Los depósitos a 90 días en UVA podrán cancelarse anticipadamente a partir del día 30 si el cliente se lo comunica al banco con 5 días de antelación. En ese caso, recibirán una tasa similar a los plazos fijos convencionales
El Banco Central reformuló los plazos fijos en UVA, que ajustan su rendimiento por la inflación, en la búsqueda de encontrar un instrumento de ahorro con el atractivo suficiente para tentar al inversor frente a las distintas variantes del dólar, darle protección frente al alza de los precios y reforzar el alicaído stock de depósitos en pesos del sistema financiero.
Los nuevos “Depósitos con opción de cancelación anticipada en UVA” funcionarán como un plazo fijo en UVA a 90 días pero con la posibilidad de interrumpirlo a partir del día 30, recibiendo en este último caso una tasa menor.
La nueva herramienta ofrecerá al ahorrista en pesos, como mínimo, una tasa de UVA más 1% a 90 días, de manera de no perder contra la inflación. La UVA se actualiza cada día con el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER) que replica el Indice de Precios al Consumidor minorista. “Para la constitución de los Depósitos con opción de cancelación anticipada en UVA, cada banco podrá ofrecer una tasa mayor a la mínima establecida (UVA + 1%) para hacerlo competitivo”, explicó el BCRA en un comunicado.
Si llegado el día 30 del depósito el cliente desea interrumpir el plazo fijo, deberá solicitarlo al banco con una anticipación de 5 días hábiles, a través de los canales electrónicos de atención (home banking, banca telefónica, cajeros o terminales de autoservicio) o en la sucursal en caso de que el plazo fijo se hubiese constituido por esa vía.
En el caso de que el ahorrista decida precancelar el plazo fijo, el depósito no se devolverá ajustado por inflación sino por una tasa que será equivalente al 70% de la tasa de Leliq, hoy fijada en el 50%. Ese rendimiento se ubicaría en el 35% anual, similar al de los plazos fijos convencionales cuya tasa promedio informada hoy por el BCRA es de 35,6%. En este caso, el rendimiento corre riesgos de no alcanzar a la inflación.
Esta tasa de interés para la precancelación quedará fija y será conocida por el cliente al momento de constituir el plazo fijo y se publicará, cada día, en la página web del BCRA en la sección Principales Variables. Es decir que, al momento de depositar su dinero, el ahorrista sabrá con precisión qué tasa recibirá en caso de no querer esperar los 90 días y pedir su dinero antes.
El ofrecimiento de los plazos fijos en UVA precancelables será obligatorio para todos los bancos del país, que los deberán ofrecer tanto en las sucursales como en los canales electrónicos a partir del próximo 1° de febrero.
Según explicó el BCRA, se trata de “un nuevo instrumento financiero que tiene como objetivo brindar una alternativa atractiva de ahorro en moneda local, ajustable a la evolución de los precios, a una tasa real positiva con opción de cancelación anticipada”.
Hasta el presente, los plazos fijos en UVA no habían tomado un rol protagónico entre las alternativas de ahorro, a pesar de tratarse de una herramienta que permite ganarle a la inflación. El stock no alcanza a representar el 2% de los depósitos totales en pesos.
Tanto en el sector financiero como en el BCRA, se considera que la traba para la expansión de los plazos fijos en UVA era su plazo mínimo de 90 días, demasiado largo para competir con los altibajos cotidianos del dólar. Con este nuevo formato, el Banco Central aspira a eliminar la reticencia de los ahorristas, dándoles una vía de salida a partir del día 30 del depósito.
La decisión no acompaña el camino de “desindexar la economía” que el Gobierno ha manifestado en otros terrenos. Asimismo, cuenta con un antecedente positivo. Entre 2005 y 2006, se expandió la captación de depósitos ajustados por CER, que los bancos retribuían con un rendimiento equiparable a la inflación. A fines de 2006, los plazos fijos ajustados por CER habían llegado a representar casi un 20% de los depósitos privados totales, lo que significa que el ahorrista argentino los aceptó. La manipulación de las cifras de inflación por parte del INDEC, desatada a comienzos de 2007, desató la desconfianza y el instrumento paulatinamente quedó en el olvido.