El jefe del BCRA ya comenzó a echar mano de las «ganancias» contables para asistir al Palacio de Hacienda. Aún falta lo mejor.
Se conocieron ayer los números fiscales de abril, que arrojaron un déficit primario de $229.000 millones y un rojo financiero de $266.000 millones. Para comprender la magnitud del desequilibrio fiscal, vale señalar que el dato de abril era lo que se esperaba para todo el año en la previa de 2020. Pero ya nadie debería sorprenderse. Era esperable en una economía que venía en recesión y ahora se sumergió bajo el imperio de la pandemia.
El pobre fisco sufrió la “Doble Nelson”, se le derrumbaron los ingresos por la cuarentena obligatoria y le explotaron los gastos para afrontar las mayores necesidades asistenciales. Sin soslayar que todo esto se da en medio de un canje de deuda. Así se vio que los ingresos crecieron, en términos nominales, un 14% interanual mientras los gastos lo hicieron en un 97%.De nada sirven las comparaciones interanuales porque un año atrás el Gobierno de Macri, obligado por las circunstancias, estaba ajustando las cuentas fiscales bajo la tutela del FMI y mostraba un superávit primario de $500 millones y un rojo financiero de $66.000 millones. Pero ayudan a visualizar el panorama y la intensidad de la crisis.
Hoy el contexto local e internacional es extremadamente más desfavorable y complicado que el de 2019 y explica el tenor de las medidas adoptadas para mitigar el impacto del cierre de la economía. Frente a esto, los analistas optimistas, por calificarlos de alguna manera, que esperan que la cuarentena finalice a mediados de año y haya una resolución amistosa de la deuda, estiman un déficit fiscal de 3,5% a 4,5% del PBI (a lo que debe sumársele el pago de intereses). O sea, si todo sale bien.
Ahora bien, en la previa de la pandemia ya se descontaba que sin acceso a los mercados la única fuente de financiamiento para cubrir el rojo fiscal iba a ser el BCRA. Pero al acelerarse el deterioro de las cuentas fiscales se temía por la magnitud de la emisión monetaria que se iba necesitar. Ya con la pandemia y la cuarentena en casa, los números explotaron y ante un déficit estimado de más de $1,5 billones para el año no había tanto margen para que los Adelantos al Tesoro cubrieran semejante desequilibrio. Por eso, hace casi dos meses, este diario explicó que el BCRA tenía un “as bajo la manga” que eran las “utilidades” contables que le podía transferir al Tesoro por aproximadamente nada menos que $1,5 billones, algo así como 70% de la base monetaria (por el cambio de valuación de las Letras intransferibles que se hizo a fin diciembre pasado, de precios de mercado a valor técnico).
Aquellos que creen que esto fue algo conspirativo o inesperado están subestimando a los referentes económicos del Gobierno, que ya antes de la pandemia lo tenían en la baraja. Claro que no pensaban que lo iban a tener que usar en todas las manos. Si bien en marzo ya tuvo que amagar girándole al Tesoro $125.000 millones vía Adelantos y $80.000 millones de utilidades, en abril el BCRA empezó a poner el as en la mesa al transferirle utilidades por $230.000 millones más $80.000 millones de Adelantos. Así en lo que va del año vía Adelantos le giró $312.000 millones y ya $600.000 millones de utilidades (en mayo ya transfirió otros $290.000 millones).
Hoy no son momentos para rasgarse las vestiduras. El BCRA no tiene más remedio que asistir al Tesoro para sostener la situación socioeconómica. Un impacto inflacionario futuro parece inevitable, pero será tema del día después. Mientras tanto, el as del BCRA estará presente en todas las partidas.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/bcra/gobierno-financio-deficit-abril-utilidades-del-n5105654