• Presentación ante Griesa elevó el riesgo país cuando en el resto de los emergentes hubo caídas de hasta un 8%
La amenaza de los fondos buitre alcanzó por ahora, si no para frenar los pagos de la Argentina por la deuda que emitió en abril, para empeorar visiblemente el perfil de deuda del Gobierno e impedir que pueda salir a buscar más dólares al exterior. El daño que provocaron las advertencias del fondo Aurelius sobre los títulos ya se ve en el riesgo de los títulos de corto y mediano plazo que cotizan afuera. Los rendimientos se dispararon entre 64 y 250 puntos básicos desde aquel 20 de abril en que el ministro de Economía, Axel Kicillof, festejó los resultados de una colocación de u$s 1.400 millones y anunció que, con esto, había caído «el mito de que no hay financiamiento para la Argentina».
La tasa de interés de entonces fue del 9% anual, el doble de lo que deben pagan los países vecinos. Pero debería ubicarse hoy en los dos dígitos, por encima del 10% anual si la pretensión fuera captar un monto en dólares similar o mayor. El Boden 2015 rinde ya 256 puntos básicos más que el día de la emisión del Bonar 2024 (un 11% anual); y el Bonar 2017 y el 2024, unos 64 y 100 puntos básicos más, respectivamente (más del 9% anual). Significa que, a juzgar por los precios actuales, si la Argentina quisiera volver a colocar deuda en el exterior, debería convalidar, un punto porcentual más de tasa que hace un mes.
Hay evidencias de que esta nueva percepción de los operadores sobre la deuda argentina se debe a factores locales y no globales. El riesgo-país que mide el banco JP Morgan se redujo para todos los emergentes entre un 2% y un 18% durante los últimos 30 días. La Argentina fue, entre todos éstos, la única excepción, con una suba del 0,5%. El avance fue modesto sólo porque este indicador está conformado por los rendimientos de bonos de largo plazo (Discount y Par en dólares), y no los de mediano y corto plazo, que son los que utiliza el Ministerio de Economía para buscar financiamiento internacional.
Los mercados externos están mostrando que hay algo más de desconfianza sobre los activos argentinos. Y que en las últimas tres semanas se revirtió una dinámica que alentaban, desde hace meses, las expectativas de un cambio de ciclo político por las elecciones de octubre. Es lo que explica que se haya hundido repentinamente el llamado «dólar Bolsa», un tipo de cambio que está implícito en las operaciones de compra de títulos que se hace dentro del país para conseguir dólares físicos. Su valor cayó de los $ 12,20 a los $ 11,67 y empezó a ubicarse por debajo del «contado con liquidación» (cercano a $ 12), que es una paridad que está determinada por el arbitraje de bonos que se realiza ahora para fugar divisas al exterior. El dólar «Bolsa» es usado por muchos particulares y considerado por esto una versión «minorista» del contado con liquidación. Las comisiones que se cobran en ambas operaciones son diferentes, y por eso el valor del primero se ubicó siempre levemente por encima del segundo. La relación se invirtió en la primera semana de mayo, cuando la amenaza de los fondos buitre fue presentada formalmente ante el juez Thomas Griesa. La emisión que el Gobierno pretendió mostrar «blindada» a la embestida de los holdouts, desde el punto de vista jurídico, no parece estar libre de riesgos.
El cambio de tendencia se ve también en la diferencia de precios de los títulos argentinos que cotizan en el exterior y los que se ven a nivel local. Desde hace un tiempo, por la mejora que todos presumen que se dará en la economía a partir de diciembre próximo tras el cambio de Gobierno, los bonos locales concentraron un mayor atractivo fuera del país y una elevadísima demanda de fondos que incorpora todo lo que tenga olor a la Argentina dentro su radar de inversión. Esto explicó que los precios fueran más altos fuera que dentro del país. Pero esta relación empezó a invertirse abruptamente hace ya un mes (ver infografía), por dos razones: en primer lugar, porque la amenaza de los holdouts pone en zona de riesgo a toda la deuda argentina de corto plazo que se paga a nivel global; en segundo lugar, porque hoy hay más dólares ociosos y en blanco en la plaza local que buscan rendimientos en bonos; y en tercer lugar, porque el mercado ve que, a pesar de los resultados electorales desfavorables que está obteniendo el Gobierno en algunas provincias, las probabilidades del oficialismo de ganar en primera vuelta son mayores según algunas encuestas y, de este modo, la próxima gestión podría asegurar cierta «continuidad» en el modelo.
Fuente: http://ambito.com/diario/noticia.asp?id=790765