El Banco Nación –en sintonía con el ministerio de Finanzas- tuvo que salir a vender cuando la divisa estaba a punto de superar ese valor. Con un tipo de cambio más alto, las Lebac recuperan atractivo
Era una fija que la baja de tasas impulsaría al dólar, al perder atractivo las inversiones en pesos. Pero en la idea de darle un empujón a la divisa, parecería que al Gobierno se le fue la mano. El índice de tipo de cambio real multilateral, que mide la evolución del tipo de cambio local contra las monedas de los países con los que comercia la Argentina) terminó esta semana en su valor más elevado desde abril de 2016, es decir a pocos meses de la eliminación del cepo cambiario.
A estos valores del tipo de cambio real, el Central ya había intervenido a fines de julio de 2017, en plena incertidumbre por el resultado de las PASO y la presencia de Cristina Kirchner. Pero ahora el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, decidió mirar el partido desde la platea. Ni la volatilidad del dólar ni la peligrosa velocidad hacia que adquirió en los últimos meses, lo hicieron cambiar de opinión. Y es lógico: después de una baja de tasas que tendría como resultado una mayor dolarización de carteras, salir a vender enviaría una señal confusa.
En el Gobierno llegaron a la conclusión que algo había que hacer para frenar la escalada de la divisa que para mediados de la semana –sobre todo luego de la nueva rebaja de tasas del BCRA- ya estaba a punto de superar los $ 20.
Finalmente fueron el ministro de Finanzas, Luis «Toto» Caputo, y el presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, quienes decidieron que era el momento de darle una ayuda a la «flotación administrada» del tipo de cambio. Ante la clara falta de oferta, el principal banco oficial salió a vender posiciones propias de dólares para calmar al mercado. Y consiguió el resultado, aunque no está claro por cuánto tiempo. Pero esa presencia del principal banco oficial fue clave para transmitir el mensaje a los operadores: el Gobierno no avala que el dólar trepe más allá de estos niveles.
«Con este precio del dólar y tasas del 27% me parece que no hay mucho para pensar», le dijo una alta fuente del equipo económico a Infobae en el cierre de una semana convulsionada para el mercado financiero. Aún con la baja reciente, los rendimientos de las Lebac cortas lucen más que atractivos, teniendo en cuenta además que será difícil que se produzca una nueva baja en los próximos 60 ó 90 días.
El problema en este caso no es el valor del dólar (la mayoría de los economistas creen que aún subsiste el atraso cambiario), sino la velocidad de la suba. Estos movimientos bruscos no sólo generan incertidumbre, sino que además se producen remarcaciones que terminan alimentando una mayor inflación. El propio Sturzenegger venía sosteniendo que la volatilidad no es algo deseado por el BCRA.
Algunos operadores esperaban una señal más contundente, en este caso del Central para salir a intervenir. Pero por ahora no hizo falta. Además, el aumento del nivel de reservas le da un fuerte poder de fuego. Nadie cree que es capaza de torcerle el brazo a la autoridad monetaria, luego de haber sumado reservas hasta USD 63.000 millones, superando ya el 10% del PBI, aunque la idea es llegar al 15% posiblemente este mismo año. Por lo tanto, el dólar va a subir hasta donde el Gobierno quiera, ya sea por ventas de bancos oficiales o por el uso de reservas del propio BCRA.
La segunda baja de tasas que decidió el Central en el año impulsó al dólar, pero hubo otros condimentos. En realidad, también la estacionalidad jugó un rol importante. Prácticamente no hay liquidación de divisas del sector agropecuario, que repuntará en abril. Y los bancos extranjeros que habían salido a vender en medio de la escalada de la divisa de mediados de diciembre, esta última semana también estuvieron ausentes, preocupados justamente por la velocidad del ajuste cambiario y la falta de reacción oficial.
Hubo mayor dolarización de portafolios: el público compra más dólares cada vez que el tipo de cambio va para arriba. También hay compras por turismo. El mercado estuvo claramente desbalanceado, con una demanda de dólares que superó notoriamente la oferta. En ese contexto, la baja de tasas echó nafta al fuego.
Pero este desbalance es transitorio. No sólo en abril llegarán los dólares del campo (especialmente por la venta de soja), sino que además hay por delante una gran cantidad de emisiones de deuda en el exterior. Esta semana, por ejemplo, fue el turno de AYSA que colocó USD 500 millones. Esas divisas terminarán liquidándose en el mercado local y no serán compradas por el Central, sino que tendrán que ser absorbidas por el mercado, porque se trata de colocaciones de empresas.
Habrá menos ingreso, es cierto, de dólares que entran para apostarle a la bicicleta financiera. Con un tipo de cambio más volátil y tasas en baja, es más difícil hacer «carry trade» desde el exterior. Y los locales que buscan esta opción se volcaron decididamente por comprar acciones, que además se transformaron en el único activo financiero que mantienen la exención impositiva. Los bonos y las Lebac, en cambio, pagarán desde este año el impuesto a la renta financiera.
En los próximos meses el desafío para el Gobierno será, en todo caso, cómo mantener la ventaja cambiaria conseguida en el último mes y medio. La inflación será elevada por lo menos hasta marzo, en especial por los ajustes de tarifas, encareciendo a la economía medida en dólares. Pero además todas las monedas de la región se apreciaron contra el dólar en el primer mes del año, con excepción del peso argentino. Esto le dio una ventaja adicional al tipo de cambio local, que difícilmente se mantenga.
Dentro del clima de preocupación por la escalada cambiaria, el oficialismo festeja por una variable que empieza a repuntar con mayor decisión: la inversión extranjera directa. Según el reciente informe de política monetaria del BCRA, la cifra llegó a USD 8.200 millones en los tres primeros trimestres de 2017, más del doble que el año anterior. La mayor parte, sin embargo, no se explicó por el ingreso de divisas sino por la reinversión de utilidades de las multinacionales La expectativa es que se mantenga esa tendencia alcista en 2018, clave para que el crecimiento no afloje a lo largo del año.