En medio del malestar global, los inversores buscan únicamente cobertura en dólares y dólar-linked.
Los problemas de la bolsa china y la mala situación de Brasil mantuvieron a los mercados internacionales en vilo y también afectaron a los bonos argentinos, aunque capearon el temporal sin mayores problemas. Pero, como caballos de carrera, los inversores rápidamente se volcaron hacia los títulos en dólares y los dólar-linked (son en pesos pero ajustan con el dólar oficial) en busca de cobertura cambiaria. Mayormente revivió la demanda local por los títulos que pagan dólar divisa, incrementando fuertemente la cotización implícita del dólar bursátil. En menor medida, los portafolios incrementaron su exposición a los instrumentos vinculados al dólar oficial.
Los títulos “dólar-linked” ya cotizan en su mayoría a tasas de rendimiento negativas (tan fuerte es el ajuste cambiario que esperan en el 2016). Tan sólo extendiéndose hacia bonos más largos se pueden conseguir rendimientos positivos en dólares oficiales e inferiores al 1% de rendimiento anual si se trata de la Ciudad de Buenos Aires como emisor. Tan sólo ha quedado el bono más largo de la Provincia del Chubut, el PUM21, con rendimiento superior al 4%, seguido de cerca por el bono reestructurado de la provincia de Formosa.
Ocurre que ante un evento de devaluación y normalización del mercado cambiario, los títulos tendrán una ganancia por la suba de la divisa pero, a su vez, tendrán una pérdida por el incremento del rendimiento (se supone que los rendimientos de los títulos dólar-linked convergerían a los rendimientos de los bonos en dólares).
Los bonos más largos tendrán mayor pérdida por la suba del rendimiento pero, a su vez, tendrán mayores posibilidades de que un evento devaluatorio ocurra antes del vencimiento. Un título razonable para un inversor minorista es el NDG21, de Neuquén, con vencimientos extendidos en el tiempo que aseguren el potencial ante un escenario devaluatorio y con un rendimiento superior a sus pares.
Para aquellos que prefieran inversiones más conservadoras, los títulos soberanos en dólares de corta duración siguen ofreciendo retornos alrededor del 10% anual en dólares y cubren al inversor de volatilidad del dólar ante escenarios pesimistas para el 2016. En caso de esperar mejora en el clima de inversión y el perfil crediticio de la deuda soberana, se pueden conseguir interesantes rendimientos con los bonos más largos del Estado Nacional, tanto en dólares como en pesos ajustables por CER. Estos últimos presentan un potencial de suba muy fuerte en caso de normalización de las estadísticas públicas, y servirían, además, como reaseguro frente a cualquier rebrote inflacionario. Por el contrario, los bonos cortos en dólares y atados al oficial probablemente ofrezcan un perfil de rendimiento más estable a lo largo del tiempo pero con capacidad más limitada de ganancia.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/Fuga-dolar-parecido_0_1426057685.html