La apreciación del real, consecuencia de cierta recuperación de la pandemia y un fortalecimiento de las monedas emergentes le dio aire al Banco Central para no tener que devaluar el peso. Pero con el cambio de rumbo en Brasil podría complicarse la estrategia de menor ritmo de devaluación del peso.
Hace apenas dos semanas, el dólar volvía a mostrar su cara atroz. Después de meses de reposo remontó hasta $ 174 y abría las puertas a la amenaza inflacionaria. Justo cuando el Gobierno tomaba carrera en el modo electoral.
Tras un fin de semana de consultas, el equipo económico apostó a un «diálogo fuerte» con el mercado, al que indujo a «correrse» del contado con liquidación y despejar el paso a la intervención del BCRA.
Pero también le entregó a Alberto Fernández un diagnóstico optimista: no habría que ajustar el tipo de cambio. No era sólo los dólares del campo, sino Brasil.
Si Brasil retoma la senda devaluatoria, se perderá uno de los pilares de la competitividad cambiaria argentina de este año.
«El sostenimiento del tipo de cambio real multilateral argentino de los últimos meses se explica en parte por lo ocurrido con la economía brasileña; es de fundamental importancia para la competitividad cambiaria argentina», evaluaban en Gobierno.
En lo que ahora puede ser historia, Brasil había conjugado una apreciación nominal del real con una inflación al 8% anual en mayo, «que permitió a la Argentina mejorar su competitividad relativa a pesar de los cambios en la estrategia cambiaria», de reducción del ritmo de crawling peg.
Es que con la mira en hacer retroceder a los precios basado en el freezer del dólar, el Banco Central redujo el ritmo de depreciación que ejecutaba sin prisa y sin pausa hasta diciembre de 2020. Y en los hechos, la cadencia cedió -1,9% respecto de marzo de este año.
En tanto, a junio de 2021, el tipo de cambio real multilateral (ITCRM) se ubicaba en niveles similares al promedio de los últimos 23 años (+0,5%) «y se ha mantenido relativamente estable durante los meses en los cuales el BCRA desaceleró el ritmo de depreciación nominal del peso», exponían en Gobierno.
Ese escenario virtuoso se frenó. Habrá que ver si persiste en el tiempo o si pone en apuros a la estrategia oficial de cara al complicado segundo semestre, con menor ingreso de dólares del campo, y posicionamientos frente a las elecciones.