Unas 60 startups tecnológicas ofrecen desde billeteras hasta microcréditos y les dan pelea a bancos y agentes bursátiles.
La “generación fintech” crece, se diversifica y ya produce cambios profundos en el mundo del dinero. La movida es liderada por unas 60 startups tecnológicas vinculadas a los servicios financieros digitales, que revolucionan los negocios de bancos, financieras, agentes bursátiles, servicios de comercio exterior y compañías de seguro. El auge de las fintech cuenta con el aval explícito del Gobierno, que busca limitar el uso del dinero físico y expandir la “inclusión financiera” y la bancarización. Ante ese desafío, las empresas tradicionales reconvierten sus procesos al mundo digital captando innovaciones y socios con ideas disruptivas.
Recientemente, el vicepresidente del BCRA, Lucas Llach, ratificó el interés oficial por promover la banca virtual, los pagos electrónicos y los préstamos por vías digitales, pero también destacó la ausencia de normas específicas. “Hay proyectos de bancos digitales y habrá fintech que querrán introducirse en el mercado de depósitos. Habrá que evaluar cuál será la regulación necesaria”, destacó.
El avance de las tecnológicas financieras es notable. La mayoría está enfocada en las billeteras virtuales, pagos móviles y préstamos, lo que representa un desafío para la banca tradicional. “La tecnología permite hacer cosas que antes no se podían. Se van creando nuevas herramientas y servicios, pero los cambios de hábito de los consumidores son muy lentos”, dice Alejandro Estrada, presidente de la flamante Cámara Argentina Fintech y CEO de Moni Online, una startup de microcréditos.
Conformada en noviembre pasado, esta cámara sectorial está compuesta por 13 empresas fundadoras (entre ellas 123 Seguros, Afluenta, Motormax, Invertir Online, Primary Ventures, Invoinet, Moni y Western Union) y ya sumó 70 asociados. El único requisito, según proclaman, es ofrecer servicios financieros y bancarios por medios tecnológicos.
El universo fintech viene introduciendo muchas novedades. En abril de 2017, el gigante PayPal llegó al país de la mano de Nubi (del Banco Comafi), para ofrecer pagos electrónicos de compras y ventas al exterior sin uso de tarjeta. “Los bancos tradicionales se expanden con aperturas de sucursales físicas, nosotros lo hacemos por Internet”, explica Martín Borchardt, el CEO de Nubi. El sistema tiene 50.000 clientes, en su mayoría monotributistas y profesionales que exportan servicios al mundo.
En el mercado sostienen que la robusta irrupción fintech, al menos en un inicio, sería complementaria de bancos, financieras y agentes de bolsa. Y prevén que a mediano plazo habrá un proceso de fusiones, tal como ocurre en otras partes del mundo. “La relación préstamos/PBI en la Argentina es del 14%. En Uruguay es el doble, en Chile representa el 100% y en los EE.UU., el 250%. Estamos muy lejos. Y las fintech ayudarán a que la torta se agrande”, interpreta Alejandro Cosentino, presidente y fundador de Afluenta, una plataforma que une inversores y tomadores de crédito con un modelo similar al de Uber.
Recelos y sospechas
Cosentino admite que los bancos recelan de esas fórmulas. “Consideran que es una competencia un poco desleal. Sin embargo, ahora dejamos de mirarnos feo y la relación irá creciendo a lo largo de este año, de a poco”. Los algoritmos desarrollados por Afluenta distribuyen fondos de inversores entre solicitantes de crédito en forma automática y por Internet. El préstamo promedio, grafica Cosentino, es de $70.000 a 36 meses, “con requerimientos y costos mucho más bajos que los de un banco”.
“La realidad es que estas startups ocupan nichos desatendidos por los bancos, porque son montos chicos y no les interesa. Le apuntan a las cuentas grandes, seguras y operan bajo regulaciones. Las fintech son conceptos de acceso al crédito muy innovadores y con procesos más eficientes”, señala Marta Cruz, cofundadora de NXTP Labs, una aceleradora de startups. Por otro lado, la ejecutiva rechaza el argumento de competencia desleal por parte de la banca. Dice que la movida de las finanzas virtuales es inevitable y que “no se puede tapar el sol con las manos”.
Ualá va en esa dirección. Se trata de una aplicación móvil para obtener una tarjeta de crédito prepaga MasterCard gratuita, sin costo de renovación ni mantenimiento. Creada por Pierpaolo Barbieri, de 30 años, la empresa obtuvo US$10 millones en su primera ronda de negocios, provenientes de varios inversores, entre ellos George Soros. “Lanzamos la app en octubre y ya emitimos más de 85.000 tarjetas. Más del 70% de nuestros usuarios son menores de 30 años. Y también la otorgamos a menores y a extranjeros”, dice el joven emprendedor. Sobre la pulseada con bancos y tarjetas, Barbieri no es diplomático: “Queremos a todos esos usuarios que los bancos no atienden, y al resto también”, desafió.
Muchas fintech locales enfocadas en el mercado de capitales tienen mucha trayectoria. Es el caso de Invertir Online, una de las pioneras en operar con acciones y títulos por Internet. “Nació en 2000 y desde un principio fue concebida como empresa de tecnología aplicada a las finanzas”, resume José Vignoli, CEO de la compañía. El alto ejecutivo recuerda que Invertir Online también tuvo resistencias de los operadores bursátiles y consultores. “Hasta 2004, había mucho escepticismo con nosotros. Luego, a medida que comenzamos a aparecer en todas las plazas, nos prestaron más atención”, asegura.
Vignoli dice que en toda la trayectoria de la firma acumularon más de 3,5 millones de transacciones y que atraen un público nuevo. “El 80% de los nuevos clientes nunca invirtieron en Bolsa”, detalla. A grandes trazos, desde el sector comparten la visión de que las fintech incorporan un público ajeno a las grandes ligas del mundo financiero.
