con el consiguiente impacto en el nivel de reservas. Se estima que en el Mercado Abierto Electrónico estos contratos ascienden a por lo menos otros u$s 5.000 millones, aunque no hay información oficial ya que se trata de transacciones bilaterales.
La mayoría de los contratos se extiende hasta marzo de 2016. Ayer, por ejemplo, el dólar a fin de ese mes se podía contratar a $ 10,67. Si a esa fecha se ubica por encima de ese valor, el BCRA deberá asumir la pérdida, pagando los pesos de diferencia entre ese precio y la cotización de mercado. Por el contrario, si el dólar oficial opera a menos de ese valor, la diferencia deberá ser pagada por quienes compraron el contrato.
Un fuerte salto cambiario, que no pocos vaticinan para después de fin de año tendría un costo significativo para el Central. Si el dólar se ubicara un peso por encima de $ 10,67, por ejemplo, el BCRA debería poner la diferencia estimada en unos $ 15.000 millones. Para algunos economistas el riesgo que asume la entidad se acerca a los $ 40.000 millones.
Más allá de la posibilidad de utilizar los contratos de dólar futuro como instrumento para «calzar» operaciones pactadas en moneda extranjera, buena parte de los que compran lo hacen pensando en una posible ganancia financiera. Para el inversor el riesgo más visible es que el nuevo Gobierno demore el sinceramiento cambiario y que el dólar oficial siga subiendo a la tasa actual (cercana al 16% anual). En ese caso, es probable que termine con un empate, sin ganancias ni pérdidas significativas.
Existe, sin embargo, otro riesgo que es la posibilidad de un desdoblamiento cambiario. Aunque ningún candidato habló concretamente de esta posibilidad. Economistas como Miguel Kiguel y Eduardo Levy Yeyati sugirieron que puede resultar un paso intermedio hasta que se libere totalmente el cepo y se vaya a la unificación. Incluso Axel Kicillof propiciaba la posibilidad de un desdoblamiento formal del tipo de cambio, algo que no sucedió. En su lugar se optó por mantener sólo el dólar oficial, pero distintos tipos de cambio según la operatoria, como sucede con la modalidad de ahorro (se cobra una percepción del 20%) o de tarjeta (35% sobre el precio oficial).
Una medida de estas características supone que habría dos mercados de dólar legales: el oficial, que funcionaría como hasta ahora para operaciones de comercio exterior y otro financiero por donde se canalizaría el resto de la operatoria. El problema es que los contratos de Rofex se regirían por la cotización oficial, que seguiría retrasada en relación con el valor que el mercado le da al dólar. Y resultaría una manera de eludir la pérdida derivada de los millonarios contratos vendidos a futuro.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=812794