Un futuro acuerdo de “facilidades ampliadas” con el organismo permitiría extender los plazos de pago. Sin embargo, se ve como altamente improbable que siga inyectando fondos frescos si el próximo gobierno no avanza con reformas estructurales
Los USD 5.400 millones que el FMI debía desembolsar a mediados de septiembre en el marco del último acuerdo ya pasaron a la historia. No sólo esos recursos no fueron girados, sino que esto tampoco hay una fecha cierta para que lo haga. Y a esta altura prácticamente se descuenta que los USD 12.000 que aún le resta prestar al organismo hasta principios de 2021 habrá que darlos de baja.
En apariencia hay coincidencia mutua: ni el Fondo está dispuesto a incrementar su exposición en la Argentina y el presidente electo, Alberto Fernández, dejó trascender que no está en sus planes continuar aumentando el endeudamiento con el organismo.
Que no haya nuevos desembolsos –si es efectivamente lo que termina ocurriendo– no significa que la Argentina y el FMI rompan relaciones ni muchos menos. Al contrario, podrían ir a un nuevo acuerdo que le dé más tiempo de plazo de pago al Gobierno, pero sin nuevos desembolsos. Entre 2022 y 2023 vencen más de USD 40.000 millones, prácticamente todo el préstamo realizado con el Fondo, una suma imposible de pagar en el actual contexto. Por lo tanto, el único camino es estirar los tiempos de pago, pero en el marco de un nuevo acuerdo. “Queremos pagar pero antes precisamos volver a crecer”, reitera una y otra vez el presidente electo.
La visión de que ya no deben esperarse nuevos desembolsos del Fondo es cada vez más generalizada entre inversores y analistas. Ayer el economista jefe del HSBC Argentina, Jorge Morgenstern, opinó en esa dirección. “Si no se avanza con reformas estructurales como en el sector previsional, ni está la idea de un Banco Central independiente y se mantienen fuertes controles cambiarios, es prácticamente imposible que el FMI le preste más a la Argentina, aunque sí se podrían estirar los plazos de devolución al organismo”, le dijo a Infobae.
Walter Ramírez, economista de Supervielle, coincidió en que el escenario que están proyectando no incluye nuevos desembolsos: “Hay que pensar que lo que se viene es vivir con lo nuestro, es decir con un mercado cambiario que no contará con nuevos desembolsos del FMI. Por eso, es una posibilidad que el próximo gobierno decida arrancar con un dólar oficial más alto que el actual, quizás más cerca del nivel que hoy está el Contado con Liquidación. Y así tendría un mayor margen de maniobra para acumular reservas en los primeros meses de gestión”.
La gran contra, sin embargo, de arrancar un dólar más alto, que luego se iría atrasando, es que provocaría un nuevo salto inflacionario ni bien arranque la presidencia de Alberto Fernández. Y esto podría provocar tensiones internas en el comienzo mismo de la gestión, algo que no parece demasiado factible. Tampoco hay muchas chances de que sea el actual gobierno el que promueva un nuevo salto del tipo de cambio en los 30 días que le quedan.
Ayer habló el vocero del FMI, Gerry Rice, en conferencia de prensa y aseguró que están ‘listos» para trabajar con “Alberto Fernández y su equipo” y enfrentar los desafíos de “alcanzar un crecimiento sostenible e inclusivo”. Sin embargo no hizo mención a reuniones inminentes en la agenda, ni a la revisión de metas dentro del marco del actual y mucho menos a la posibilidad de futuros desembolsos.
Mantener la relación con el FMi y llegar a un nuevo acuerdo será imprescindible para el próximo gobierno. La razón no es sólo la millonaria deuda, sino que además es la única forma de encarar una reestructuración de la deuda “amigable” con los bonistas privados y evitar caer en un default total.
Hernán García, economista del Banco Galicia, indicó que la consecuencia de los mayores controles cambiarios pasará por una fuerte baja de la tasa de interés. “Vemos que las tasas se volverán negativas en términos reales, es decir evolucionarán por debajo de la inflación al menos por un tiempo, en el contexto del actual control cambiario. Esto promoverá mayor crédito porque los bancos están muy líquidos. Pero es un alivio de corto plazo, lo mejor es que con el paso de los meses las actuales restricciones se vayan aliviando”.