Hay otras tecnológicas que surgieron más recientemente apuntando a ese nicho, que permiten participar como inversor o simplemente para asesorarse, como iBillioner, BosApp y B-Trader. Mientras cursaba la carrera de Economía, Nicolás Galarza creó Quiena, una plataforma de inversión virtual que permite comprar acciones de empresas en cualquier parte del mundo, sin montos mínimos y con tarjeta de crédito o transferencia bancaria.
Se trata de un sistema que arma la cartera de inversión según el perfil del usuario. Con tan sólo 25 años, Galarza sostiene que así, “una persona desde la Argentina puede comprar acciones de Google, Tesla, Facebook como si comprara un libro en Amazon”. En cuanto a la normativa vigente, el empresario sostiene que no hay impedimentos: “La CNV (la entidad regulatoria del mercado bursátil) emitió la resolución 710, que habla específicamente del asesor global de inversiones”.
La reacción de los mercados tradicionales
El surgimiento de la nueva generación fintech desafía a los mercados financieros tradicionales. Bancos, aseguradoras y financieras reconvierten sus procesos para dar la batalla. Tal como plantea Alejandro Cosentino, CEO de Afluenta, la reacción de las compañías “analógicas” apunta en varios sentidos pero con un único objetivo: innovar y adaptarse a la nueva era tecnológica.
En julio pasado, 6 bancos privados nacionales (son los bancos Macro, Industrial, Banco de Servicios y Transacciones BST, Supervielle, San Juan, y Piano) crearon Ar Fintech, un fondo de inversión para captar emprendimientos tecnológicos ligados al mundo al universo del dinero. El proyecto surgió al término de una mesa de consenso convocada por el BCRA (más concretamente, del vicepresidente Lucas Llach) para analizar los avances de las fintech y sus consecuencias en la banca tradicional.
Fintech es una categoría más amplia. Abarca tanto a empresas que ofrecen servicios financieros y pagos electrónicos como a proveedoras de tecnología, como VeriTran, cuya cartera de clientes incluye entre otros a Red Link y Banco Ciudad. Creada en 2005 por Marcelo González y Daniel Attar (dos ex ejecutivos de larga trayectoria en la industria bancaria), esta tecnológica ofrece un extenso catálogo de herramientas para redes de cajeros, banca virtual, medios de pagos electrónicos y billeteras digitales. “Son productos de marca blanca, que los clientes utilizan para las suyas”, explica Cristian Castello, su director de Marketing.
Sobre los planteos regulatorios para la fintech, Castello sostiene que “antes había mucho rechazo y prejuicio de los bancos, pero ahora hay una actitud más colaborativa”. Admite, eso sí, que el panorama para las empresas tradicionales es complejo por tratarse de un mercado extremadamente regulado. En este sentido, el ejecutivo cree que con el tiempo prosperarán iniciativas para fomentar el surgimiento de nuevas fintech. “En México, el Congreso está a punto de sancionar una ley para las fintech. Y lo mismo se discute en varios países europeos”, completa.
Un imán para las inversiones Más allá de esto, las tecnológicas financieras avanzan contra viento y marea. En el último trimestre de 2017, la inversión mundial en fintech alcanzó los US$31.000 millones, según indica el último informe Pulse of Fintech elaborado por la consultora KPMG. En la región, la Argentina ocupa el tercer lugar en importancia, detrás de Brasil y México. Para KPMG, “Brasil se convirtió en un nuevo centro de atención para los inversionistas, especialmente por su alto nivel de usuarios no bancarizados”.
En paralelo con el surgimiento de tecnológicas vinculadas con la industria financiera, la banca y empresas del sector tradicional produce muchas novedades. Hacia fines de año, en un concurso de startups y proyectos fintech, trascendió que uno de los mayores bancos privados que opera en la Argentina decidió no abrir más sucursales físicas.
De igual modo, Prisma (la empresa que controla Visa y Banelco) mudó sus oficinas al distrito tecnológico porteño y proclama su ADN fintech. “El Banco Nación creó PIM, su propia fintech, para la gestión de pagos electrónicos y transferencias por celular”, agrega Alejandro Estrada, CEO y fundador de Moni Online. Este economista con posgrado en filosofía, coincide con la visión de Prisma: “Visa fue una fintech pionera. Desde sus inicios, en la década del 70, todos sus procesos son 100% digitales, con un plástico al final del camino”, dijo.
Los procesos electrónicos en transferencias y pagos electrónicos reducen los costos. Pero hay regulaciones para la banca tradicional que no alcanzan a las fintech, como los encajes bancarios, que son parte de los recursos que deben mantener congelados de los depósitos de sus clientes. Desde otro ángulo, Marta Cruz, de la aceleradora de startups NEXT Labs, sostiene que las fintech aprovechan nichos y públicos desatendidos por los bancos, como los microcréditos y las cuentas de montos escasos.
La directiva, sin embargo, recalca que muchas tecnológicas tienen dificultades para atender las regulaciones y la legislación vigente. “Las tecnológicas observan las necesidades insatisfechas y tratan de resolverlas mediante desarrollos innovadores. Y sólo después analizan si son factibles”, graficó. De todos modos, Cruz sostiene que el Banco Central “fue muy flexible para escuchar los problemas y se convocó a mesas conjuntas entre fintech y cámaras empresarias para analizar posibles medidas, bien porque no estaba reguladas o para modificar regulaciones defectuosas.
La revolución está en marcha. Tal como dice Cruz, “no se puede tapar el sol con las manos”.
Fuente: https://www.clarin.com/economia/fuerte-ofensiva-inversiones-dinero-online_0_HJLp5kRwz.html