La pax cambiaria lograda a partir del segundo acuerdo con el FMI, basada en la combinación de masivo ingreso de fondos del organismo, ajuste de la economía nacional y elevadas tasas de interés, parece no tener garantizada su supervivencia más allá de los meses de verano. La tradicional demanda de dólares de los años electorales amenaza con llevarse puesto el frágil esquema de bandas cambiarias en los próximos meses.
Las chances electorales del oficialismo están inversamente relacionadas a la cotización del dólar, y el establishment internacional (y parte del local) empieza a ver con preocupación un posible regreso de CFK a la Presidencia de la Nación. La estrategia oficial para evitarlo y conseguir la reelección es aplicar el “populismo financiero” (dólar barato y cierto impulso al gasto, apalancados en créditos externos), similar a la utilizada en las elecciones de 2017.
Para lograrlo deben superar la oposición del FMI a que sus fondos se utilicen para sostener la cotización del dólar por debajo de la inflación. La experiencia del “blindaje” en el marco de la crisis de la convertibilidad, donde los fondos frescos del organismo se fueron por la canaleta de la fuga de capitales en un vano intento de sostener el uno a uno, marcó a fuego la visión del fondo sobre cómo intervenir en la economía argentina. De ahí su oposición a que el Gobierno utilice sus abultadas reservas internacionales, que llegarán a los u$s 78.300 millones cuando se acredite el desembolso de marzo del FMI, para estabilizar el valor del dólar.
Al respecto, el Gobierno anunció la autorización para utilizar unos u$s 9.000 millones desde abril hasta octubre, en subastas diarias por unos u$s 60 M. Las proyecciones del CESO señalan que u$s 60 M puede ser suficiente para atender la demanda de divisas en un escenario de tranquilidad el gobierno. Sin embargo, las ventas deberían alcanzar un promedio diario de u$s 170 M, en un escenario de corrida cambiaria electoral. Aun así, la experiencia del año pasado donde subastas de u$s 500 M diarios no pudieron contener la escalada del dólar pero una oferta en el MAE de u$s 5.000 M fue muy efectiva, muestran que más importante que el monto diario de ventas de dólares es la posibilidad de ahuyentar la incertidumbre cambiaria con una oferta clara y contundente.
Por ello, la oposición del FMI a una estabilización del dólar en el año electoral, debilita las chances electorales del oficialismo y habilita construcciones alternativas a Macri para evitar un regreso de CFK. No casualmente, una parte del establishment local que teme ser devorado por la actual política económica, vuelve sus ojos hacia Roberto Lavagna, un candidato con chances de extender lazos en el peronismo y el radicalismo, sumando votos en ambos lados de la grieta.
Al respecto, uno de los temas conversados por el ex ministro de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner con los burócratas del fondo fue evitar una apreciación electoral del peso. No casualmente, la suba del dólar con sus efectos colaterales de deterioro económico y social, levantan las chances electorales de Lavagna casi a la misma velocidad que deterioran las de Macri. Por otro lado, la estrategia económica del ex ministro tiene como uno de sus pilares sostener un “dólar alto” por lo que, una devaluación del peso antes de diciembre, le evitaría el costo político de su implementación en el hipotético caso de llegar a la presidencia.
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