El problema es que los anuncios oficiales en materia monetaria hacen que la economía resulte incomprensible para los inversores locales
«No es una corrida contra la Argentina, es una corrida contra el peso». La definición de Juan Manuel Pazos, Head Strategist de Puente, es lo que más se aproxima para explicar lo inexplicable. El mercado no entiende al Gobierno y entonces se cubre. «No es el dólar que sube, sino el peso que baja. El gobierno cometió un error y ese error atrajo otros errores», señaló otro operador.
El problema es que los anuncios oficiales hacen que la economía resulte incomprensible. Por caso, el Ministerio de finanzas comunicó que se venderán USD 7.500 millones, la mitad de lo que ingresará el miércoles de la semana que viene cuando el FMI le haga el primer adelanto de USD 15 mil millones a la Argentina. Al principio el anuncio sorprendió y ayudó a bajar al dólar, pero cuando el mercado cayó en la cuenta de los riesgos de estas ventas, el dólar comenzó a subir.
Es que se entiende que el Tesoro venderá dólares al mercado y con los pesos que obtenga le recomprará al Central, parte de los bonos de la Tesorería que el Gobierno anterior le dio para que financie al Tesoro. Con esos pesos, el Banco Central saldría a comprar Lebac para bajar el stock. El problema para el mercado, es que no se anunció a qué ritmo se haría esta maniobra, porque si las ventas son diarias, se rescataría una enorme porción de las Lebac pero se inundaría de pesos al mercado que, a su vez, se iría al dólar.
El mercado no entiende al gobierno y el Gobierno no sabe explicar sus políticas económicas. Por eso el dólar sube con escasos negocios y sin que caigan los depósitos en divisas, lo que hace que este juego sea atípico. Ningún inversor le apunta a los bonos porque no prevé default ni tampoco retira depósitos porque no cree que el sistema esté desestabilizado.
Los operadores hacen un cálculo simple. Ven que el Banco Central quiere un dólar en $ 25, a eso le suman un peso para tener un colchón y después le agregan la inflación esperada. En total parten de una hipótesis de un dólar que debe ajustar a un ritmo cercano a 4% mensual. Lo único que puede cambiar esta rutina, es que el miércoles 20 de junio, el día que entren las divisas del FMI, a las 17.00 Morgan Stanley anuncie si la Argentina deja de ser «mercado fronterizo» para pasar a «emergente». «Este anuncio es tan importante o más importante de lo que fue el del acuerdo con el FMI», señaló un banquero. Saben que con esta calificación baja el riesgo país y se aquietará la demanda de dólares porque ser emergente es un pasaporte para los fondos del exterior para comprar bonos y acciones líderes, lo que aumentaría considerablemente el tamaño del mercado. Por eso, hasta ese día todo lo que se prediga no vale.
Si es por el humor de los operadores, no hace mucho tiempo el 70 % apostaba que la Argentina iba a ser emergente. Ese porcentaje ahora bajó a 45%. Es tan incomprensible el movimiento que la suba de las tasas de interés en Estados Unidos a un rango de entre 1,75% y 2% -la tasa más alta de los últimos 10 años- pasó inadvertida. En realidad, los mercados lo descontaron hace tiempo. Lo que falta digerir es que la Reserva Federal que en vez de un alza más en el año, contempla dos y esto puede llevar la tasa norteamericana a 2,50% anual. Dos subas más significarán un encarecimiento importante del crédito en el mundo y el aceleramiento de las bajas de las monedas latinoamericanas si no aumentan sus tasas de interés internas.
El dólar en bancos y casas de cambios, después de abrir con tranquilidad con una baja de 15 centavos, comenzó a subir hasta cerrar en $ 26,68, treinta y un centavos por encima del día anterior. El «blue» culminó el día en $ 27.
En la plaza mayorista, donde cotiza el dólar «hoy», el que rige la economía, se negociaron apenas USD 494 millones, lo que significa que es un mercado muy acotado porque dentro de ese monto están los USD 99 millones que utilizó el Banco Central para contener la suba.
Lo que sucede es que la autoridad monetaria salió al ruedo cuando el dólar abrió a $ 25,90. A las 11.00 logró bajarlo a $ 25,67 y luego se abrió. Dejó las pantallas a disposición de la oferta y la demanda. Por eso, con pocas operaciones la divisa alcanzó un máximo de $ 26,35 para luego cerrar veinticinco centavos por encima de la rueda anterior.
El bajo volumen trajo algo de paz porque son pocas las operaciones que marcan esos precios tan altos. Cuando se da un movimiento así, en el futuro, después de que firme el acuerdo con el FMI, el Central podrá intervenir porque cuando una operación de escaso monto sobre el final cambia bruscamente el precio, se considera «situación disruptiva».
Las reservas del Banco Central bajaron USD 125 millones a 48.974 millones. Por la leve mejora del euro se ganaron USD 5 millones, pero la intervención de 99 millones y el pago a Brasil de 3 millones, incidieron en la caída.
En el mercado de bonos de la deuda, el volumen de operaciones se mantuvo elevado en $ 21.729 millones. El Bonar 2024, sigue perdiendo paridad porque a pesar de la suba del billete quedó neutro. Como la tasa de los bonos del Tesoro de Estados Unidos subió a 2,98%, el riesgo país creció casi 1% a 507 puntos. Es decir, volvió a romper el techo de los 500 puntos. Hace unas semanas estuvo en 522 puntos en un momento incómodo del mercado.
La Bolsa, con un volumen de apenas $ 651 millones, cedió 1,69%. Agrometal (-7,11%) fue la elegida para tomar ganancias, debido a que en las últimas ruedas fue el papel de mejor comportamiento. La cementera Holcim (-6,64%) está indicando que esta convulsión no favorece a la construcción y que la obra pública será uno de los objetivos del recorte de gastos.
Las empresas de gas y electricidad también cerraron con bajas importantes porque los inversores saben que esta suba del dólar y la mayor inflación dejan más atrasadas las tarifas. No se animan a apostar, si el Gobierno se animará a un sinceramiento o seguirán el camino de los combustibles que después de la suspensión de aumentos acumularon un atraso de más de 30% en el precio.
En tanto en Wall Street, los ADR’s argentinos que cotizan en dólares, tuvieron bajas generalizadas. Los ADR’s son certificados de tenencias de acciones o bonos. Los que más padecieron fueron las entidades financieras. Banco Supervielle cayó 7,62%; Banco Galicia, 4,89% y Macro, 4,47%.
Estos precios indican que ningún inversor apuesta a que la Argentina mejorará su calificación y ascenderá a «mercado emergente», pero como una semana es largo plazo, es probable que unos poquísimos días antes, haya apuestas a favor o en contra. Por eso, si alguien pregunta como ven el futuro, seguro que la mayoría de las respuestas de inversores, empresarios y banqueros será «cautamente optimistas». Los errores del Gobierno siembran más dudas que el fortalecimiento del dólar en el mundo y la suba de tasas norteamericanas. Por ahora, todas las plegarias apuntan a Morgan Stanley.