Antes del primer entendimiento el Poder Ejecutivo liberó los dólares financieros, ajustó el cepo y descongeló la tasa de interés. Para poder cumplir con las metas de este año deberá profundizar alguna de esas decisiones e implementar otras que aún no tienen definición oficial
El acercamiento entre el Gobierno y el Fondo Monetario aceleró después de la derrota en las elecciones parlamentarias y tuvo una serie de medidas destinadas a “preparar el terreno” para el nuevo programa financiero que se acordaría dos meses y medio después con el staff técnico del organismo. Ahora, con un primer entendimiento, el Poder Ejecutivo implementará otro set de políticas para empezar a perfilar el cumplimiento de las metas anuales.
En una primera ventana de tiempo entre que se celebraron las PASO, con una marcada derrota del oficialismo a nivel nacional, el llamado en público del presidente Alberto Fernández a acelerar el diálogo con el FMI para cerrar un acuerdo en un corto plazo desató una serie de medidas que se venían postergando por la instancia electoral.
En primer lugar aparece en ese listado la ausencia del Banco Central del mercado del dólar financiero, más específicamente por el dólar Bolsa o MEP. Desde el día después de las elecciones parlamentarias el BCRA interrumpió su intervención a través de venta de bonos en ese mercado. Así, las cotizaciones financieras aceleraron su precio rápidamente por encima de los 200 pesos, mientras antes de los comicios del 14 de noviembre todavía cotizaban en un precio cercano a los 185 pesos.
El contexto de dólares cada vez más escasos -y con vencimientos de deuda por delante- empujó a un nuevo apretón de los controles cambiarios, que en este caso se tradujo en una prohibición del financiamiento en cuotas con tarjetas de crédito de gastos en dólares en el exterior, ya que el Gobierno aseguró que necesitaba priorizar las pocas divisas en el BCRA para las importaciones del sector productivo.
Otro síntoma claro de un fin de la inercia de ciertas políticas económicas que arrastraba el Poder Ejecutivo fue el de la administración del dólar. El BCRA, tras los comicios, permitió un nivel de depreciación mayor del tipo de cambio mayorista. A lo largo de prácticamente todo el 2021 el dólar de referencia para el comercio exterior había tenido una actualización menor a la que tuvo la inflación.
Por otra parte, el Banco Central aumentó en dos puntos la tasa de interés, del 38% al 40% y descongeló la tasa de interés en pesos tras un año sin cambios. Además, también subió la posición de plazo fijo para los ahorristas: “Para personas humanas, el nuevo piso se fija en 39% anual para las imposiciones a 30 días, mientras que para el resto de los depositantes del sistema financiero la tasa mínima garantizada se establece en 37% anual”, dispuso el BCRA.
Por último, el Ministerio de Economía concluyó el 2021 con un nivel de déficit primario menor al que se esperaba a principio de año. El rojo fiscal sin contar los pagos de deuda cerró en 1,4 billones de pesos, lo que representó cerca de un 3% del Producto Bruto Interno. Como referencia, a principio de año y según la pauta prevista en el Presupuesto el recorte del desequilibrio primario debería haber sido hasta 4 por ciento.
El acuerdo con el FMI anunciado el 28 de enero formateó el “esqueleto” de medidas económicas que tomará el Gobierno por los próximos tres años, que incluyen metas de déficit, de asistencia monetaria desde el Banco Central y de acumulación de reservas, entre otros ítems clave para la macroeconomía que viene.
Hay, en ese sentido, una serie de medidas que al Gobierno todavía le faltan tomar para, aún cuando la negociación no se terminó porque todavía se afina la letra chica del programa nuevo con con el FMI, perfilar el cumplimiento de los objetivos que tendrá el acuerdo con Washington para este primer año de vigencia.
En primer lugar, el Poder Ejecutivo deberá oficializar cómo será el esquema de baja de subsidios y de aumento de tarifas a lo largo de 2021. El ministro de Economía Martín Guzmán aseguró que la intención de incrementar las boletas en un 20% no cambió tras el acuerdo y se espera una definición a ciencia cierta sobre qué alcance tendrá el sistema de segmentación y qué ahorro le habilitará al Estado en la abultada cuenta de subvenciones.
Lo único que se conoce hasta ahora -dos años después de que comenzaron a trabajar en el esquema las áreas de la Secretaría de Energía que responden al kirchnerismo- es que será un plan que incluya a unos 500.000 usuarios residenciales de la Ciudad de Buenos Aires y algunas zonas del Conurbano bonaerense, aunque no está claro cuántos subsidios podrá dejar de disponer el Tesoro en caso de que se avance con ese sistema.
El Gobierno deberá además ajustar fuertemente la asistencia monetaria que recibe desde el BCRA. Mientras en 2021 fue equivalente a 3,7% del PBI; en 2022 se apunta a que sea del 1%, en 2023 0,6% y en 2024 que se aproxime a cero. Por el momento no hubo detalles sobre si esa reducción incluirá adelantos transitorios y giros de utilidades en conjunto o solo uno de ellos. Este cambio no implicará que deje de haber asistencia del BCRA a Economía, sino que dejará de ser “sistemática”, según se encargan de aclarar en el Gobierno.
La cuestión de las tasas de interés también estará en la mira del Fondo Monetario. Si bien aún no se conoce si habrá algún tipo de meta a cumplir en este sentido, el Poder Ejecutivo anticipó que esa exigencia incluida en el acuerdo -esto es, que los rendimientos en pesos sean positivos en relación con la inflación- alcancen a los plazos fijos y a los bonos del Tesoro. Aún el BCRA no indicó si habrá otra suba de tasas de referencia tras el primer descongelamiento de Leliqs en enero.
Una de las metas que serán exigibles por parte del staff del FMI en las revisiones trimestrales será la de recorte del déficit fiscal, que este año debería reducirse desde el 3% del Producto con que finalizó el 2021 hasta 2,5% del PBI. Como publicó Infobae, el Gobierno se recuesta en sus proyecciones de crecimiento y en una eventual suba de los ingresos al fisco, aunque algunos analistas creen que también podría necesitar ajustar las clavijas en algunos ítems del gasto público.
Hay un elemento que tiene pocas referencias en el preacuerdo alcanzado con el FMI pero que configura una distorsión relevante para la economía que es la amplitud de la brecha cambiaria. Desde el Poder Ejecutivo aseguraron que el tema fue parte de la conversación pero no hay, por el momento, medidas concretas anunciadas para combatirla. Sí dejaron traslucir que buscarán maneras para que fondos de inversión del exterior que quedaron “atrapados” en pesos puedan salir de sus posiciones, un proceso que según el diagnóstico oficial presiona permanentemente a la brecha.