Aislado de los mercados internacionales, el Gobierno apela a estrategias tan caras como comprometedoras para hacerse de dólares y mantener la estabilidad en la recta final de su gestión. Desde los sombríos acuerdos con China y Rusia pasando por el endeudamiento a tasas africanas y las concesiones en Vaca Muerta. La herencia para el próximo presidente.
Como la invención es hija de la necesidad, el gobierno de Cristina Kirchner no escatima en creatividad a la hora de pensar en nuevas fuentes de financiamiento para la urgida economía argentina. Poco importa el costo que haya que pagar: el objetivo es hacerse de los dólares necesarios para transitar sin sobresaltos la larga recta final hacia las elecciones de octubre.
Sin señales de acuerdo con los fondos buitre y virtualmente aislados del mercado financiero internacional, los funcionarios apelan a estrategias tan caras como comprometedoras para hacerse de dólares y mantener la estabilidad en el ocaso de su gestión.
Los polémicos convenios de asociación estratégica con China y Rusia, el reciente endeudamiento a tasas más altas que en África y los acuerdos de dudoso beneficio a largo plazo como los de Vaca Muerta o el del espectro de 4G en telefonía celular, son algunas de los fuentes alternativas de dólares que están bajo la lupa por estos días. Sin embargo, alejarse del financiamiento genuino y alquilar billetes estadounidenses a cualquier precio tiene sus consecuencias, advierten los economistas consultados por El Cronista 3Días.
«Se llegó a esta situación por una combinación de los desequilibrios macroeconómicos que acumula la economía -es decir, alta inflación, déficit primario en torno al 5% del PBI, atraso cambiario y estancamiento económico- junto a la irresolución del conflicto judicial con los holdouts», abre el juego Gastón Rossi, director de la consultora LCG.
Por su parte, Juan Pablo Paladino, jefe de Investigaciones en Ecolatina, complementa: «Dado que el Gobierno ya tomó la decisión de no acordar con los holdouts, ese camino quedó cerrado y se tiene que tomar el del financiamiento alternativo. Esto es, todo lo que pueda hacer el Banco Central en materia de swaps con China y préstamos de corto plazo, y por otro lado, las colocaciones esporádicas que puedan hacer tanto las provincias como YPF. A eso se le suman las colocaciones del Central».
Mientras la caída del precio internacional de la soja impacta sobre los dólares que aporta el sector agropecuario -las liquidaciones están cayendo al 30% interanual, según datos de LCG- . el flujo del financiamiento que consigue el BCRA, en este contexto, sirve para estabilizar el mercado cambiario. En tanto, lo que puedan conseguir el Gobierno nacional junto a YPF es lo que ayudará a relajar las trabas a las importaciones y apuntalar el nivel de actividad, coinciden los especialistas consultados.
Sin bandera
Así las cosas, la principal fuente de financiamiento en dólares que le queda disponible al kirchnerismo es la emisión de deuda en dólares en el mercado local. Y hacia allí apuntan los cañones: por más que la decisión suponga arriar las banderas del desendeudamiento -uno de los bastiones discursivos de la última década- el ministerio de Economía ya emitió u$s 1.416 millones de Bonar 2024 en abril y, según publicó El Cronista ayer, analiza realizar una nueva colocación de deuda. A esta altura, el objetivo no es un misterio para nadie: fortalecer las reservas del Banco Central para pagar los vencimientos de deuda y dinamizar la economía de cara a las elecciones de octubre.
A pesar de que el ministro de Economía, Axel Kicillof, festejó la emisión de deuda, lo cierto es que lo hizo aceptando una tasa de 8,9% anual en dólares, cifra que prácticamente duplica lo que le cuesta a la mayoría de los países de América latina. «Sin ir más lejos, en febrero pasado, Uruguay emitió deuda al 2050 convalidando una tasa del 5%», apunta Rossi.
Para encontrar un país con una capacidad de pago similar a la de la Argentina, según el mercado, hay que adentrarse en el África oriental. «La Argentina paga esas tasa por que no tiene alternativa», resume Martín Tetaz, economista de la Universidad Nacional de La Plata. y agrega: «Le cobran esas tasas porque el mercado sabe que el país no puede hacer una colocación abierta en los mercados internacionales por el ?riesgo Griesa?».
Por su parte, Orlando Ferreres, titular de la consultora OJF & Asociados, advierte que «no se trata de fuentes genuinas» porque si bien «dan un cierto alivio, al final no son solución, pues se paga una tasa de 9% anual en dólares».
Pero si bien sería preferible conseguir tasas más favorables como las de los países vecinos, la acumulación de restricciones – como las trabas a las importaciones o la imposibilidad de girar dividendos,- obliga al Gobierno a conseguir dólares al precio que sea con tal de poder relajar los controles y reactivar la economía.
A diferencia de años anteriores, el Gobierno ha decidido refinanciar los vencimientos de deuda con nueva deuda, porque las reservas ya no permiten la ilusión del desendeudamiento. ?El roll over se hace sin importar la tasa, porque la alternativa es o el default o el uso de reservas y si se pagara el vencimiento del Boden 2015 con reservas, caerían por debajo de u$s 25.000 millones poniendo al dólar cobertura (la relación entre los pesos de la base monetaria y los dólares de las reservas) en torno de los $ 20, con todo lo que ello implica como presión potencial al blue en un año electoral?, analiza Martín Tetaz.
Socios polémicos
Mientras en el resto de la región llueven dólares, la Argentina es el único país de América latina con Inversión Extranjera Directa (IED) negativa. De acuerdo con un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, en 2014 pasó de ser el quinto país de la región en el primer semestre de 2013, a caer al último puesto entre trece países evaluados.
La ausencia de IED junto al aislamiento de los mercados financieros internacionales, obligó al Gobierno a tender alianzas tan laxas como cuestionadas con países antes impensados. Urgida por la falta de dólares, en febrero la Argentina rubricó con China un convenio macro que podría garantizar la estabilidad cambiaria durante el 2015 pero que condiciona el futuro de la industria y el empleo, según se quejan por lo bajo desde una cámara empresaria. ?El próximo presidente deberá arreglárselas, al Gobierno lo único que le importa son los yuanes del swap?, resumen los hombres de negocios, en referencia a la línea de crédito por hasta u$s 11.000 millones acordada con Banco Popular de China (PBC, por sus siglas en inglés), del cual la entidad que dirige Alejandro Vanoli ya activó cuatro tramos.
La otra alianza estratégica integral fue firmada por Cristina Kirchner a mediados del año pasado con su par ruso Vladimir Putin. El encuentro entre ambos mandatarios se reeditó hace pocos días, cuando la presidenta viajó a Moscú para profundizar los acuerdos de cooperación en energía nuclear e intercambio comercial.
Estos acuerdos implican una cierta dependencia de países que no son de nuestra orientación occidental, con los cuales hay que hacer negocios pero deben ser aprobados por toda la sociedad?, sostiene Orlando Ferreres.
De los más de 60 tratados bilaterales firmados por el Gobierno, casi la mitad están clasificados como confidenciales. De hecho, los principales candidatos presidenciales de la oposición ya reconocieron que están dispuestos a revisar y hasta eliminar algunos acuerdos si llegan a la Casa Rosada.
Sin embargo, en lo que respecta a los dólares contantes y sonantes, los créditos de los nuevos socios argentinos se hacen esperar. ?Hay mucho acuerdo firmado pero hasta el momento entraron cerca de u$s 300 millones, básicamente, por las represas?, dice Paladino respecto a las obras Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, en la Patagonia. Y agrega: «El tipo de cambio sigue siendo bajo para el que tiene que entrar la plata. Vamos a tener mucha firma de convenio pero poca entrada efectiva de dólares».
Según coinciden los analistas, la obsesión verde del Gobierno también llevó a malvender licitaciones como la de 4G en los celulares (ver recuadro) o como muchas de las sombrías concesiones para exploración y explotación de los recursos energéticos de Vaca Muerta.
Platos rotos
Algo es seguro: quien suceda al Gobierno deberá hacerse cargo del festival de alquileres de dólares que se aceleró en el final de la gestión K. Para Rossi, teniendo en cuenta el bajo nivel de la deuda que flota en el mercado -aproximadamente el 12% del PBI-, ?el impacto de las tasas convalidadas sobre la próxima administración es relativamente acotado?.
Consultado por las consecuencias de la estrategia de financiamiento oficial, Martín Tetaz dobla la apuesta: ?La alternativa es pagar con las reservas o entrar en default. Cualquiera de esos dos escenarios deja la economía en condiciones mucho peores para el próximo gobierno, de modo que, sea quien sea el sucesor, yo creo que está festejando que ahora se consigan dólares.?
El problema, aseguran los expertos, es que la situación es insostenible más allá de diciembre, por lo que la figura de pan para hoy y hambre para mañana se repite entre los economistas consultados. Para concluir, la pregunta se impone: ¿Qué cifra maneja el Gobierno para llegar a fin de año sin sobresaltos? De acuerdo a las proyecciones de la consultora LCG, para cerrar el año con un nivel de reservas aceptable y poder relajar las trabas a las importaciones, necesita emitir deuda por u$s 5.000 millones, además de canjear completamente el vencimiento del Boden en octubre próximo. ?Así, con lo conseguido hasta ahora, queda pendiente la colocación de u$s 2.000 millones adicionales y el canje del Boden 2015 en condiciones atractivas?.
Toda vale, con tal de conseguir los dólares para que la sensación de estabilidad se sienta en las eleciones de octubre.